Antonio Tabares da un giro de 180 grados en su producción literaria con Tal vez soñar que se representará los días 15 y 16 de diciembre, a las 20.30 horas, en el teatro Cuyás. Con este título, el escritor palmero se aparta, en cuanto a estructura y planteamiento, a cualquier otra obra que haya escrito hasta el momento. Una sorpresa para sus seguidores porque si hasta ahora Tabares destacaba por obras trágicas con una vena de humor de fondo, en esta ocasión ha escrito un texto básicamente emocional.

Tal vez soñar es una producción de Una Hora Menos, ha sido dirigida por Mario Vega y cuenta con las actuaciones de Marta Viera, Miguel Ángel Maciel y Quique Fernández. El propio autor reconoce que se trata de una creación que está en las atípodas de La punta del iceberg, con la que fue finalista en los Max, o de Una hora en la vida de Stefan Zweig, por citar dos de sus títulos conocidos . "No deja de ser una experimentación con una nueva temática, algo parecido a un cuento, algo que se sale del naturalismo y se adentra en un terreno onírico que me permitía jugar mucho con los personajes, la temática y la posible puesta en escena", asegura el autor. Para Tabares, adentrarse en un terreno nuevo "ha sido un viaje donde no había transitado y que surgió de manera espontánea". Y es que el texto parte de una experiencia personal del autor referido al propio Mario Vega cuyo padre falleció pocos días antes de empezar a escribir el texto y el resultado es una reflexión sobre la estrecha línea que separa la vida y la muerte. La protagonista, Inma, es una joven que muere en la mesa de operaciones. Poco después, en un espacio onírico entre la Tierra y el Cielo, se encuentra con San Pedro que le asegura que cuando fallecemos vamos a una especie de nirvana para que sueñen con nosotros nuestros seres queridos.

Distribución

Tabares recuerda que el trabajo ha estado muy bien distribudio entre director y autor. "Me gusta ser muy respetuoso con la labor de los directores porque ellos aportan ideas", aclara. "Él estaba al tanto de los recursos escénicos y todo remaba a favor de la historia. Sólo en alguna escena que a lo mejor le dio más problemas hicimos algunas variaciones al texto original, porque la obra está al servicio de la puesta en escena", afirma.

Tabares reconoce que " más que espectador de teatro soy lector de teatro, e intento estar al día de lo que se escribe en España y otros países". En este sentido reconoce que "he hecho algunos talleres de escritura que me han abierto los ojos. Pero he sido mayormente autodidacta. Y me he dedicado a la escritura después de ver y leer mucho teatro, nunca he tenido la formación académica y lo que he hecho ha sido irme acercando a otros autores y a talleres que han dado, que han sido breves, pero muy reveladores porque me han puesto en la pista de las herramientas".

De este modo, las influencias ha sido inconscientes "y lo que vas leyendo y viendo van formando tu propio teatro". Sin embargo, sobre Tal vez soñar "me han dicho que la primera escena recuerda un poco a ¡Ay Carmela!. Y releyéndola hay un encuentro parecido al de Paulino y Carmela", y hay influencias cinematográficas como el ¡Qué bello es vivir! de Capra o Cuento de Navidad de Dickens. Tabares reconoce que hay un componente trágico en sus obras, pero en la mayoría de los casos también hay un humor soterrado. "Intento que nada sea ni demasado oscuro ni demasiado ligero. En mayor o menor medida ambos ingredientes están combinados", añade. Ahora, más que basado en lo trágico, la obra parte de lo emocional porque el tema de la pérdida está tratado provocando más las emociones", asegura.

Sobre cómo ha sido la producción del teatro canario en este 2017, Tabares destaca la calidad de títulos como Gulag de La República, Corredera de Profetas de Mueble Bar o La última transmisión de 2RC. "Se están haciendo muy buenos trabajos que a veces no llegan al público de la manera que deberían", afirma. "Tenemos el eterno problema de la distribución, de los circuitos que no funcionan, y para una compañía grancanaria ir a otras islas supone un esfuerzo extraordinario", reconoce. De este modo, el autor señala que Clapso ha viajado a La Palma con La Ratonera "y les ha costado dios y ayuda traer este montaje".

Por eso "lo que seguimos echando de menos es tener más facilidad para que los trabajos se vean en todas las Islas y haya un mayor apoyo en cuento a distribución y visibilidad del teatro que se está haciendo en Canarias". Sin embargo, Tabares reconoce que "hay un momento buenímo para la escritura, ya que están saliendo muy buenos autores, tenemos profesionales que no tienen nada que envidiar a los de fuera, pero se hacen un número pequeño de representaciones y desaparecen". Por este motivo, el autor señala que "es una lástima que no haya todavía una estructura que garantice a una compañía que se atreve heroícamente con un montaje que contribuya a que el público la vea y que haya un espacio canario en condiciones", añade el escritor palmero.