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"Queremos que el pueblo canario tome conciencia de su canariedad"

"La Orden tiene como objetivo rescatar, vivir, transmitir y defender todo lo relacionado con la identidad isleña", indica Néstor Doreste

"Queremos que el pueblo canario tome conciencia de su canariedad"

¿Ya tiene tanta historia la Orden del Cachorro Canario como para dedicarle un libro?

Sí, son veinte años ya de historia. Se fundó el 24 de abril de 1991. Lo importante, más que los años, es la intensidad, el mensaje que se incluye en el Estatuto de la Orden, que tiene como objetivo "rescatar, vivir, transmitir y defender todo lo relacionado con la identidad canaria y con la toma de conciencia de pertenencia al pueblo canario" que desafortunadamente hoy está cayendo en picado con la mezcla de las culturas, entre otras cosas. Yo, por ejemplo, siento envidia sana cuando veo cómo el pueblo vasco, gallego, catalán o andaluz, celebran sus fiestas y el respeto tan grande por sus tradiciones. En Canarias no existe ese respeto. Nadie tiene la culpa, es por cuestiones heredadas. Lo grave es que no somos conscientes de que no seguimos las tradiciones. El pueblo canario tiene un enorme problema de toma de conciencia de canariedad y la Orden posee la obligación como ente cultural, aconfesional y apolítico de evitar que esto siga ocurriendo.

¿Cuáles son las actividades internas de la Orden?

Hay varias importantes. En primer lugar, la más entrañable: todos los viernes por la mañana recibimos a 40 ó 50 niños de colegios. 2.500 al año. A dichos niños les hablamos de forma entretenida de los juegos canarios, de las tradiciones y de la geografía. En segundo lugar, realizamos actividades culturales, como son las conferencias y las tertulias. También realizamos excursiones para visitar museos y yacimientos arqueológicos. Además, la Orden abarca un ámbito regional, es decir, que intercambiamos visitas con las demás islas. En cuarto lugar, dedicamos nuestro tiempo al ocio. En este sentido, hay compañeros que se ocupan de que todos los viernes tengamos un grupo folclórico en el cafetín de la Casa. Por otra parte, la Orden ha abierto demarcaciones en cinco provincias de Cuba y hemos visitado las casas regionales de Buenos Aires y Uruguay. Todo ello conlleva mucho trabajo porque vivimos de la cuota de nuestros asociados y las instituciones oficiales han de subvencionar una parte de los gastos, pero no siempre la obtenemos.

¿Y las extraordinarias en actos hacia el exterior?

Todos lo años, en la Plaza de Santo Domingo, realizamos un homenaje público a una persona relacionada con nuestra cultura y le otorgamos el reconocimiento que merece y que no se le ha dado. También llevamos al grupo de niños que comenté anteriormente, a unos 1.500, una vez al año a la Plaza a una fiesta infantil por la mañana vestidos de canarios, donde cantan, bailan, ven artesanía, vela latina, lucha canaria, lucha del garrote o cómo esquilar una oveja. Realizamos, en general, muchas actividades, pero con poca repercusión mediática. La Orden fue vista como machista durante una época, pero ya la mujer se ha integrado desde hace casi dieciséis años y gracias a ella se han creado más actividades.

¿Cómo valora el arraigo de la Orden en el pueblo grancanario?

Esa es nuestra asignatura pendiente. Nuestro trabajo no ha calado del todo en la sociedad porque influimos poco en los medios para dar repercusión. Una de las intenciones de mi libro es que la sociedad canaria sepa que existe un grupo de románticos en Santo Domingo luchando por nuestras tradiciones. Debería realizarse un convenio con la Administración para que la Orden obtuviera una subvención fija para poder llevar nuestra filosofía a todos los ciudadanos de las Islas, incluso a los que viven en la Península, a las casas regionales, para que "tomen conciencia de pertenencia", para trabajar el asunto de la identidad isleña.

¿Cuántos socios tiene en la actualidad?

Doscientos miembros numerarios que pagan la cuota. Contamos con una ceremonia de bautismo y entonces ya pueden votar. Hay 1.500 bautizados. Nos queda poco dinero porque tenemos que pagar la hipoteca de nuestra casa canaria que compramos en 2003. Por ello contamos con seis o siete socios protectores que nos ayudan un poco.

El propio símbolo, el cachorro, parece hoy relegado a ciertas fiestas y el folclor. ¿Tiene más arrastre?

El cachorro está en desuso. Antes era una pieza de la vestimenta normal de las personas. Se llama cachorro porque los aborígenes canarios se cubrían el cuerpo con la piel del animal maduro y la cabeza con la piel del animal joven.

¿Cómo se organizan sus miembros y se eligen los directivos?

Cada dos años se producen elecciones renovables hasta cuatro años entre los miembros numerarios que se presenten con su junta directiva.

Tal vez sea una impresión engañosa, pero parece que la Orden ha perdido presencia ciudadana desde la muerte de su presidente-fundador, el doctor Jaime Llinares Llabrés...

No fue fundador, fue presidente. Una persona extraordinaria, tanto profesionalmente como humanamente. Los primeros presidentes crearon una base sólida de la Orden y él la impulsó de forma increíble, con calidad, a través de la cultura, con su actuación se crearon actividades nuevas. Los presidentes posteriores tomaron las riendas de lo que él dejó. Los tres siguientes han sabido mantener el nivel a base de mucho trabajo.

Además de psicólogo clínico, Jaime Llinares era doctor en Teología moral, un destacado intelectual. ¿Mantienen su estilo?

Sí, Jaime supo inculcar bien en todos nosotros la necesidad de trabajar en esa línea.

Sigue Lidia Farray, viuda de Llinares, vinculada a la Orden?

No, ella no fue nunca cachorrúa. Está únicamente vinculada sentimentalmente.

¿Qué hechos destaca en su libro histórico?

El libro efectúa un recorrido por todo lo que se ha hecho. De las cosas más importantes de la Orden figura el haber organizado dos congresos en el año 2000 y 2010 llamados PIC sobre progreso e identidad canaria de los que se han publicado dos libros muy importantes con las conclusiones de ambos. Otro hecho relevante de la Orden ha sido, no la fundación en Gran Canaria, sino la creación de las demarcaciones. Queremos una sola voz de las siete Islas.

Realice una síntesis del libro...

Está dedicado a los fundadores de la Orden del Cachorro Canario. Se trata de una historia desde los comienzos de la entidad, pero sin seguir un orden cronológico. He narrado lo que me han contado compañeros y lo que yo recuerdo según se me iba ocurriendo de estos veintiséis años transcurridos. Se menciona sólo a los presidentes y a dos de los fundadores. Contiene también un álbum fotográfico. Tardé diez meses en escribirlo. Me divertí mucho porque fue como volver a vivir esos momentos.

El ingreso en la Orden, ¿implica unas condiciones, se observa algún ritual?

Hay que venir avalado por dos padrinos que te presenten como futuro miembro numerario con pleno derecho y en un par de meses se te bautiza.

¿Se sienten nacionalistas?

Somos apolíticos y aconfesionales. De lo que sí somos conscientes es de que pertenecemos a una nacionalidad recogida en el Estatuto de Canarias. Muchos miembros numerarios podrán sentirse nacionalistas, pero de puertas para afuera. Nunca ha habido un problema por cuestiones políticas ni religiosas dentro de la Orden.

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