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Decálogo Szymborska

El pensamiento de Wislawa Szymborska en 'Correo literario' se puede enmarcar en un decálogo de consejos para los poetas debutantes

Decálogo Szymborska

Hay escritores que leen a los poetas debutantes con cierto paternalismo. Otros, con indiferencia. Y están los que lo hacen con espíritu crítico y complicidad. Los que frecuentan sus versos desplazando la reflexión hacia el oficio de la escritura, mientras dibujan una lectura más empática que la expresión encriptada de los académicos o el tú a tú que surge de la emoción del lector no especializado. Esta mirada de corte más constructiva ha desembocado en ensayos tan célebres como Cartas a un joven poeta (1929) de Rainer Maria Rilke, y en preceptivas del tipo Método fácil y rápido para ser poeta (1999), del colombiano Jaime Jaramillo Escobar. Quizás también se vislumbra en obras fundamentales como El arco y la lira (1956) de Octavio Paz, o Teoría estética y poética (1957) de Paul Valéry. Espacios donde el encuentro con el otro se transforma en la lectura y la relectura de uno mismo.

En este territorio se sitúa Correo literario (2018), de la poeta polaca y premio Nobel Wis?awa Szymborska (1923-2012), con un subtítulo clarificador: Correo literario o cómo llegar a ser (o no llegar a ser) escritor. Entre la crítica terapéutica y el cuestionamiento, Correo literario se construye a partir de 236 textos breves que fueron realizados durante décadas por la poeta para el semanario Zycie literackie [Vida literaria]. Textos que compiló su editora Teresa Wallas para la primera edición en Polonia aparecida en el año 2000.

Editado por Nórdica Libros y traducido por Abel Murcia y Katarzyna Mo?oniewicz, la obra explora una peculiar mirada sobre la actividad literaria, desprendiéndose del andamiaje ensayístico más clásico e indagando en una reflexión en diferido sobre lo que se debe entender por poesía. Un diálogo que sienta a la misma mesa a la crítica literaria y al taller de escritura.

Junto a W?odzimierz Maciag, su compañero de redacción, Szymborska se ocupaba de filtrar los textos que recibía el semanario desde todo el país, seleccionando los que finalmente serían publicados, y de responder a las solicitudes. Un escanciado cargado de agudeza y de cinismo a partes iguales, que registra en tono conversacional las pautas sobre el funcionamiento de dichos textos y la terapia para digerir la falta de talento.

La prosa y la realidad

La autora de reconocidos poemarios como Llamando al Yeti (1957), El Gran Número (1976) o Fin y Principio (1993), responde a las solicitudes con un humor incisivo: "si el alcohol fuera coautor de la gran poesía, uno de cada tres ciudadanos de nuestro país sería al menos un Horacio", a través de una prosa que discute cara a cara con la realidad, desde la cual otorga el destello de profundidad filosófica a su visión de la literatura. Una fórmula que conjuga la expresión didáctica y crítica, de la que emana de forma permanente su 'arte poética', leyendo al otro mientras se lee a sí misma. De esta forma, los poemas de escritores principiantes, en su mayoría, desvelan lo que representa para Szymborska la poesía. El testimonio de una forma de acceder al oficio literario emitiendo preguntas a partir de respuestas.

No encuentro mejor forma para incitar a su lectura que establecer un decálogo de recomendaciones poéticas sostenido a partir de sus propias palabras. Escoger diez reflexiones sobre la creación, que difuminan expectativas y vicios de la escritura. Palabra de Szymborska:

1. Lea buena poesía y que la lea bien, siguiendo las infinitas posibilidades de cada palabra utilizada.

2. Es mil veces más ambicioso hablar con el lenguaje de un tiempo que le pertenece y de una manera, a ser posible, propia, no prestada.

3. En un poema se trata siempre de que se tenga la impresión de que esas palabras y no otras llevan siglos esperando encontrarse.

4. Para ser un buen zapatero no basta con ser un entusiasta de los pies del género humano. Hay que entender también de pieles, de herramientas, saber escoger la forma adecuada, etc. La creación artística requiere un esfuerzo parecido.

5. Los poetas, a escondidas corregían afanosamente esos dictados de ultratumba, borraban partes, las rehacían. Una cosa son los espíritus, pero también la poesía tiene su lado prosaico.

6. Un escritor se forma en su interior, en el corazón y en la cabeza: gracias a una innata predisposición a abstraerse, a vivir de forma emocional las cosas más pequeñas, a asombrarse incluso ante aquello que a los demás les parece normal.

7. Palabras como 'patria', 'verdad', 'libertad', 'justicia' tienen su precio. Corre en ellas auténtica sangre que no ha lugar imitar con tinta. Si alguien no es capaz de unir esas palabras con una reflexión particular, mejor dejarlas para más adelante.

8. El tema es lo más fácil, y por sí mismo no tiene ningún valor literario. Empieza a tenerlo cuando se enmarca en una realidad psicológica y social.

9. Todos los poemas sobre la primavera quedan descalificados automáticamente. Es un tema que ha dejado de existir en la poesía. En la vida sigue existiendo, claro. Pero son dos cosas distintas.

10. Los que tienen talento son capaces de pasar horas frente a la hoja de papel y perfeccionar los dictados del espíritu.

Este decálogo recreado' tiene la virtud de asesorar a poetas debutantes y a experimentados, y a su vez hacer terapia. Al mismo tiempo, alumbra las marcas de la poesía de Szymborska, como son el equilibrio en el tono, la transparencia filosófica y la amplitud de horizontes de lectura de lo real.

De igual modo, establece pautas claras en cuanto al afinamiento de la mirada, que debe partir siempre del asombro ante la realidad para poder trascenderla. Pero advierte también de un requisito fundamental para cualquier género literario: el talento, la primera huella del ejercicio poético.

No obstante, si hubiera que elegir una de sus propuestas, recomendaría escoger una idea externa al propio decálogo, que a la vez lo engloba en su totalidad. No se trata de un consejo, sino de la condición imprescindible para la escritura poética. "La poesía no es para los poetas un entretenimiento y una huida de la vida, sino la propia vida". Palabra de Szymborska.

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