La Sala Insular de Teatro (SIT) vivirá el viernes 13 su particular concierto de Año Nuevo, el primero de 2018, a cargo del artista grancanario Víctor Lemes.

Lemes, que ese día actuará a las 20.30 horas en la sala del Cabildo ubicada en la Avenida Primero de Mayo de la capital grancanaria, también abrirá así el ciclo #No solo autor, del que hay prevista una segunda entrega a cargo de Rafa Pons (27 de enero a las 20.30).

Tras quince años de carrera, este singular músico, autor de temas como La canción del vegano o Análisis estructural de una canción comercial, dice haber atravesado todo un proceso de metamorfosis hasta convertirse en el particular personaje que es hoy en día.

Sus actuaciones no dejan indiferente a nadie, precisamente porque muestran la autenticidad de quien ha conseguido ser y transmitir lo que quería, y no los estereotipos impuestos por el mercado de la música.

En ese sentido, Lemes huye de etiquetas y dista mucho de ser el típico cantautor. Con aires de trovador, destellos de humorista, alma de compositor y chispazos de carnavalero, este músico heterodoxo es en realidad un artista multidisciplinar y polivalente que libera en cada concierto a los personajes que lleva dentro.

La sátira y el humor son el hilo conductor de sus canciones, que beben de lo popular y le permiten abordar con maestría crítica, anécdotas, situaciones cotidianas y compromiso social, demostrando que existe otra forma de contar, de cantar y de decir las cosas.

Para empezar, es experto en reírse de sí mismo para hacer que se rían los demás, algo para lo que es importante tener y saber explotar el sentido del humor, pero también cultivar el autoconocimiento. Y es que conocerse a uno mismo es el principio de la inteligencia y el final de los miedos, según Lemes, que con ironía y sarcasmo ha sido capaz de crear una trova propia con la que, además de hacer reír, hace pensar a la gente.

A solo 12 euros, las entradas para verlo actuar se encuentran ya a la venta en la taquilla del Teatro Cuyás y en la web www.salainsulardeteatro.com, y hora y media antes del concierto lo estarán también en la taquilla de la propia SIT.

Con aires de trovador, destellos de humorista, alma de compositor y chispazos de carnavalero, Víctor Lemes es un artista multidisciplinar, polivalente, que en cada actuación hace cobrar vida a cada uno de los creativos personajes que lleva en su interior. El artista grancanario crea su propia trova y con un afilado sentido de la ironía y el sarcasmo la entrega a su propio juglar que la canta para hacer pensar y reír a la gente. Dista mucho de encajar en el patrón de cantautor, hace tiempo que huyó de las etiquetas, pues en quince años de carrera atravesó un proceso de metamorfosis que lo ha transformado en el artista que es hoy.

El autoconocimiento es sin duda el principio de la inteligencia y el final de los miedos, por ello Víctor Lemes no deja indiferente a nadie en cada de una de sus actuaciones, precisamente porque se muestra con la autenticidad de aquel que ha conseguido ser y transmitir lo que quería y no lo que los estereotipos o el mercado comercial requerían. Con la sátira y el humor como hilo conductor de muchas de sus canciones, aborda con maestría la crítica, las anécdotas, las situaciones cotidianas y el compromiso social, la sabia enseñanza de reírse de uno mismo para conseguir que rían los demás. En esencia sus composiciones beben de la fuente de la raíz popular y la plausible demostración de que existe otra forma de contar, cantar y decir las cosas.

La experiencia como telonero de un genio como el añorado Javier Krahe, sin duda marcó su forma de concebir una profesión cuyo sentido cobra un porcentaje altísimo de autenticidad cuando cumple con las que son sus dos grandes máximas, hacer disfrutar a los demás y hacerles pensar. Dice Lemes que la música y las letras son su terapia y el grancanario ha tenido la suficiente sabiduría como para recurrir a la terapia de la risa para modelar su perfil artístico. Gracias a Víctor el público ha conseguido descubrir que los cantautores no tienen por qué ser tristes. Es pura actualidad, sus letras han conseguido incomodar a la clase política, entre la que no abunda el sentido del humor. Víctor es conocedor de ello, precisamente porque ha logrado que el humor sea su modo de ver la vida tanto dentro como fuera de los escenarios y la solución a la ecuación de su música.