Johnny Hallyday ya se encuentra en el Olimpo de la cultura popular francesa. El cantante, fallecido el pasado miércoles, 6 de diciembre, recibió ayer una multitudinaria despedida en París, donde se hizo patente la conexión emocional del cantante con todo un país, desde las capas más populares a los dirigentes políticos que también acudieron a rendirle homenaje. Un vínculo que cristalizó en la presencia de centenares de miles de personas en unos abarrotados Campos Elíseos pese a que la temperatura apenas superaba los 0 grados centígrados.

El fenómeno "Johnny" es tan genuinamente francés que resulta complicado entenderlo fuera de sus fronteras. Fue el hombre que llevó el rock a Francia, un pionero, pero también un artista que supo siempre reinventarse para trascender generaciones y asegurarse un lugar en el corazón de sus compatriotas.

De la misma manera, no rechazó ser cortejado por casi todos los presidentes de la V República (menos por Charles de Gaulle, a quien se opuso en su juventud), que buscaron su halo para beneficiarse de la popularidad del artista. Y allí estaban ayer todos, desde el presidente Emmanuel Macron, hasta sus antecesores François Hollande y Nicolas Sarkozy, pero también miles de devotos de Hallyday, muchos de los cuales, bien entrados en años, hicieron noche en los Campos Elíseos o en la plaza de Concorde para asegurarse un lugar en primera fila al paso del féretro.

La comitiva funeraria salió del tanatorio de Nanterre, a las afueras de París, escoltada por más 700 motoristas, la mayoría a lomos de una Harley Davidson, como lo hacía el propio Hallyday hasta poco antes de su muerte, a los 74 años.

Poco antes del mediodía, la caravana atravesó el Arco del Triunfo y encaró la última parte del recorrido, los mismos Campos Elíseos que acogieron a dos millones de personas el 1 de junio de 1885 para despedir a Hugo y que servían por primera vez para dar el adiós a un cantante. Los músicos que acompañaron a Hallyday en sus conciertos tocaban las notas de sus canciones más célebres ( Noir c'est noir, Le pénitencier...), dejando a la multitud que cantase la letra.

"Johnny era como mi padre, era de la familia", dijo Marco Alessandro, un barbudo motero que viajó a la capital francesa desde Roubaix (norte) junto a su hija y su yerno para participar en el tributo.

La viuda, Laeticia Hallyday, llegó a pie tras el coche fúnebre junto a las dos hijas del matrimonio, Jade y Joy, a la iglesia de La Madeleine, donde fue recibida por el matrimonio Macron, con quienes se fundió en un emocionado abrazo.