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Pánico en la cinta cósmica

Las distintas encarnaciones de Batman y Flash interactúan en esta aventura que conecta con la saga 'The Watchmen'

Bruce Wayne y Barry Allen, en la cinta cósmica, junto a Eobard Thawne. LP / DLP

El imaginario surgido con la impresionante The Watchmen se ha ido expandiendo a una velocidad tan vertiginosa que ya ha alcanzado a territorios ajenos al suyo. Me explico. La obra maestra de Alan Moore y Dave Gibbons revolucionó el noveno arte a mediados de los ochenta al presentar una visión de los superhéroes no tan idílica ya que mostraba sus luces y sombras, y un argumento que básicamente reflejaba las ansiedades de la guerra fría. Todo con una innovadora estructura que iba dando saltos a través del espacio, el tiempo y la trama. Este título se ha convertido, con total merecimiento, en una de las obras maestras de la novela gráfica norteamericana y la demanda de más aventuras, por parte de sus seguidores, ha provocado la salida de sucesivos spin-off con los nombres de sus justicieros y villanos.

Pero ahora llegamos a este Batman, Flash: la chapa, dentro de la nueva colección de aventuras que forman la saga Renacimiento que viene a ser como otros Nuevos 52 en la que se reinicían los orígenes de muchos de los personajes de DC y que conecta, a su vez, con la celebérrima Crisis en tierras infinitas. Los dos superhéroes que protagonizan el título que nos ocupa actúan como sabuesos para averiguar cuál de los protagonista de Los vigilantes puso el símbolo famoso del Comediante en la batcueva del Hombre Murciélago.

Y ambos personajes, Flash y Batman, que se dedican a salvar a inocentes tras vivir el trauma de perder a respectivos progenitores, deciden viajar a la atalaya de la Liga de la Justicia para recuperar una cinta cósmica con la que Flash alteró el pasado y creó la realidad alternativa que inició Flashpoint.

Los dos personajes inician así un descenso hacia el infierno donde ocurre de todo. Y vemos cómo el Batman padre e hijo -Thomas y Bruce Wayne- interactúan en varios momentos. O cómo las tres reencarnaciones de Flash -Barry Allen, Eobard Thawne y Jay Garriek- comparten sus respectivos anhelos. La historia adquiere una total credibilidad gracias a un guión bien hilvanado por Tom King y Joshua Williamson, experimentados nombres del sello DC, que concluyen la historia con un golpe de efecto a modo de epílogo con la figura de Superman. Por otro lado, los dibujantes Jason Fabok y Howard Porter muestran un estilo muy pulido y detallista, la quintaesencia de esta factoría, que no esconde sus guiños en ocasiones al ilustrador de The Watchmen.

A partir de aquí el universo Renacimiento se va a ir expandiendo con sucesivos relatos en el tiempo que ya tiene su continuación en El reloj del juicio final de Geoff Johns y Gary Frank a punto de publicarse en España. Como curiosidad, la primera edición de este volumen incorporaba una chapa movible como la que aparece en la portada.

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