Las prendas de vestir reflejan la subjetividad, la significación estética, la comercialización de materiales y la explotación textil,porque la vestimenta cubre el cuerpo, somete el cuerpo y revela el cuerpo. Pero la mujer es mucho más que cuerpo. La artista paraguaya Claudia Casarino (Asunción, 1974) hila con tejidos de algodón, tul, luz y sombras el proyecto Iluminando la ausencia, que inaugura en el CAAM bajo la premisa de que "no hay mejor manera de reflejar el cuerpo que la vestimenta".

La herramienta textil es uno de los canales de expresión formal con los que Casarino, una de las artistas con mayor proyección internacional de Paraguay, articula un tapiz artístico crítico que reflexiona sobre la violencia machista en las estructuras patriarcales que vertebran el sistema social paraguayo y en el resto del mundo. Estas costuras perpetúan la femineidad sujeta al esteoretipo; la invisibilización de la mujer inmigrante y del doble empleo doméstico y laboral; y ese juego de luces y sombras, transparencias y estigmas, que se entrecruzan en la ausencia y presencia del cuerpo de la mujer.

Bajo el comisariado de la especialista argentina Gabriela Salgado, Iluminando la ausencia constituye su proyecto de mayor escala que ha cruzado las fronteras latinoamericanas y engloba una serie de instalaciones, fotografías y vídeos correspondientes a distintas etapas de su trayectoria, titulados en su mayoría en guaraní, una de las lenguas oficiales de Paraguay.

Una de las instalaciones más destacadas es Puente Kyha (2013), conformada por vestidos que constituyen, a su vez, "puentes de conexión entre mujeres" y que reflexiona sobre la emigración de mujeres paraguayas de origen rural con rumbo a Argentina. "Cuando una mujer se va, otra mujer pone el cuerpo, y así se mantiene el equilibrio de la sociedad", señala Gabriela Salgado. En el extremo contiguo de la sala, Apyte Ao (2011) emula conv estidos de lienzo de algodón crudo los aros de tela de las canastas que portaban las mujeres africanas en la cabeza para transportar alimentos. "Una mujer al lado de la otra contribuye a la canasta familiar", señala la artista, quien recuerda que "en Paraguay, es la mujer la que sustenta la familia". Además, la utilización del algodón encierra implicaciones sociopolíticas del contexto paraguayo, ya que fue la materia prima de exportación principal en las épocas colonial y poscolonial.

Las propuestas de Casarino también iluminan "la invisibilidad de las mujeres que cuidan el espacio" y, en el marco de esta reflexión, la propia artista pone el cuerpo: su foto-performance Después de vos (2007), así como Entrecasa (2008) desvelan una serie de episodios donde Casarino se muestra ataviada de trajes de lujo en baños públicos y en el hogar. "El juego con el vestido de fiesta y la elegancia tiene que ver con el tener que estar siempre a la altura y representar una figura económica social y, al mismo tiempo, estar en la trastienda, haciendo las camas y poniendo lavadoras", apunta la comisaria.

La muestra también conecta los códigos del vestir con la inmigración, que regresa una vez más al fenómeno del cuerpo ausente. La instalación Uniforme (2008), compuesta por vestidos de tul negro en un juego de sombras sin cuerpos que se superponen, sugiere la doble invisibilización del inmigrante reuniformado en un nuevo contexto. La pieza rinde homenaje a la crisis económica que atravesó Paraguay en 2008 y que forzó a miles de paraguayos -entre ellos, familiares de Casarino- a emigrar a Europa.

"Absolutamente toda mi obra tiene que ver con mi historia familiar, pero esa historia personal no me pertenece a mí, porque ha ocurrido en todas partes del mundo, así que esos átomos familiares son las historias que conforman el mundo", concluye la autora, que citó una máxima que reza: "La mujer paraguaya, descalza, pero erguida".