" No hay ninguna diferencia entre arte y vida, lo que hay que tener es paciencia". Era la reflexión que hacía Juan Hidalgo a LA PROVINCIA en una entrevista con la periodista Natalia Vaquero, en enero de 2015, con motivo del 50º aniversario de la creación del grup Zaj.

"Los músicos no me veían como músico, los artistas plásticos tampoco pero sí que me incluyeron en el grupo de poetas raros con Miguel Ángel Bernat, Blai Bonet, Pedro Casariego Córdoba, Teresa Gracia, Carlos Oroza, Joseba Sarrionandia y Eduardo Scala. En este grupo también estaría Leopoldo María Panero", afirmaba Hidalgo sobre su poliédrico perfil artístico.

Primero vino el músico y luego lo demás. Y fruto de la impronta como compositor en la esfera contemporánea el Festival de Música de Canarias programó en enero del pasado año el reestreno de Tal Vez/Perhaps, compuesta en 1998 por el Nacional de Artes Plásticas en memoria de Charles Ives,

Su última entrevista a LA PROVINCIA fue especialmente reveladora en distintos aspectos de su vida y obra: "Yo lo que de verdad quería ser es químico. Quería dedicarme a los análisis clínicos pero estudiar Farmacia era muy largo y por el camino apareció la música. La Química es también arte con sus colores, aromas, productos y sonidos. Es una especie de orquesta. El medio cambia, pero la intención es siempre la misma: crear".

Hablaba Juan Hidalgo de su conexión con John Cage y Duchamp. Descubrió a Cage "poco a poco", Según relataba entonces, "le conocí ya con Walter Marchetti y nos convertimos en una familia. Organizábamos cursos de música contemporánea en los que participó también el pianista norteamericano David Tudor. Lo que nos unía era una gran simpatía y la satisfacción de hacer caso omiso a las propuestas que te hacían otros. En esa época se fraguó el pre-zaj ". No conoció personalmente a Duchamp, aunque "fui muy amigo de su viuda, Lydie Duchamp".

No se cansaba de repetir Juan Hidalgo que "Cage y Duchamp son mi familia hasta el punto de que me inventé mi propia zajografía, , para decir que mi padre es John Cage, aunque me llame Hidalgo y Marcel Duchamp, mi abuelo, aunque no se llame Cage".

En opinión de Hidalgo, "el arte conceptual es cosa del pensamiento. En nuestro caso era todo libertad. Marchetti lo tenía muy claro: ZAJ era como un bar donde la gente entraba, salía, se tomaba una copa y se despedía. Lo que pocas personas saben es que cualquier acción de ZAJ tenía una partitura pensada. Nosotros no improvisábamos nada y lo hacíamos cuando el público se convertía improvisadamente en artista y te impedía seguir tu rumbo".

Zaj nació en 1964 como herramienta creativa y para derruir los límites de la creación convencio-nal. Lo explica el propio artista. "En un principio éramos Marchetti y yo. Luego se fueron juntando y separando personas. Pronto se unió Ramón Barce y más adelante Esther Ferrer y José Luis Castillejo. Marchetti y yo vivíamos en Milán con mi madre porque España era un páramo cultural. Estaba deso-lada, ¡casi como ahora! Los italianos conocían nuestras acciones y nos animaron a presentarlas en España. Barce ya estaba en el grupo y encontramos a unos intérpretes españoles de música contemporánea para que interpretasen nuestras partituras, pero no lo hicieron porque no les podíamos pagar. Ese año, en 1964, llevamos a cabo algunas interpretaciones, pocas en España."