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Entrevista | José Manuel Hernández

"Siempre fui un rebelde, pero defensor de las causas justas"

"He de afirmar que las historias sobre los marineros con una novia en cada puerto son verdaderas", manifiesta el escritor

José Manuel Hernández Martín. SANTI BLANCO

Después de veinte años como capitán de pesqueros congeladores se ha reinventado como narrador. ¿Tomaba notas en sus faenas o todo nace de su propia memoria?

De las dos cosas. De las faenas, de lo que veía, de lo que me contaban, de la experiencia profesional, de lo que escuchaba o de lo que vivía. Hay muchos relatos en que cuento en un 80% vivencias mías. Aunque no recuerde los diálogos recuerdo las historias. Este libro, mayormente, trata sobre mis experiencias. Me refiero a personajes que existieron en la realidad en diferentes épocas. Por ejemplo: La Reina de Little Corn Island existe en el Caribe nicaragüense.

Trabajo, aventura y amores en los puertos grancanarios y los de la costa africana, ¿le acercan a la gran narrativa del mar?

Sí, algún relato está ambientado en el puerto de Las Palmas, aunque estuve viviendo en Libia cerca de cinco años. De allí nació el último relato: Amaya y la letanía de la muerte. Libia aparece también en la introducción que hago de los relatos. Conocí los puertos a los que viajé y tengo que afirmar que las historias sobre los marineros con una novia en cada uno son reales.

Cuadernos de mar I es la primera entrega de una serie de tres colecciones de relatos. ¿Cuántos sumará la trilogía completa?

Cada libro contendrá unos 12 relatos, de unas 2.500 palabras, no muy largos. El año próximo publicaré Cuadernos de mar II donde vendrá la segunda parte de Amor entre Piélagos que comienza en el primer libro.

¿Qué tipo de vivencias le han influido más en su dedicación literaria?

Todas. Sobre todo viajé a varios países como experto en pesca con la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) con la que estuve impartiendo cursos de formación de formadores en tecnologías pesqueras, capitanes de pesca, currículos formativos, conversiones de institutos de formación profesional para impartir las materias de pesca, tanto en Marruecos, como en Nicaragua o Argelia. Visitaba bien estos países, me metí en la selva nicaragüense, conocía a personajes muy interesantes como el famoso comandante Cero Edén Pastora porque dió la casualidad de que era propietario de tres barcos de pesca y de que se dedicaba a ello. También la AECI me enviaba a realizar investigaciones sobre las empresas pesqueras, sobre cómo funcionaban, para futuras subvenciones de la Unión Europea.

Los diarios de a bordo no suelen contener acontecimientos tan subjetivos como los que usted narra. ¿Describe dos vidas paralelas?

No, hay tantos relatos de mi vida profesional en tierra como profesor como los que he escrito sobre la vida de los marineros cuando llegan a puerto, los amores o las experiencias con la cultura de países extraños.

¿Qué realidades han hecho de usted un "rebelde con causa", según se define en el libro?

Siempre fui rebelde, pero defensor de las causas justas. En los propios barcos si veía que los marineros no cobraban bien, intentaba que el armador fuera más generoso, que hubiera una buena alimentación o que los barcos estuvieran decentemente atendidos.

Los once relatos de esta primera entrega, ¿reflejan sus "sueños de un mundo mejor"?

Reflejan un mundo pasado, unas experiencias vividas. Algunos son increíbles de creer y otros pura ficción, pero en todos hay parte de mi vida.

¿Cómo fue su experiencia en los talleres de lectura en los que ha participado antes de editar su libro?

Muy positivos ya que guardo cuadernos con notas que hay que pulir, como si un escultor tuviera una piedra en bruto para realizar una estatua. Los talleres me enseñaron cómo transmitir esas notas, cómo coger esas ideas en bruto y transformarlas en relatos. Mi profesor Plácido Checa me dijo: "No puedes contar las cosas tal cual son, sino lo verosímil hacerlo inverosímil para que sea creíble".

Ahora lee sus relatos tocando música clásica con su guitarra: una mezcla interesante?

Llevo desde los 14 años tocando la guitarra y descubrí la clásica en un momento dado. Leo un relato y me acompaño por el instrumento. Pero ahora estoy metido en otras cosas y no tengo tiempo para fusionar.

Como "marinero en tierra" que ahora es, ¿añora el mar, volvería a él?

No, el mar fue una parte de mi vida, que puedo dividir en cuatro etapas: La primera, la de bachiller donde se conocen los primeros amigos y amores. La segunda, los 20 años de dedicación a la pesca. La tercera, 20 años de profesor. Y la cuarta, los tres años que llevo jubilado en que puedo hacer lo que quiera sin estar adaptado a ningún horario. Vivo en una pequeña granja con animales y tengo tiempo para dedicarme a escribir.

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