El lenguaje musical de Leonard Bernstein, uno de los más célebres compositores y directores de orquesta del pasado siglo XX, se descompone en ocho movimientos reescritos por ocho reconocidos artistas canarios con su propio abecedario. Bajo el título cacofónico Cándido Candide, el hilo musical de esta sinfonía colectiva es la ópera Candide, una de las creaciones más destacadas del músico estadounidense, inspirada en la novela Cándido, de Voltaire, que traza las líneas y compases de esta partitura artística donde cada artista afina su universo creativo.

La ejecución artística corre a cargo de los creadores Juan Carlos Batista, Karina Beltrán, Laura Gherardi, Martín y Sicilia, Macarena Nieves Cáceres, Carlos Rivero, Paco Rossique y Alexis W., quienes rinden homenaje a Bernstein con una aproximación plástica a su imaginario operístico a través de la pintura, la fotografía intervenida, la instalación, el vídeo, el juego lingüístico o la poesía visual, que toman forma de evocación, de interrogante, de fabulación, de abstracción, de enigma y, sobre todo, de diálogo interartístico.

A la batuta, el crítico de arte y especialista en música Luis Francisco Pérez orquesta el comisariado de esta propuesta colectiva que abre sus puertas hoy en la sala San Antonio Abad, adscrita al CAAM, donde "los creadores han compuesto un homenaje musical a Bernstein con su propia capacidad artística y estética y que, unidos, forman todos un tutti orquestal", indica el comisario. Los ocho artistas dialogarán con el público sobre los entresijos de sus propuestas en un encuentro abierto al público en la sala polivalente del CAAM, acompañados por el comisario y por el director de CAAM, Orlando Britto, mañana, a las 19.00 horas.

Este proyecto expositivo se suma a la oleada de iniciativas en homenaje al centenario del nacimiento de Leonard Bernstein (1918-1990) por parte de una nutrida nómina de instituciones y centros culturales de Gran Canaria, dado que el compositor estadounidense sostuvo una relación estrecha con la isla, donde se instaló durante largas temporadas bajo el techo del pianista y compositor alemán Justus Franz, cuya idílica estancia en el sur se erigió en punto de encuentro para músicos de renombre internacional.

Y en paralelo, la sede del CAAM radicada en Los Balcones, número 9, equilibra la balanza musical con una propuesta lúdica alrededor de la canica, un clásico entre los juegos populares de niños. El proyecto artístico Boliches-Marbles, comisariado por Orlando Britto, es un guiño al niño que fuimos, al coleccionista devoto o al nostálgico de la belleza que, en cualesquiera de los casos, se embeben con ejemplares de esta esfera hipnótica que han deslizado niños y niñas de todas las culturas por los pasillos, parques y mesas de todo el mundo.

Esta muestra concebida con vocación participativa se escinde en dos vertientes: una se corresponde con la exposición individual del fotógrafo etíope Tedos Teffera, titulada Intent, compuesta por 12 imágenes de claroscuros que cristalizan los gestos o secuencias cotidianas en las que el boliche resbala, huye o ilumina. "El juego del boliche es una tradición muy antigua y muy arraigada en la infancia en Etiopía", reveló ayer el artista, en su primera visita a la capital grancanaria con motivo de la exposición.

La segunda vertiente de la muestra se corresponde con las piezas contemporáneas de seis artistas afincados en Gran Canaria: Analía Beltrán i Janés, Pedro Déniz, Gregorio González, Cris Noda, Paco Rossique y Luisa Urréjola. Al igual que en Cándido Candide, los artistas utilizan lenguajes diversos como la fotografía, la instalación, el sonido o la performance para relatar un episodio u obsesión de su pasado vital vinculado al boliche; a su búsqueda, intercambios, juegos, sonidos, materiales, arquetipos y metáforas. Además, el patio del CAAM ha desplegado una serie de mesas con boliches que invita al público a reconectar con su infancia a través del choque de canicas.

Aunque se exhibe un registro en formato de vídeo, la pieza de Beltrán i Janes consiste en una performance que gravita sobre la metáfora y la polisemia del boliche, así como "su sujeción a las leyes de la física, que son inquebrantables", revela ayer la artista, que ejecutará su pieza en directo en este marco inaugural, antes de que el dj Sergio Palmer arrope el despegue de la programación estival del CAAM.