Rara es la persona que no se acuerde de la sonada polémica del "Ecce homo" de Borja, tras un fallido intento de restauración de un cuadro de un santuario aragonés que se hizo famoso. Pues ha ocurrido algo similar en Asturias, concretamente en Rañadoiro (Tineo). Una vecina del pueblo -una de sus 16 habitantes- decidió, "con permiso del párroco", arreglar tres figuras de la ermita del lugar. Sin estudio ni nada, el resultado dará mucho de qué hablar: se trata de tres piezas de los siglos XV y XVI que han quedado "restauradas" de forma más que peculiar.

Luis Saro, el experto que, en su día, restauró estas mismas figuras hace quince años tilda el resultado de "aberración". Pero seguramente no fuese éste el propósito, ni mucho menos, de la vecina que posó sus manos sobre el arte que alberga la ermita de Rañadoiro, que, aunque esté en el concejo de Tineo, pertenece a la parroquia de Salas para la Iglesia. Lo hizo siempre con el permiso del párroco, Arturo García, según cuenta ella misma. Ella, con toda la buena intención del mundo, quiso echar un cable para adecentar las figuras. Tres en total: una de la Virgen con el Niño y Santa Ana; otra de San Pedro; y una tercera de la Virgen con el Niño Jesús.

"Yo no soy profesional, simplemente las figuras estabas horrorosas y las quise pintar para ponerlas mejor", explica esta mujer, una de los 16 vecinos de Rañadoiro. Hace un año, retiró las piezas artísticas de la ermita y se las llevó a su casa. Sin estudiarlas y, por supuesto, sin noción alguna de restauración, se dispuso a pintarlas con toda la buena intención del mundo. "Tenía el permiso del párroco y estaban horrorosas", insiste. Lo cierto es que al resto de vecinos de la aldea, su intervención no les pareció mal.

El experto que las restauró en su día y tilda de "aberración" lo sucedido, asegura que "es la segunda vez que pasa con estas figuras". Cuando tuvo que hacer en 2003 el trabajo, tuvo que quitar una capa de pintura que alguien había puesto sobre ellas. "Tuvimos suerte porque se mantuvo la policromía original", afirma. En esta ocasión, se desconoce si habrá esa suerte y si se podrá devolver a las figuras de los siglos XV y XVI su aspecto original. Todo depende del material que haya utilizado la vecina que las pintó, entre otros aspectos técnicos.