La creación de Los Gofiones hace 50 años fue un punto de inflexión en el curso del folclore de las Islas, y el legado musical de la agrupación grancanaria, visto ahora con la perspectiva de los años, es enorme y diferenciado. De un lado, el cancionero tradicional de todas las islas que trazó la hoja de ruta de los primeros años y grabaciones, y de otro el acercamiento al repertorio latino, bolerista principalmente, a Cuba, y otros ejercicios que ha situado a los grancanarios fuera de la esfera popular. Y trazar un ejercicio de antología en un concierto con un repertorio de más de 300 piezas no es fácil, pero la puesta de largo, a modo de ensayo general con público, del espectáculo 50 años por ti en el Teatro Pérez Galdós, tuvo un resultado espectacular.

Cuatro funciones quedan por delante, de este jueves 22 hasta el domingo 25 en el Pérez Galdós, al que regresan Los Gofiones en el 49º aniversario del concierto de debut celebrado un 3 de julio de 1969. Con dirección escénica de Mario Vega, que se apoya en imágenes y filmaciones de medio siglo de Los Gofiones, este 50 años por ti es un homenaje al grupo, a la familia de todos y cada uno de Los Gofiones, los ausentes, los presentes, y los que seguro vendrán, y al público que tiene buena parte de su repertorio, sobre todo el folclórico, como la banda sonora de sus vidas.

Pocas palabras, las justas, de homenaje y de gratitud, de Pedro Miguel González, presidente; de Víctor Batista, director musical; y Sergio García-Beltrán, el único de los fundadores que continúa en activo, hacia el maestro Totoyo Millares -presente en el estreno y recibido con sonora ovación en un Galdós que rozaba el lleno-, a los antiguos miembros del grupo también presentes, y a los que se fueron sin poder compartir y celebrar las bodas de oro y el reciente Premio Canarias 2018 de Cultura Popular. Un relato de alegrías, que ha habido muchas, y de penas, que también las hubo.

Con la voz del poeta Agustín Millares dando lectura al texto que el musicólogo Lothar Siemens hizo para celebrar la puesta de largo de Los Gofiones en julio de 1969, en el que además de poner en valor el esfuerzo del proyecto por resituar a la música popular de las Islas en su sitio, advertía de que el folclore se había convertido en un souvenir para el turista, comienza un espectáculo que viaja en el tiempo sin disciplina cronológica, y que permite al espectador ir descubriendo los colores y las formas que han marcado cada paso musical en Los Gofiones.

Isa de salón y cumbre, Calle Mayor de Triana, La mascarita, Sombra del Nublo, Sorondongo majorero, Folías del viejo cantor, La bikina, Tigre de antaño e Isa a Candidito, sonaron una tras otra hasta que el escenario queda ausente de músicos y emerge la figura del patrón ausente, Perico Lino, al que se le brinda recuerdo con el bolero Margarita.

Cambio de registro y de ubicación del grupo en el escenario para acometer Chipi Chipi, Oración del remanso, Gran Canaria, Te lo voy a decir cantando, Obsesión y el espectacular Tres timples, pieza que integra Aires de tambor, de Domingo El Colorao Nube de hielo, de Benito Cabrera; y Los Cuatro Gigantes, de José Antonio Ramos. No faltaron Malagueñas de sal, retama y llano,Tegueste, Brindis Gofión (regado con vino, como debe de ser), Isa del querer y el bolero Alli, y un set a modo de popurrí entre lo popular y cubano, que reparaba en episodios como Caminito de Teror, El cambullonero, De La Isleta al Refugio, Andrés, repásate el motor, De tenderete, Dos gardenias, La sitiera, Cha cha chá, Décimas del encuentro y Yo soy el punto cubano.

Para el final quedó una versión muy fiestera de La negra Tomasa, y la advertencia de que "No vamos a tocar Somos Costeros", como bromeaba Pedro Miguel González con el público ya en pie. El show no daba para más y quedaba bien claro que la marca Gofiones pasa de generación en generación, y que sobrevive a todos los que alimentan a un grupo que ya es leyenda. Y a las puertas del Galdós, Los Gofiones llevó al público para hacer una foto de familia en la que sonó con fuerza parrandera Somos Costeros.