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Crítica Eat to...

Nuevas voces, viejos ritmos

Tres conciertos, tres artistas cuyo universo musical guarda poca relación, ninguna para ser rigurosos, destinados a tres públicos también distintos, en un escenario, el Alfredo Kraus, que salvo contadas excepciones se presta a propuestas como las que ha traido en el último mes el ciclo Eat to the beat. La clausura, tras el paso de Josele Santiago y los hermanos Appice, llegaba el pasado sábado desde la isla de Reunión con Morgane Ji. Una artista en construcción, de la que cabe esperar más, que cuenta con tres discos publicados, y con un oficio que distingue a los músicos de los aprendices, y que hace honor al título de Woman Soldier, con el que presenta su último y tercer trabajo de estudio.

Rock, pop y programaciones, además de un sinfin de efectos con los que modula voz y el sonido que saca de un banjo desprovisto de su personalidad, se suceden en el repertorio de Morgane Ji. Cantante y compositora a la que la etiqueta de world music se queda corta, porque como bien recordaba antes del concierto que la trajo al Alfredo Kraus, las músicas del mundo son todas, y depende de quien la escuche, su procedencia, y la relación que sepa establecer con el artista.

En su favor, canciones que son singles, como Woman Soldier, la que da título al disco, Time Bomb o Gundog, donde juega con texturas rockeras , y otras en la que aflora colores templados como Radio On, Better Bend Than, Homo Sapiens o I Miss You. Y una banda de lujo con la que puede conquistar lo que se proponga: Morgan Willylapleau (batería), Eric Bernard Albanfougeray (guitarra y programaciones) y Emelice Lucia (bajo).

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