Esta muestra, ¿es una oportunidad no solo para reivindicar su figura sino para que sea objeto de estudio por las nuevas generaciones?
Es una revisión enorme de la obra de Juan Hidalgo. Cuando empezamos con el proyecto no teníamos la intención de traerlo todo, además porque es imposible, pero si hay algo fundamental: estando Juan en vida ya pensábamos que iba a ser una gran exposición, pero con Juan Hidalgo podemos hacer, a partir del hoy, del mañana y del pasado, solamente una memoria nostálgica y repetitiva de las anécdotas que estuvimos viviendo con él, lo que nos ofreció, y si queremos ser coherentes con él, es tratar que ese legado de intensidad artística no se ha enterrado, y no se reduzca a cenizas o a nada. Le dije a Carlos Astiárraga que hiciéramos un esfuerzo, por grande que fuera, en tratar de mostrar a la gente la pluralidad extraordinaria de su trabajo. Es alguién que merecia haber llegado a los últimos años de su vida con un mayor desahogo económico. No se quejaba nunca, pero ahora es el momento de plantear, de abrir el debate a la sociedad canaria y española en general, y al contexto cultural, qué hacemos con un artista de este nivel, que nos da lecciones en la música, en las acciones performativas, en los ambientes instalativos, en lo poético, que cubre todos estos campos y a su vez es un modelo de libertad, de comportamiento sexual y todo, pues creo que tiene que ser un incentivo no para buscar a nuevos Juan Hidalgo, sino que es un modelo para investigar, estudiarlo y ponerlo en valor.
¿La propuesta de una fundación es el modelo para profundizar en su obra y lo que significa?
Hay que pensarlo, y es importante sentir y calibrar, y preguntarles a las instituciones culturales y sus responsables qué es lo que se podría hacer con Juan Hidalgo. Preguntárselo por ejemplo a un consejero de Cultura. Igual te dice que un homenaje, y no es lo que conviene, no hagamos el chorra. Estamos, por ejemplo, ante una actividad viva como es esta exposición, por la que pasarán miles de personas a descubrirla. Es que mucha gente habla de Juan Hidalgo sin tener ni idea, es diferente. Si rascamos por encima entre la crítica y los expertos en arte uno se da cuenta de que se han quedado con dos anécdotas, pero sin tener una idea del conjunto de la obra y de la persona. No quería ni ser pedante ni académico, sino crear puntos entre lo musical, visual, estético y cromático en la exposición que permitiera hacer un paseo casi distraído, y en medio de todo ello, descubrir qué es la música de la vida. ¿Ese espacio y ese tiempo en 2018 sigue siendo de Juan Hidalgo o es una pieza de museo que veneramos y respetamos por la historia que tiene? El contexto queda en la memoria del espectador y creo que los artistas se salvan si les quitas la legitimación?histórica ¿Sigue siendo atractivo esto? ¿Sigue siendo desafiante y provocador? En el caso de Juan Hidalgo, radicalmente si.
La exposición está abierta hasta noviembre, y tal vez sirva de espejo para que instituciones o entidades privadas se interesen por Juan Hidalgo.
Eso es lo que queremos. Hay que hacer otras exposiciones de Juan Hidalgo. Ahora mismo no tenemos interés en mover ésta de aquí a allá, porque como funciona aquí no funciona en ningún otro sitio, pero es cierto y es fundamental que surja tanto el interés institucional, de cara a museos, centros de arte y galerías, el interés investigador de gente joven, el interés curatorial de esa gente joven, que yo lo veía. Lo compruebo entre los alumnos que tengo, que días atrás me decían que estaban deseando ver esta exposición, y si me gusta pensar que va a llegar una gente nueva que nos va a descubrir cosas que está en la obra y no he visto, que nos van a dar otras perspectivas de la obra de Juan Hidalgo, y creo que es una producción tan rica que va a permitir gozar a mucha gente. Viene alguien renovador y da la vuelta a las cosas como tú las conocías.
¿Es necesario, desde su punto de vista, que surjan nuevas miradas que no estén contaminadas, en el sentido artístico, por los conceptos estandarizados acerca de Hidalgo y su producción?
Una de las labores que tenemos que hacer, y yo especialmente como profesor, es lanzar a los alumnos un mensaje en una botella, que recojan el guante y comprendan el mensaje para que al final con gran libertad, porque Juan Hidalgo es un faro de la libertad, no en la órbita del 'hazlo tú mismo' pero si de incitarte a que tu deseo te oriente. Juan tuvo la grandeza humana, artística, estética, y ética de no traicionar su deseo. Que lo podría haber hecho, haber traicionado su deseo guiado por cierto facilismo: soy un virtuoso del piano y compositor, voy a dar conciertos y no me voy a meter en jardines, Y se metió en esos jardines, budistas, zen, Fluxus y Zaj, buscando una experiencia diferente. Aprendí mucho con él cuando lo traté pero también he aprendido muchísimo haciendo esta exposición. Durante el montaje incluso bromeamos con que esta o aquella pieza habia quedado tan bien que igual la dejaban allí para siempre. En aquellos años de sotana, de grisura absoluta, tuvo esa capacidad, inteligentemente subversiva, sutilmente transformadora, eso es lo grande de su obra. Hay mucho humor y de juego, en su vida y en su obra, una mirada periférica y un sentido del humor único, hacia dentro; el se reía de un chiste que tú no habías llegado a comprender todavía.
