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La memoria del agua

Nandi Periquet expone en el Centro de Artes Plásticas 'Ad Oculum', una reflexión acerca de la controvertida teoría de la "memoria del agua"

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Nandi Periquet expone en el Centro de Artes Plásticas del Cabildo

Cualquier persona que se aproxime a una obra tan compleja como la del pintor Nandi Periquet se verá en la misma tesitura que aquellos personajes de los cuentos que en medio de sus avatares debían resolver varios acertijos.

En el caso de esta exposición, el primero de ellos lo constituye su propio título, Ad oculum, locución latina que significa literalmente "a ojo" y por lo tanto, indica una evaluación realizada según criterios empíricos aproximados, es decir, con una precisión relativa y de acuerdo a la mirada del observador. El segundo enigma es que dicha expresión sirva de título a una serie de cuadros cuyo motivo principal es el agua, lo cual supone que su creador realiza una valoración bastante subjetiva del líquido elemento, basada en sus lecturas e investigaciones.

Por eso es fundamental averiguar qué línea de pensamiento recorre estos veintidós cuadros, y una vez que se descubre, se comprueba que aunque esta propuesta pictórica sea completamente innovadora, en el campo de las ideas es tan antigua como la propia humanidad, ya que su protagonista es el agua, el principio de todas las cosas, el elemento original.

Baste recordar que la afirmación "todo es agua" constituyó hace más de dos mil quinientos años la base de las teorías de Tales de Mileto, el primer filósofo, y desde entonces muchos pensadores han seguido otorgando aún más importancia al agua. Entre ellos, Nandi Periquet se ha interesado en las teorías de científicos como el japonés Masaru Emoto -famoso por sus controvertidas afirmaciones de que las palabras, oraciones, sonidos y pensamientos dirigidos hacia el agua influyen sobre la forma de los cristales de hielo obtenidos del mismo- , el físico italiano Emilio Del Giudice -uno de los pioneros de la teoría de cuerdas- el virólogo francés y premio Nobel de medicina Luc Montagnier, o el médico, bioquímico e inmunólogo francés, Jacques Benveniste -codescubridor del factor activador de plaquetas-, de los cuales extrae la curiosa visión del agua que anima toda esta exposición.

Por ello, el espectador debe saber que según todos estos investigadores, además de los tres estados del agua -sólido, líquido y gaseoso- existe otro en el que el líquido se vuelve más estructurado y alcalino y en consecuencia puede mantener la memoria de la sustancia que se le haya añadido. Esta curiosa teoría ha sido denominada "memoria del agua", y de ser cierta indicaría que las moléculas de ese elemento tendrían la capacidad de almacenar las propiedades curativas del compuesto homeopático que haya sido disuelto en ella durante su preparación.? Por lo tanto, de demostrarse la veracidad de esta hipótesis, se explicarían las propiedades curativas que la homeopatía atribuye a sus preparados, pero del mismo modo también quedaría probado que la luz estructuraría el agua.

¿Por qué Periquet hace de la teoría de la memoria del agua la idea que anima toda su exposición? Sin lugar a dudas, se apoya en ella para crear en el espectador una emoción que permanezca en su memoria, lo cual lejos de ser un objetivo particular de este creador se trata de algo que han buscado afanosamente la mayoría de los pintores desde el amanecer del arte: dejar huella en el espectador, conseguir que lo contemplado produzca en él una emoción indeleble, que quede marcado en su memoria, sólo que en esta ocasión ese deseo se articula alrededor de una teoría tan singular como novedosa.

Pero una teoría como la memoria del agua también conlleva otros planteamientos, porque si incluso el agua está estructurada de manera invisible, entonces no existe el caos ni el azar, y es por ello que frente al carácter cada vez más aleatorio y caótico del arte actual Periquet emprenda una restructuración de las formas pictóricas.

Como reflejo de esa creencia en un cosmos estructurado hasta en sus más mínimos detalles, uno de sus cuadros contiene la frase "Dios no juega a los dados" claramente extraída de la respuesta que Albert Einstein, defensor de la mecánica tradicional, dio al nuevo concepto de la realidad de la física cuántica que él rechazaba.

Otro cuadro titulado "Ihr kampf" -en alemán "su lucha"- presenta un coche que con la palabra neoliberal derrapa sobre el número cinco, realizando una críptica referencia al patinazo que ha experimentado el modelo neoliberal desde que comenzó la crisis financiera mundial del 2008.

Quizás sea en esta última pintura en la que quede más patente que Nandi Periquet realiza un uso repetitivo del número cinco, lo cual supone una referencia al I ching, libro oracular chino que emplea esa cifra como símbolo del ser humano. La utilización de este simbolismo oriental revela una querencia oculta por el arte asiático que siempre ha acompañado la obra de Periquet, en concreto por una serie de artistas chinos, japoneses y coreanos como Shusaku Arakawa que trabajan con una sensibilidad plástica que se ha olvidado en Occidente tras el fin del movimiento impresionista. No en vano Periquet trata de seguir los pasos de esos pintores asiáticos que aún hoy trabajan con una delicadeza y una dulzura de la imagen y las texturas, que hacen que en la nada se puedan apreciar unas imágenes muy equilibradas.

Formas geométricas, signos desconocidos, círculos, esferas, cubos, dados, líneas perfectas, reflejos de una geometría sagrada, jeroglíficos de un universo en el que todo ocupa su lugar, todo lo que vemos en 'Ad oculum' yace muy alejado de las visiones caóticas de la abstracción, pero paradójicamente es abstracto, por lo que estamos ante una figuración abstracta realizada en acrílicos sobre papel que muestra objetos reales que sin embargo no lo son, sirviéndose de las infinitas posibilidades plásticas del agua y de la refracción de la luz en la más pequeña porción de ese líquido, la gota.

De ese modo el espectador puede comprobar la veracidad de la visionaria cita del poeta británico William Blake: "Para tener el infinito en la palma de la mano y la eternidad en una hora, hay que ser capaz de ver el universo en una gota de agua".

A los que hace un año habíamos disfrutado con su última exposición, Nandi Periquet vuelve a sorprendernos dando un nuevo paso en su viaje de vuelta del arte conceptual, esperemos que siga en esa dirección.

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