El teatro Pérez Galdós acoge un Barbero de Sevilla de corte clásico que conserva todo su humor y belleza original los días 24 26 y 28 de abril a las 20.30 horas. Se trata del cuarto título de la 51ª Temporada de Ópera de Las Palmas de Gran Canaria y es una producción de la Fundación Teatro Giuseppe Verdi de Trieste (Italia) que cuenta con las actuaciones del barítono Massimo Cavalletti junto a la soprano Paola Gardina, el tenor Levy Segapane y el bajo Ricardo Rossi, quienes actúan también por primera vez en este recinto.

La música la interpretará la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, dirigida por Francesco Iván Ciampa, y la dirección escénica corre a cargo de Giulio Cibatti. Durante la presentación, el director artístico, Ulises Jaén, subrayó que se trata de un Barbero "con una de las puestas en escena más bonitas que he visto". Jaén, que recordó que es la séptima vez que se representa este título dentro de la programación de ACO, reconoció haberse sorprendido por el gran conocimiento de la obra del director de escena y su "gran imaginación" para representar esta ópera bufa. El director artístico añadió que el barítono Massimo Cavalletti, que acaba de llegar del Metropolitan y de la Ópera de París, está considerado "el mejor Fígaro de este siglo" ya que es el cantante más brillantes tanto desde el punto de vista "vocal como escénico".

Particularidad

Además, este Barbero tiene como particularidad algo que ocurre pocas veces y es que incluye una de las arias finales del tenor que se suele quitar por su dificultad técnica y que ha sido incluida a petición del propio cantante para quien Kraus fue "uno de sus ídolos".

El director de escena, Giulio Ciabatti, señaló que "quise hacer un Barbero dedicado al teatro ambulante que viajaba por todas las ciudades", que históricamente está situado "antes de la Revolución Francesa" agrupando los elementos bufos "junto al mundo antiguo y nuevo". Ciabatti reconoció que ha logrado un gran entendimiento con el maestro, ya que, según sus palabras, esta es la situación "ideal" , pues la "magia de la ópera radica en la compenetración de los directores de escena y musical".

El barítono Massino Cavalletti, que interpreta al propio Fígaro, reconoció que sentía una gran satisfacción por cantar en la ciudad natal de Kraus, con cuya voz se inició en la lírica hasta el punto de que el primer disco que escuchó fue del cantante grancanario. Cavalletti se quedó enamorado de su voz, pero también le atrapó su técnica y la manera con la que Kraus llegaba al corazón. En cuanto a su papel Cavalletti manifestó que Rossini no lo presenta como el clásico barítono, sino como un personaje que adquiere aún más protagonismo por encima del mismo tenor. "Fígaro es un personaje que está basado en la dialéctica vocal, nuevo en la historia porque siendo un plebeyo se codea con la nobleza", aseguró.

Cuando este personaje entra en la escena "se convierte en un tornado", y aunque el Conde no consigue que Rosina salga a la ventana, Fígaro sí. "Es el que mueve los hilos para que todo salga como tiene que salir, y si todos los personajes están muy bien identificados, Fígaro se sale de cualquier estructura y está por todos lados", afirmó. Según Cavalletti, es "muy importante para las nuevas generaciones de cantantes" participar en producciones clásicas como esta porque con ellas "se aprende el origen y la esencia de los personajes" y ello ayuda a adaptarse mejor a las modernas.

La soprano Paola Gardina, que encarna a Rosina, recomendó la asistencia a esta ópera porque se trata de "una obra bella y divertida" y de un tipo de montaje de corte clásico que "desgraciadamente cada vez se encuentra menos".

Finalmente, el tenor Levy Segapane, que interpreta al Conde de Almaviva, reconoció que el rol que interpreta, es "muy difícil", porque contiene grandes arias, pero, a su vez, le permite actuar más de la cuenta. Sobre el hecho de que se trate de un montaje clásico, Segapane reconoció que le ha aportado "mucho" y que cree que les ayudará en futuras producciones a todos los integrantes del reparto.