La postulación de la palabra como elemento creador y articulador de la realidad que nos rodea comporta que, cuando esta se instrumentaliza o se pervierte, los pilares de lo que somos se derrumban. Esta manipulación del discurso social a través de la ductibilidad del lenguaje centra la instalación artística que inaugura el artista grancanario Acaymo S. Cuesta en el Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), bajo el título El pilar fundamental y cuya naturaleza cuestiona "la palabra como herramienta de control social".

El artista toma como punto de partida el concepto del "poder hegemónico" que acuñó el teórico italiano Antonio Gramsci para denunciar que "una gran parte de ese poder se ejerce mediante la cultura y que esta, a su vez, se instrumentaliza mediante la educación", apuntó Cuesta ayer durante la presentación de la propuesta.

" El pilar fundamental habla sobre la importancia del control político sobre el sistema educativo y de cómo este resulta una herramienta más que útil para controlar y adoctrinar a la sociedad", explica. "Y es que como dice el humanista José Luis Sampedro, en España no nos educan para tener libertad de pensamiento, sino que, al contrario, nos educan para ser buenos borregos".

Derrumbe

El pilar fundamental abre sus puertas esta tarde, a las 20.00 horas, en una de las salas del CAAM, después de un mes de investigación y creación en uno de sus talleres al abrigo del programa de residencias artísticas del centro.

La instalación se basa en la construcción de un pilar agrietado en clave de trampantojo, que simboliza el sistema educativo como columna vertebral de una sociedad, y que el artista pintó con los colores de la bandera española y ahogó en un maremágnum de páginas ennegrecidas y arrancadas de libros escolares. "El pilar se nos presenta totalmente derruido, viejo, con necesidad de reformarse. Y aunque simula que sujeta el techo, que podría evocar la base de nuestro Estado de Bienestar, el pilar realmente se mantiene en pie por toda esa montaña de papeles que lo está sujetando y que está compuesta por una montaña de papeles tintados de negro", explica.

Esta última estrategia creativa ilustra el oscurecimiento del lenguaje cuando este se utiliza para retorcer los escenarios históricos o contemporáneos en las narraciones escolares, que el discurso de Gramsci también hace extensible a la religión y a los medios de comunicación. "La palabra realmente llega a convertirse en algo voluble, que deja de tener sentido y cuya finalidad, en principio, es una cosa, pero termina siendo otra. Y al final no es algo transparente sino que se vuelve algo totalmente abstracto y opaco. Y por eso, deja de tener sentido", manifiesta Cuesta.

El artista fundamenta esta reflexión en un exhaustivo trabajo de investigación y cotejo de manuales escolares correspondientes a distintas etapas, cursos y materias, para lo que contó con la colaboración de colegios y compañeros, donde constató el anacronismo e, incluso, los sesgos ideológicos de muchos de sus contenidos.

"A lo largo de todo el proceso de investigación descubrí que el sistema educativo, desde el franquismo hasta la actualidad, ha cambiado muy poco", afirma el artista. Entre otros ejemplos, destaca la perspectiva maniquea del relato de la guerra civil española en un libro de texto de Ciencias Sociales o la perpetuación de esquemas patriarcales y homófobos en las lecciones de los manuales de Biología.

"Un libro de biología que retiraron hace un año del sistema educativo exponía que una salud sexual óptima provenía de una pareja heterosexual, atribuyendo la homosexualidad a conductas promiscuas o dañinas, en lugar de educar a los niños en seguridad y salud sexual", denuncia Cuesta. "Y un manual de 4º de E.S.O. en el capítulo sobre Modernismo y Generación del 98, no cita a una sola mujer entre las intelectuales". A su juicio, "la función de un libro de texto es educar, pero se convierte en un método de adoctrinamiento". "Por eso, el pilar está a punto derrumbarse y lo que lo está sujetando es una ironía, porque son sólo papeles, por lo que el derrumbe parece ser inminente", concluye.

Residencia

Con todo, Cuesta es el tercer y último artista inscrito en la primera edición del proyecto residencial, precedido por la grancanaria Luna Bengoechea, que expuso la instalación Novus Ordo Seclorum. Nuevo Orden de los Siglos, y la japonesa Midori Mitamura, que exhibió el el proyecto site-specificArt & Breakfast. El creador reconoce que el reto de pergeñar y exhibir un proyecto en cuatro semanas constituye "una experiencia dura".

"Cuando te enfrentas a un proyecto instalativo tienes un boceto o una idea previos pero, durante el proceso, surgen una cantidad de inconvenientes y problemas técnicos que tienes que ir resolviendo en el momento", expone, a lo que añade que "yo emplearía un poco más de tiempo en la residencia, porque te ves un poco apurado".

Sin embargo, también valora que "a veces, es más interesante el proceso creativo que la obra". Y aeste respecto, revela que "el proceso de investigación para El pilar fundamental me ha abierto nuevas puertas para seguir trabajando y desarrollando esta idea". Precisamente, el próximo 2018 inaugurará una exposición amplía en la Sala de Arte Contemporáneo (SAC) en Santa Cruz de Tenerife, en la que ahondará en los abismos del "poder hegemónico" de Gramsci.