José Antonio Ramos (Las Palmas de Gran Canaria, 1969-2008) se fue cuando lo mejor de su carrera profesional estaba por llegar. Mañana lunes 4 de junio se cumplen diez años de un miércoles fundido a negro en el que Ramos fallecía de forma repentina. La muerte le sobrevino en su estudio y academia en Las Rehoyas, al que se alongaban Los cuatro gigantes que daban título a su primer trabajo discográfico, publicado en 1998. La carrera del intérprete y compositor se agotó antes de tiempo, y en vísperas del lanzamiento de su quinto álbum, Very JAR (2008), que por las circunstancias sería el disco póstumo.

La marcha del gigante a sus 38 años fue una sacudida emocional mayúscula, difícil de asimilar para quienes caminaron de su mano con el timple con el mismo norte de sacar al instrumento de su zona de confort, darle carretera con nuevo pulso y sonoridad, y ponerlo a dialogar con otras familias de instrumentos. Se fue el maestro, pero su música ha seguido acompañando a todos y cada uno de los que trabajaron y compartieron vida con Ramos. El renovador del lenguaje del timple, con sus innovaciones electroacústicas y con tecnología midi, fue siempre un paso por delante de otros intérpretes con los que compartió escenarios y múltiples proyectos, caso de Benito Cabrera y Domingo Rodríguez El Colorao. Todos empujaban hacia adelante, cada uno en su terreno, pero Ramos dio un paso más.

El autor de Los cuatro gigantes (1998), Puntales (2000), Jeito (2001), Para timple y piano (con Polo Ortí) (2003), Y... (con Andreas Prittwitz) (2004), Las Manos del Maestro (Tributo a Totoyo Millares) (2006) y Very JAR (2008), tenía una personalidad y unas formas de concebir la música, que en vida proyectó en alumnos, amigos y colaboradores. En su ausencia, han sido muchas las ocasiones en que emerge nuevamente su figura: los homenajes corales como La noche de José Antonio, en el Alfredo Kraus al año de su fallecimiento; los arreglos de su repertorio con la Gran Canaria Big Band, o el tradicional Una noche en Artenara, que él impulsó como encuentro de músicos amigos en la cumbre de la Isla.

El décimo aniversario del fallecimento de José Antonio Ramos vuelve a traer al frente al timplista y a su repertorio con el espectáculo Posdata: Te queremos. Celebrando a JAR, previsto el próximo viernes 8 de junio en la plaza de Santa Ana, a las 21.30 horas, en la noche del pregón de las Fiestas Fundacionales de la ciudad. Allí se encontrará un puñado de músicos que aprendieron de Ramos y que le acompañaron en directo y estudio.

Con dirección de Germán Arias, este proyecto reúne a la Banda Sinfónica Municipal y a un grupo base, todos habituales de Ramos, como Augusto Báez, Paco Marín, Paco Perera, Carlos Oramas y Andreas Prittwitz, que fue además fiel aliado y productor de sus trabajos de cabecera; a tres de sus alumnos que crecieron a su sombra, Germán López, Yone Rodríguez y Abraham Ramos; además del cantante José Manuel Ramos y el cuerpo de baile de Enseñanzas Artísticas Alexia Rodríguez. Todo ello con una escenografía de Eduardo Bazo, que trabajó igualmente con José Antonio Ramos, e hizo la escenografía de la presentación de Los Cuatro Gigantes en el Auditorio Alfredo Kraus en marzo de 1999; y con el actor Mingo Ruano como conductor de un espectáculo en el que se inserta el pregón que este año toca a la galerista Saro León.

"La abeja reina"

"Conocí a José hace 30 años, al poco de vivir aquí, y descubrí el timple por él. Quedábamos todos los jueves en mi casa de Playa del Hombre, y eso no lo olvidaré nunca. Todos los días me acuerdo de él", subraya Germán Arias, director musical de Posdata: Te queremos. Celebrando a JAR. Temas como Los cuatro gigantes y La retamilla sonarán en Santa Ana, otros seguramente como Chipude, y La abeja, pieza de Arias que dedicó a Ramos. "Era como una abeja reina, todos alrededor de él, y lo que toca es disfrutar con su música y su presencia, porque la música está ahí, piezas que se han quedado en el repertorio de la música popular canaria", apunta.

"Este concierto no se concibe como un homenaje y porque hace ya diez años que José no está, sino que es una celebración. Su música sigue siendo un referente para las nuevas generaciones del timple, y para mi sigue siendo un referente a diario". Es la reflexión de Germán López a propósito de este concierto, y de los recuerdos que se agolpan estos días. "Es necesario tenerlo como referente", sentencia López. Y lo es porque "la influencia de José fue tan fuerte que ha abierto camino a muchisima gente; todos buscamos nuestro camino, el abrió el timple a la improvisación, al concepto jazzístico, a las músicas del mundo, su forma de tocar y el riesgo que asumía, y todos nos hemos impregnado de esto".

Germán López recuerda que el 4 de junio de 2008 fue un día normal hasta que sonó el teléfono. "Daba clases de Secundaria entonces, era profesor de música en Casas Nuevas, y tenía 25 años entonces. Salí a las 14.00 del instituto y a las 16.00 comenzaban las clases. Nuestras familias vivían cerca en Las Rehoyas, y me dirigía a comer a casa de mis abuelos, y justo cuando paso por encima del estudio me dan la noticia, Me quedé bloqueado, no sabía que hacer, estaba en estado en shock..., y a partir de ahí fue reconducir todas las cosas: llamar a los alumnos, comenzaba a llegar la gente, periodistas, vecinos, fue todo muy intenso allí a las puertas del estudio, donde se creó Los Cuatro Gigantes, donde dábamos clase. Y a la semana siguiente era la presentación de Very JAR".

López tiene una deuda eterna con Ramos, porque como bien recuerda, "mi vida está intimamente ligada José, y con su fallecimiento nos quedamos desnortados. Yo acaba de grabar Timplíssimo (2006), que lo produjo él, y todos mis pensamientos y decisiones pasaban por, él; mi referente en todos los aspectos de la vida. Justo hablamos la tarde anterior. Me acababa de comprar una pedalera y fui a probarla con él, y la última conversación fue quedar con él en clase al día siguiente. Y él me sugirió que hablara con Andreas Prittwitz"

La figura de Andreas Prittwitz hará posible el segundo disco de López, el evocador Silencio roto (2009), "un disco con el que aprendí mucho, a descubrir mi camino, el concepto, el sonido".

¿La marcha de Ramos hizo que sus alumnos y músicos cercanos se motivaran a seguir sus pasos? Germán López señala que "es posible que su ausencia trajera una motivación desde el punto emocional. Personalmente, me habría gustado poder compartir con él todo lo que me ha ocurrido en los últimos años, y hacerlo partícipe de haber fichado por una oficina en Estados Unidos, ir de gira allí en cinco ocasiones, a China y a Corea, darle un fuerte abrazo, porque gracias a su música, sus consejos e influencia, he llegado a donde me encuentro".

Yone Rodríguez es otro de los timplistas que quiso aprender del maestro Ramos. "Tras su muerte, me grabé a fuego: ahora nos toca a nosotros seguir adelante, porque era muy experimental, y nos gozamos las críticas de los puristas hacia lo que hacía, y aprendí que daba igual, las cosas hay que hacerlas, investigarlas y probarlas. Y hay un complejo muy grande con el timple, pero su forma de entender la música, cómo daba las clases, que fue lo que enganchó. "Vi un concierto en el Auditorio en 1998 o 1999, Timple en concierto, con José, Benito y Domingo, y le dije a mi padre que quería estudiar y aprender con él", apunta Rodríguez.

Yone tenía 20 años cuando Ramos cogió el tren sin retorno. "Me pasaba todo el día escuchando sus tres primeros discos, tocaba sobre canciones, con los mismos silencios, su respiración, fue una época muy bonita". José Antonio Ramos fue también padrino suyo: su primer disco, con el que estrenó a los 12 años, La otra orilla producido por Néstor García y grabado en los estudios Jesiisma, contó con su colaboración grabando una pieza y cediéndole otra al entonces joven timplista de Agaete. Llevaba dos años en clase con él.

Los primeros pasos

Andreas Prittwitz es otro de los invitados. Fue el productor de Los cuatro gigantes (1998), Puntales (2000) y Jeito (2001), y tras el álbum siguiente, un caramelo sonoro grabado junto a Polo Ortí con el título de Para timple y piano (2003), Prittwitz y Ramos volvían de la mano al estudio para registrar Y ... (2004). "Fue el último que hicimos juntos, a medias", recordaba ayer.

Conoció la muerte de Ramos en Santiago de Compostela. "Estaba tocando con Javier Krahe, que años más tarde me dio el mismo disgusto, fue un shock terrible. Había coincidido que tras cinco años conviviendo casi a diario con José, en el último año antes de su fallecimiento nos habíamos distanciado un poco, no por nada en particular, sino porque cada uno estaba con sus proyectos, no coincidimos en unos cuantos meses, y cuando ocurre esto incluso te sientes casi culpable por no haber estado ahí, por si habría hecho falta. Fue muy doloroso".

Prittwitz recuerda que "cuando una figura asi se va, al cabo del tiempo, su legado te consuela, la muerte nos toca a todos algún día". Volver al repertorio que trabajó con Ramos no le extraño. "La verdad es que con este homenaje no cambian mucho las cosas porque lo tengo muy presente, y no son palabras vacías; musicalmente entre discos, comentarios, grabaciones que me encuentro y los recuerdos personales, por supuesto, están ahí. y no se lo que voy a tocar pero se que me las sabré de inmediato, las tengo en la cabeza y no lo voy a olvidar nunca. Era uno de los grandes de verdad".

La huella del timplista no se diluye aunque haya pasado una década. "Los grandes músicos dejan un sello enorme, y él nos tenía a todos marcados, nos enseñó a tirar para delante, y a sus alumnos y a los timplistas también, les enseñó que el timple era un instrumento muy importante y que había que avanzar con él hasta donde se pudiera, abrir nuevos caminos, mantener los suyos y buscar otros nuevos".

Entre cuerdas

  • Trío timple: De premio. José Antonio Ramos descubrió el timple con el maestro Totoyo Millares. Con aspiraciones muicales fuera del ámbito foclórico, el nombre de Ramos comienza a hacerse valer en los certámenes regionales de folclore hasta que en 1989 recibe el Premio Nacional de Folk para Jóvenes Intérpretes en Santiago de Compostela. Con Trío Timple, su primera formación, graba Más que un sueño (1990) y Tanekra (1994). Es el comienzo de la historia.
  • Discografía: ´Los cuatro gigantes´En 1998 llega el debut en soliatario, Los cuatro gigantes. De la mano del músico y productor Andreas Prittwitz, Ramos puso en juego al timple electroacústico, construído por el luthier Jesús Machín, y apoyo de Juan Molina. La sonoridad del instrumento era otra, y Ramos jugaba a experimentar e invitar a músicos de otros estilos a dejarse contaminar. La retamilla, Cuatro gigantes, Arroró, Chipude, Sorondongo, 96 to Stafford..., un repertorio irrepetible.´Puntales´Segunda entrega en 2000, hurgando en el surco de otras músicas, también de la mano de Prittwitz en la producción, y tras celebrar proyectos como Timples@2000 con El Colorao y Benito Cabrera, o arreglos sinfónicos para el timple con la Orquesta Filarmónica. Se incluyen aquí clásicos como Sin licencia, Swai-Swai o Vientos del norte.´Jeito´En 2001 llega Jeito, tercera entrega también con Prittwitz. Nueva vuelta de tuerca a partir de lo popular con piezas como La Alberca, Agua de barranco, Fúlgida Luna, La tía canaria, Sin tus ojos o De isla a isla.A cuatro manosPara timple y piano (con Polo Ortí) (2003) e Y... (con Andreas Prittwitz) (2004), fueron otros dos ejercicios de estilo que volvían a evidenciar que el timple no conocía fronteras. A estos le seguirían trabajos como Los versos de la vida (2004), sobre textos de Pedro Lezcano; el recopilatorio 15 años de timple (2005), Música Óptica (2005), y el antológico Las Manos del Maestro (Tributo a Totoyo Millares) (2006).´Very JAR´En 2008 , días después de su muerte, se publicaba Very JAR, con producción de Larry Jean Louis. Un disco coral, donde estaban Prittwitz, el amigo Kepa Junkera o Javier Paxariño, entre otros. Y piezas como Very JAR, Un canario en Irlanda, La leyenda de Ico, Un timple para Irina, La chamarrita de Antonio o Seguidillas y saltonas de Artenara.