"Queremos que cuando el espectador salga de esta representación no tenga la sensación de haber visto una obra de teatro, sino de haber vivido una experiencia". Son las palabras del director de la compañía Una Hora Menos, Mario Vega, sobre el montaje Tal vez soñar que se representa los próximos 15 y 16 de diciembre, a las 20.30 horas, en el teatro Cuyás, y al que define como el trabajo más personal que ha hecho en toda su extensa carrera de director y productor teatral.

La obra es una reflexión sobre la estrecha línea que separa la vida y la muerte surgida de una delicada experiencia personal de su autor y del propio Mario Vega. Está escrita por el dramaturgo Antonio Tabares, y protagonizado por Marta Viera, Miguel Ángel Maciel y Quique Fernández. Precisamente, Vega explica que el punto de partida tuvo que ver con su amistad con el escritor tinerfeño sobre un proyecto que no tenía nada que ver con lo que al final han hecho. "Le hago un encargo en diciembre para tenerlo terminado a principio de enero. Pero mi padre muere durante esos días. Fue en la playa de Las Canteras, a donde iba a nadar todos los días, y ocurrió tras sufrir una parada cardiorespiratoria", recuerda Mario Vega. "Antonio me acompañó en todo momento, incluso estuvo conmigo cuando arrojamos las cenizas al mar, y después él cogió todo lo que habíamos experimentado esos días y escribió un texto sobre la muerte que al final salió una obra superhumana", aclara el director. "Es tan bonita que se sale de la estética de Antonio Tabares y de Una Hora Menos. Al final el texto está plagado de historias que atañen a Antonio y a mí", añade.

Operaciones

El personaje principal lo interpreta la actriz Marta Viera. Se trata de Inma, una joven que se muere en la mesa de operaciones. Poco después, en un espacio onírico entre la Tierra y el Cielo, ella se encuentra con San Pedro que le asegura que cuando nos morimos vamos a una especie de nirvana para que sueñen con nosotros nuestros seres queridos. De este modo ella se le aparece al médico que la opera, su marido, su amante, su hijo y a quienes de alguna forma tuvieron que ver con su vida y se resisten a olvidarla. "La relación espacio-temporal cambia continuamente, guiada por San Pedro", asegura Vega, pero el público sigue la trama de una manera siempre expectante.

Y es que Tal vez soñar tiene algo de películas como Sexto sentido o Backtrack donde no se sabe muy bien quién es quién, y que acaba con un desenlace inesperado que no se puede desvelar, un montaje en donde el espectador tiene la sensación de que algo extraño ocurre pero que se le escapa a su compresión y que averigua sutilmente al final. Una Hora Menos estrenó Tal vez soñar el pasado 11 de noviembre en el Teatro Leal de La Laguna dentro del Festival de Tenerife y ahora se encuentra inmerso en una gira que la llevará también al Teatro Circo Marte de La Palma o a la Muestra Ibérica de Artes Escénicas de Extremadura, lo que pone de manifiesto la proyección con la que partía antes incluso de su estreno. Según Vega, la respuesta del público siempre ha sido la misma en todos lados. "Hago muchos ensayos con los espectadores después de la representación, y luego los escucho, hablan, organizamos debates que son como muy participativos, y es curioso como todo el mundo ve la obra de un modo totalmente diferente", señala. "Es un texto tan intenso que el público se queda hora y media sólo para dialogar sobre él ya que se crea una comunión en escena mágica".

Sin embargo, Mario Vega asegura que la obra "es más tierna que dura porque no te mete el dedo en el corazón, sino que te lo acaricia. Te mueve cosas que tienes ahí y no eres consciente de ello". Un aspecto muy importante es el escenográfico porque se supone que un montaje que se mueve en dos planos debe tener un trabajo muy específico en dicho aspecto. "Es un espacio muy onírico donde utilizamos el lugar en el cual el padre de ella había muerto y que fue un supermercado, todo lo relaciono con eso. Así los diferentes elementos escénicos están relacionados con ese espacio, ya sea la mesa del quirófano que aparece como la mesa de una carnicería, o la silla de ruedas que es como un carrito de supermercado". En el fondo, "no hay un espacio real, transmite desconcierto, pero también tranquilidad".

Mario Vega reconoce que ha dirigido mucho drama y comedia, pero esta obra la calificaría como tierna. "El público la entiende porque la obra te lo va contando todo", señala. "Inma dice que 'morirse sin despedirse debería estar prohibido' y San Pedro le contesta que 'no, que para eso ya están los sueños". Al final, cuando los personajes tienen ese momento de encuentro, se rompe la frontera entre el sueño y la realidad, y se arreglan todos las disputas que estaban pendientes.

Onírico

Para ello, el director ha buscado el color de una comedia romántica de los años 50. Y para recrear ese ambiente onírico hay paisajes sonoros en torno a la melodía de Moon River de Mancini versionada por media docena de arreglistas canarios e interpretada por la Orquesta Maestro Valle de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria a las órdenes de José Brito. Por otro lado, Juan Carlos Cruz vuelve a diseñar los hologramas que pueden verse en la función. "Nuestra línea, que siempre ha sido un teatro social, se abre ahora más a tener un teatro de compromiso humano", afirma.

Por su parte, Antonio Tabares asegura que escribir esta obra "fue como una revelación, una experiencia tan real como un recuerdo o más". El dramaturgo señala que Tal vez soñar exalta la esperanza y tiene momentos muy emocionantes. "Es una comedia humana que aborda la especial relación que todos mantenemos con nuestros muertos y sobre cómo siguen influyendo, aunque sea de manera irreal, en nuestras vidas". El autor palmero aclara que "la obra explora esas sensaciones de lo soñado y lo recordado, porque al fin y al cabo los muertos están muertos, pero no del todo", concluye.

Mario Vega fue cofundador de La República con Nacho Cabrera. Y hace 18 años montó Producciones del Mar cuando las compañías de las Islas empezaron a trabajar enfocadas en el mercado nacional.

Sin embargo, y debido a que había una compañía con el mismo nombre, Vega tuvo que cambiarlo hace ocho años. "Cuando decidimos montar Producciones del Mar fue desde la posibilidad de dar una estabilidad profesional. Y decidimos arrancar buscando una comercialidad que nos permitiese hacer el mayor número de actuaciones. Y así se produjo claramente con títulos como Longina, inmigrante en La Habana, Boing boing, etc. Eran espectáculos que llenaban todos los teatros y hacía giras muy grandes", recuerda.

"Eso nos permitió, durante un tiempo, afianzar una estructura profesional en la época en la que nosotros empezamos con una gran campaña de publicidad y con mucha comunicación". Luego hay una segunda etapa, que ya es en Una Hora Menos "donde decidimos cambiar la línea y hacerla más personal y vinculada a lo que a uno le mueve". Y aquí están Me llamo Suleiman, Aladino, Los malditos o El crimen de la perra Chona.

Todo esto le ha permitido sobrevivir en un terreno tan difícil como la cultura en un país como España. "Ten en cuenta que con Me llamo Suleiman llevamos 130 funciones por todo el mundo que incluye países como Colombia, Uruguay, Argentina, Costa Rica o República Dominicana. Ahora la llevamos a toda la geografía española. En febrero vamos a Mali. Hemos creado un mercado y se ha afianzado".