La Provincia - Diario de Las Palmas

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Canarismos

Al rumbo

Se trata de una expresión de origen marinero que se traslada al lenguaje común para referirse figuradamente a cuando alguien actúa sin demasiada planificación, sin poner la cabeza en lo que está haciendo o en lo que dice, pero es también -en mi opinión- estar a lo que salga, dejándose llevar...

"Hacer las cosas al rumbo" es sinónimo de hacerlas de cualquier manera, sin poner atención ni concentración, según le venga a uno, sin un plan u orden preconcebido. Esta parece ser la acepción y uso más generalizados.

En la mar, 'navegar al rumbo' es hacerlo siguiendo el sentido de los vientos dominantes o 'compás' hasta llegar al destino trazado. De hecho, navegar sin rumbo significa todo lo contrario: "ir al garete", a la deriva, o en sentido más negativo, "ir proa al marisco". En Canarias 'tumbar' [o 'lugar' en algunas islas] es cambiar el rumbo de la embarcación girando o 'virando' a favor del viento para aprovechar mejor su fuerza.

El significado más común del dicho parece guardar sin embargo un sentido contrario -o al menos poco coherente- con la expresión marinera originaria, donde sin duda encuentra su etimología. Esta paradoja, bien merece un comentario. Para muchos la locución tiene una clara connotación negativa, refiriéndose a quien hace las cosas sin demasiado seso, poco menos que "al trancazo", es decir, sin esmero, ni atención. Pero tal contradicción podría serlo sólo en parte, si nos atenemos a su significación originaria.

En la navegación tradicional a vela es el viento quien impone el rumbo, en cuanto se navega a su merced siguiendo la dirección de este que obliga a corregir el curso y gobernar la nave según de donde sople. Se le atribuye a Aristóteles la consideración de que toda metáfora surge de la intuición de una analogía entre cosas disímiles. En consecuencia, debemos entender que entre la metáfora y el sustrato inspirador debe haber por fuerza cierta semejanza para que sea coherente con el sentido figurado. Por tanto, conforme a la etimología de la expresión, la paradoja no hace justicia al significado.

Si reparamos en alguna expresión utilizada por la gente de antes como: "No tenía las gafas y firmé al rumbo", no quiere decir que se haya firmado mal o "al trancazo", sino que se ha hecho de manera más intuitiva que con la atención consciente. Esto es, dejándose llevar por la parte más instintiva que racional. Y esto no necesariamente debe tener un efecto negativo.

"Hacer las cosas al rumbo", más que "al trancazo", es hacerlas intuitivamente, con ocurrencia, dejándose llevar según "sople el viento". Por tanto, podría tener el sentido de hacerlas según venga, según le dé a uno o "como Dios le dé a entender". Lo que permite aportar otro significado que difiere sutilmente de la interpretación más común y su sentido negativo. Así las cosas, la expresión seguramente tiene mucho más que ver con el actuar intuitivo que con el reflexivo o racional.

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