"Somos una banda de punk rock que ha ido más allá de la música. Ves a un tipo con una chaqueta de cuero y vaqueros y dices ¡mira, parece uno de los Ramones!, no muchas bandas pueden decir eso. Me parece bien que la gente lleve nuestras camisetas, quizá algún día entren a una tienda de discos -si queda alguna- y digan: ¡Esa es la banda de la que tengo la camiseta!. Y quién sabe, quizá escuchen y les guste nuestra música". Es la reflexión que hacía Marky Ramone semanas atrás con motivo del concierto que ofrecía a comienzos de agosto con Marky Ramone's Blitzkrieg en el festival gallego Rock in Cambre. Ramones nunca fue una banda superventas, pero las camisetas con su logo forman parte de la iconografía popular. Lo sabe Marky, que entró en la familia en 1978 y se estrenó en la grabación del cuarto disco de estudio Road to Ruin.

Marky ha frecuentado la isla en varias ocasiones [Ramones actuó una sola vez en Canarias en marzo de 1993, en una cochera de Los Tarahales en la capital grancanaria, ya con Dee Dee fuera de la banda] y en la actualidad sigue agitando "todos los clásicos de Ramones sin paradas entre canciones". Unos 36 por concierto. Porque como bien recuerda: "Soy un Ramone, es algo con lo que vas a vivir. Mi estilo es el mismo, he tocado siempre el mismo estilo, no hay cambios". En su opinión, nada ha cambiado en la música en los últimos 40 años: La gente no cambia, cambia la tecnología. Nosotros aún tenemos las mismas frustraciones y cantamos sobre las mismas cosas, amor, corazones rotos, paz? El mundo es el mismo que en los días anteriores".