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La sangre de los fanáticos

'San Bartolomé' aborda, con un gran rigor histórico, la famosa matanza de protestantes calvinistas en la Francia del siglo XVI

Otra viñeta en la que uno de los representantes del frente protestante anuncia el inicio de la matanza. LP / DLP

Es la obra ideal para iniciarse en el mundo del cómic histórico franco-belga. Y lo es porque se distancia de la mayoría de los títulos al ser mucho más diáfano y asequible para un lector profano, aunque aborde un acontecimiento tan complejo como la matanza de San Bartolomé durante las guerras de religión de la Francia del siglo XVI.

Y es recomendable porque, primero, el guión de Pierre Bousserie tiene la cualidad de mostrar la realidad sin agobiar al lector con una retahíla de nombres y corrientes dentro del pujante movimiento revolucionario de la época. Y segundo porque el estilo de Éric Stalner contiene la esencia de la escuela realista centroeuropea, muy detallista, con una importancia por el cuidado de la ambientación histórica y un soberbio colorido.

La historia comienza en 1562, en el sudoeste de Francia, durante la dinastía de los Valois-Angulema, cuando las doctrinas de Martín Lutero y Juan Calvino derivaron en un enconado enfrentamiento entre católicos y protestantes por todo el país. En Salvaterra, Elías, hijo de una pastor luterano, está acostumbrado a luchar, junto a su padre y sus hombres, contra los papistas que asolan la comarca. Pero en una de esas refriegas, los católicos secuestran a sus hermanos gemelos y el joven se une al ejército de Luis I de Borbón, príncipe de Condé, para conseguir rescatarlos.

Durante las distintas aventuras, la tensión entre ambas corrientes rivales se iría calentando hasta llegar al día que titula la obra, 23 de agosto de 1572, cuando se produjeron los asesinatos masivos de hugonotes con 20.000 muertos en toda Francia. Pero para mostrar la verdadera trascendencia de este San Bartolomé, que Ponent Mon publica en un integral, es necesario reconocer la influencias que en ella han tenido tres obras de cabecera de la novela gráfica.

La primera sería la sangrienta Las 7 vidas del gavilán que se sitúa durante el reinado de Enrique IV y que supuso una ruptura con la historieta tradicional al tener, por vez primera, más importancia el cuidado histórico que las motivaciones de los protagonistas. La segunda sería la barroca y siniestra Ladrones del imperio en la que se aborda el ocaso del imperio napoleónico en una Europa caótica en la cual intervienen todo tipo de fuerzas sobrenaturales que deriva en el declive del continente. Y el tercero es la maniquea Bruce J. Hawker en la que, a principios del siglo XIX, muestra el inicio del pujante imperio inglés en detrimento del español. Para finalizar, reconocer que, tras leer San Bartolomé, llegamos a la conclusión de que poco ha cambiado la vida desde estos sucesos de hace ya cinco siglos. No obstante, algo parecido está ocurriendo con la masacrada minoría ronhiyá en la actual Birmania.

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