La Provincia - Diario de Las Palmas

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Los jardines como patrimonio

En cada momento histórico siempre nos hablan de nuestra posición en el mundo como espacios de arte, utopía o manifestaciones ideales de naturaleza

Durante el mes de noviembre la Real Academia de Bellas artes Canaria desarrolló un evento denominado Jardines de Canarias en colaboración con la Fundación de Arte y Pensamiento Martín Chirino, el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y el Cabildo Insular de Gran Canaria a través del Observatorio del Paisaje. Han sido unos días muy intensos en donde todos hemos aprendido mucho sobre los jardines que nos rodean y su enorme valor cultural, de arte o ambiental.

El desarrollo del evento nos ha servido para aprender y disfrutar en la exposición de los valores de los jardines canarios. Se han expuesto muchos jardines, desde algunos clásicos a otros más actuales y que en conjunto constituyen una buena representación de algunos de los ejemplos de mayor interés en Canarias. Este ha sido uno de los objetivos del evento el tratar de hacer un pequeño aporte a la reivindicación de los jardines en Canarias como lugares de gran valor patrimonial, cultural, ambiental y de arte.

Los jardines son el testimonio más exquisito de nuestra relación con el medio y a veces es necesario saber en qué momento nos encontramos en relación con éste. Hay frases que en relación con el jardín nos ponen en una clave histórica como cuando se afirma la hipótesis del "hombre como la medida de todas las cosas" (frase clásica y conocida de muchos otros momentos históricos), no es una frase que particularmente me resulte en la actualidad interesante o pertinente de cara a su contemporaneidad en relación con la actual realidad medioambiental o porque no me sienta representada como mujer en su sentido más literal.

Sin embargo esta frase expresada en clave histórica ha sido en algunos momentos clave en el desarrollo del mundo mítico de los jardines y que desvela en algún caso el pensamiento de la condición subordinada de la naturaleza. Los jardines que acompañan cada momento histórico siempre nos hablan de nuestra posición en el mundo como espacios de arte, utopía, o manifestaciones de ideales de naturaleza que por tanto asumen en cada momento de la historia el paradigma vigente de la naturaleza. Hay momentos que expresan el dominio de la humanidad sobre la naturaleza, de control y fuerte jerarquía y aparente hegemonía. En otros casos son representaciones de la armonía con el medio, sin amenazas ni jerarquías de dominio, como muchos jardines paisajistas, y también hay otros momentos que nos transportan desde el sentimiento de lo sublime a la producción de sentimientos de melancolía, amenaza o inquietud. En cualquier caso se expresan como verdaderos dispositivos de arte y simbolismo, auténticos representantes del paradigma de la naturaleza de cada momento histórico.

Todos recordamos los dibujos de Leonardo de Vinci sobre el hombre de Vitrubio, las proporciones del cuerpo humano, tomando un hombre como referente central de cualquier forma o geometría pura como la simetría el circulo o el cuadrado, formas perfectas y que en el renacimiento funcionan como leyes de composición que se trasladan a los jardines completamente organizados y controlados a partir de la herramienta poderosa de la geometría que propicia y afirma el pensamiento de control por la humanidad sobre el mundo y la naturaleza, verdaderos paradigmas de naturaleza controlada. Quizás su momento apoteósico en este tipo de representaciones o dispositivos de control del territorio nos llega a través de jardinerías barrocas como fue el Jardín de Versalles diseñado por Le Nôtre en donde dispone por medio de un sistema geométrico y escenográfico un verdadero dispositivo de control y expresión del poder del "rey sol" que, como expresa Leonardo Benévolo en su libro La captura del Infinito, la utilización de la geometría por medio de esos grandes ejes, la de la simetría o de la estricta topiaria simbolizan el poder y el control del rey sobre todo el espacio tanto del jardín de la ciudad como de la naturaleza.

Pero hay otros momentos en donde el paradigma de la naturaleza se aparta de cualquier expresión directa de dominio o de control cartesiano del espacio y en donde las personas adoptan un papel de supuesta igualdad y convivencia con la naturaleza. El hombre, aparentemente en estos casos, no parece la medida de todas las cosas. Todos conocemos buenos ejemplos de naturalistas o paisajistas ingleses como Capability Brown o William Kent, cuyas representaciones dibujan una aparente armonía con el mundo natural y animal en donde recrea un ideal utópico de naturaleza en equilibrio, como el que manifiestan algunos pintores de jardines del pintoresquismo, en donde las personas y sus creaciones, los animales y las plantas conviven en aparente armonía, en perfecta convivencia. Un autentico paraíso de la reconciliación en donde no hay control de nada sobre nadie.

En el romanticismo algunas expresiones como los conocidos cuadros de Caspar David Friedrich El caminante sobre el mar de nubes o "el monje a la orilla del mar" nos hablan de un momento romántico del ideal de la naturaleza donde la figura minúscula de un monje se enfrenta a un enorme e infinito mar adoptando una posición mucho más humilde o al menos temerosa frente a la belleza sublime de una naturaleza que puede ser amenazante y en donde las fuerzas ya no están equilibradas. Algunos ejemplos de jardines que incorporan ruinas, y ambientes inquietantes los encontramos en algunos jardines románticos y en su estética de los sentimientos. Posteriormente en los inicios del siglo pasado la abstracción en el arte o en la arquitectura del movimiento moderno se incorpora otro momento de control del espacio con la geometría. Algunos jardines de Gevrekian se mueven en esta clave no tanto de control y dominio frente a la naturaleza como de abstracción de su idea, entender la naturaleza como concepto. No es tanto la naturaleza lo que importa como la disolución de sus elementos en patrones sintéticos de su geometría, en su transformación en arte. En este caso es un paradigma de naturaleza aparentemente abstraída y conceptual.

Si nos hacemos hoy la pregunta ¿Cuál es el actual paradigma de naturaleza? creo que más que nunca debemos ser conscientes de que estamos seriamente amenazados. El cambio climático el destrozo ambiental nos lleva no tanto a la desaparición del mundo, de un modo u otro la naturaleza no desaparecerá, sino que seremos nosotros los que finalmente podamos quedar excluidos por modificación de las condiciones naturales y vitales que necesitamos para la vida. Mantenemos una aparente relación de dominio y control sobre la naturaleza, en el expolio de sus recursos, en la emisión de todo tipo de contaminantes, en la dispersión de residuos, en el desarrollo acelerado de un estilo de vida que en el límite nos devuelve desde la naturaleza un panorama futuro de amenaza y exclusión. Es urgente modificar nuestra relación o posición de dominio sobre el medio por otra mucho más integradora y conciliadora porque hoy más que nunca somos conscientes, como seres naturales que también somos, de que dependemos perentoriamente de ella.

Para mí la desidia en la conservación de nuestros jardines, las carencias en la conservación de la naturaleza en su expolio constante, me hablan como dice Gilles Clément -gran paisajista francés actual- de la consideración del mundo como "un jardín planetario" del cual puede que seamos expulsados por nuestro propio estilo de vida. Esto nos lleva a tomar verdadera conciencia del momento en el que nos encontramos y a defender una actitud vital en el mundo desde una posición ambientalista, cuidando y mejorando lo que tenemos y en donde la mejor o peor conservación de los jardines se afirman como testigos o testimonios de nuestra posición cultural en cada momento de los valores naturales, sociales y ambientales que estos representan.

En este seminario hemos visto que hay muchos y buenos ejemplos de jardines en Canarias pero que también somos conscientes de que queda mucho por hacer. Hemos visto aquí muchos jardines históricos canarios y también cómo han habido grandes personas que han hecho una labor enorme en la toma de conciencia del mundo que tenemos, como Sventenius y su inmensa labor de defensa y difusión de los ecosistemas canarios y que nos dejó un jardín ejemplar y precioso que está hablando de eso, o la intensidad en la defensa de la isla y su naturaleza como la que llevó a cabo el artista Néstor Martín Fernández de La Torre en la isla de Gran Canaria o la labor de César Manrique en sus jardines y en como supo inducir una gran interiorización social en los lanzaroteños por el valor de su paisaje y de su reserva de la biosfera, o la manera en que Corrales y Molezún junto con Manuel de la Peña hacen respirar a su arquitectura a través de un oasis de gran valor ambiental en los inicios del turismo. Es triste observar la desidia de algunos jardines en Canarias y particularmente en nuestro caso en la isla de Gran Canaria, cuando debería ser una gran demanda o un clamor la conservación de los mismos, la defensa de los árboles, la defensa de estos espacios cargados de arte y naturaleza y también de historia.

Las islas han tenido históricamente una acepción semejante a la de jardines como lugares paradisiacos, sin embargo los jardines actualmente tienen una muy baja valoración social y de esto somos todos responsables. Cuando descuidamos los jardines y no los valoramos no solo estamos atacando valores culturales o naturales, nos estamos atacando a nosotros mismos y estamos evidenciando nuestra posición de indiferencia frente a una naturaleza cada vez más degradada y hostil.

Tomar conciencia del valor de los jardines en Canarias ha sido un objetivo de este evento y probablemente vendrán otros, al menos eso sería de esperar. Yo quiero agradecer a todas las personas que han venido y se han interesado, a todos los académicos y demás ponentes que han participado en el mismo y a todas las administraciones que han tomado parte y colaborado. Entre todos podemos recomponer algunas de las claves culturales ambientales y sociales en relación con nuestra excepcionalidad natural, la de los paisajes insulares y la de sus representantes culturales más exquisitos como son los jardines.

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