Dani Martín maneja bien sus recursos. El madrileño se ha forjado una carrera en solitario desde 2010 con notable triunfo. Aparcó la historia de El Canto del Loco, formación de la que estuvo al frente desde 1994 hasta que se estrenaba nueva vida profesional con el lanzamiento de Pequeño, primera escala de tres discos de estudio al que seguirían Dani Martín (2013) y La montaña rusa (2016). Anoche, el cantante de San Sebastián de los Reyes reunía a los suyos en el Gran Canaria Arena en la segunda escala en las Islas de la gira Grandes éxitos y pequeños desastres, título de la generosa compilación que brindó a su público a finales de 2017.

El repertorio que despachó este viernes por la noche tuvo más de éxitos que otra cosa. Una hoja de ruta de 24 temas, de los que 17 eran cosecha de El Canto del Loco. Una estrategia que funciona entre su público, que en este concierto, que se incluye en la programación del festival Mar Abierto 2018, celebró todas y cada una de las canciones. Una producción a la altura de las grandes ligas, con llamaradas y pirotecnia visual, y una banda con galones que aporta la solvencia que da robustez a la propuesta sonora que defiende un tipo como Dani Martín.

Llegó ayer a mediodía de Santa Cruz de Tenerife, donde celebró la primera parada de la gira con Mar Abierto. Montaje en tiempo record, prueba de sonido y un pequeño descanso para que Said Muti y su banda hiciera las pruebas. Tras la apertura de la noche con el autor De Tripas Rock' n' Roll llegaba la hora que ansiaban los miles de seguidores de Dani Martín. "¡Buenas noches Gran Canaria!", fue el saludo del madrileño a la audiencia para meterse en faena con Volver a disfrutar, sentencia premonitoria de como iba a progresar el concierto.

A partir de ahí fue intercalando temas de sus discos en solitario y los que hizo en la otra vida, que a juzgar como los recibía el público, quedaba claro que el tiempo pasado le reporta el éxito del presente, sin que su repertorio como Dani Martín sea cosa menor para quienes le reverencian como su gran ídolo. Al contrario, el público que le sigue lo celebra todo con la misma intensidad.

La suerte de la vida, Dieciocho... y a jalear el aforo: "¡Vamos canarios, muy grande Las Palmas!"; y suena otro clásico de ayer: Peter Pan. Siguieron Que se mueran de envidia, Puede ser, Los charcos -¡"Aquí nunca se acaba el verano, cabrones!", exclamaba Dani Martín-, Contigo, Mi teatro, Son sueños, Mira la vida e Insoportable.

Con todo esto, y a falta de otra tanda de clásicos, cubría Martín y su banda casi tres cuartos de concierto. Pero por delante quedaba otra serie de canciones que hicieron de El Canto del Loco una banda que conquistó al público que los tuvo enfrente cuando el grupo llenaba las plazas que también conquistaba. 16 añitos y Besos volvieron a levantar a un pabellón y a su público al que le aguardaban otras emociones en la recta final del concierto.

Que bonita la vida fue como un interludio para despachar, una tras otra, Mi lamento, Una foto en blanco y negro, Volverá y Cero. Con Ya nada volverá a ser como antes parecía que llegaba el fin, pero a los bises llegaban otras perlas del ayer: Tal como eres, Emocional y Zapatillas. El público contento, porque sabía a lo que iba, y tuvo el premio que esperaba.