La multiplicidad de lecturas e interpretaciones que admite un acontecimiento es la condición que reviste al arte de un potencial infinito. Y ese es el -único- axioma que subyace en la película Meshok Bez Dna ( The Bottomless Bag / Un saco sin fondo) de Rustam Khamdamov, maestro ruso de la cinematografía, que concurre con este exquisito artificio fílmico en la Sección Oficial del 18º Festival Internacional de Cine de Las Palmas.

Una de sus protagonistas, la actriz rusa Elena Morozova, señaló ayer durante un encuentro en el Teatro Pérez Galdós que el título del filme "remite a un dicho muy antiguo en Rusia, en el que un saco sin fondo [Meshok Bez Dna] designa algo infinito". "Y esta historia también expresa cómo el arte es infinito, en cualquier época o lugar, porque la fantasía y la imaginación son necesarias en este mundo", manifestó la actriz.

La película, basada en el relato El bosque, del escritor japonés Ryunosuke Akutagawa, adaptado en la época del Zar Alejandro II, se desdobla en tres perspectivas en torno al asesinato de un príncipe del siglo XIII en misteriosas circunstancias en un bosque.

Distinguida con el Premio Especial del Jurado en el Festival de Moscú, los singulares personajes de The Bottomless Bag, que evocan la estética del cine clásico y de los cuentos de hadas, desgranan sus versiones en una fábula en blanco y negro que revela la realidad como un azaroso juego de matrioshkas que tiende al infinito. Y en esta yuxtaposición narrativa se entrecruzan referencias a la mitología rusa, el ideario soviético, el cine mudo y la mímica, y el eco de maestros como Tarkovski.

A juicio de Morozova, que cotejó sus impresiones con el propio Khamdamov, "la película pone de manifiesto que no existe una verdad única y que todos podemos tener nuestra propia versión sobre una historia, porque todo en la vida tiene distintos puntos de vista", expuso la actriz, quien reveló que "siempre descubro algo nuevo en The Bottomless Bag" y que identifica la voz del narrador como un trasunto del cineasta. "Creo que el papel del narrador se parece mucho a lo que hace Rustam, porque nos relata el cuento y desaparece en el infinito", declaró. "Además, Rustam no juzga a los personajes, sino que trata de romper con el esquema de buenos y malos", continuó. "Incluso el ladrón muestra su lado más humano y esa sensibilidad aflora en una escena en la que se acerca a oler una flor".

Pero no se puede ahondar en The Bottomless Bag sin detenerse en su extraordinaria fotografía, que brinda un viaje sensorial a través de palacios, bosques, lagos, en los que desfilan desde suntuosos vestuarios tradicionales rusos hasta setas humanas que practican gimnasia a los pies de los árboles.

A este respecto, Morozova confesó que "el rodaje fue realmente largo" y que se prolongó a lo largo de "unos cinco o seis meses". "Pero Khamdamov es un genio y, aunque al principio estuvimos esperando varios días a que saliera el sol, al final se consiguió que toda la película se rodase con luz natural y eso se nota en el resultado", afirmó, toda vez que "un año después, tuvimos que volver a rodar para añadir unas escenas en invierno".

Con todo, The Bottomless Bag es uno de los 12 largometrajes que compite en la Sección Oficial, cuyo palmarés se falla mañana a cargo del jurado internacional y, por la tarde, se celebra la lectura y entrega de premios en el acto de clausura de esta 18º edición del Festival de Cine de Las Palmas, a las 19.00 horas, en el Teatro Pérez Galdós.