Del pop al punk y del indie a la electrónica. Y así sucesivamente. De este modo pueden resumirse las propuestas que se fueron alternando entre las nueve bandas que actuaron anoche en la primera edición del Gran Canaria Sum Festival en Infecar. Un total de 6.500 espectadores llenaban el recinto entrada ya la madrugada pues la llegada de espectadores fue continua durante toda la noche para un evento que despedía el último sábado de septiembre. Elefantes, Izal, Rozalén y Nancys Rubias, por la respuesta del público, no dejaban dudas de que habían sido ellos los grupos más esperados.

Por otro lado, la experiencia de ayer, con conciertos desde las 18.00 horas y hasta las tres de la madrugada, puede considerarse como el primer paso para un nuevo concepto de espectáculos masivos. El espacio de aparcamientos de este recinto del barrio de la Feria del Atlántico estaba estratégicamente preparado para satisfacer a todos los espectadores ya que, nada más entrar, el público podía acceder a varios puestos de fast food y consumir tranquilamente en dos amplias carpas preparadas para este objetivo. Más adelante, tras hacer una quizás demasiado larga y abarrotada cola para conseguir los tickets en los dos puestos pertinentes, los asistentes pudieron probar los diferentes tipos de bebidas con varios espacios distribuidos por todo el recinto y con tipos de marcas muy famosas.

Todas las bandas contaban con una hora de actuación, a excepción de Izal que estuvo noventa minutos en el escenario como cabeza de cartel del evento. Empezó en el escenario Mazda, con su 15 x14 metros, el grupo tinerfeño Conducta Cero que interpretó temas como De bar en bar o Paula. Ya desde el comienzo llamaba la atención la nitidez del sonido, algo no muy sencillo de conseguir en un espacio como este. Siguió Funambulistas en el Heineken, algo mayor, con sus 16 x14 metros de amplitud, y donde el proyecto liderado por Diego Cantero repasó las mejores canciones de sus tres discos con un sonido muy elaborado y versátil que sorprendió a algún que otro espectador que no controlaba bien su discografía.

Durante su actuación, el cantante de La Habitación Roja, Jorge Martí, recalcó en varias ocasiones que era la primera actuación de todo el grupo junto en la Isla y llegó a decir algo como que iban a darlo todo para que no tuvieran que pasar otros 23 años antes de volver a este enclave. El grupo presentaba su nuevo trabajo Memoria, pero en realidad el concierto fue un repaso vibrante a toda su carrera.

A las 21.00 horas le tocó el turno a Novedades Carminha, uno de los combos más interesantes del cartel ya que representan la esencia del punk gallego con un humor que conecta con Siniestro Total y Os Resentidos. Un nutrido grupo de espectadores los recibieron con verdadera devoción. El grupo coruñés ofreció un potente sonido que servía como enlace entre los nostálgicos años ochenta con las propuestas más actuales. Títulos como Ritmo de la sangre, Jódete y baila o Antigua pero moderna fueron sin duda los momentos más divertidos y de frenesí musical de toda la noche. A las 22.00 Sidonie salieron al escenario. El grupo regresaba a la isla tras presentar hace casi dos años El peor grupo del mundo y también llegaban de celebración ya que era su vigésimo aniversario en la carretera. El grupo ofreció un concierto con un repertorio cuidado y bien pensado donde supieron mezclar de manera acertada los temas del nuevo disco con sus clásicos que, como es de esperar, son los que más pasiones levantan entre el público, con títulos como Os queremos Nuestro baile del viernes, La Costa Azul, Sierra y canadá y Fascinado. A las 23.00 horas le tocó el turno a Rozalén, uno de los últimos fenómenos musicales de este país, que interpretó las canciones de sus tres discos titulados Con derecho a..., Quién me ha visto? y Cuando el río suena..., con canciones del tipo de La puerta violeta, Girasoles o Asuntos pendientes en las que además defiende los derechos de las minorías y comunidades más desfavorecidas.

A las 24.00 salió Elefantes en una actuación que había despertado muchas expectativas ya que presentan su nuevo trabajo, La primera luz del día, que ha sido considerado como uno de los mejores de su carrera, en donde hacen un recorrido por las distintas emociones que un ser humano puede tener al día. El grupo formado por Shuarma (voz y guitarra), Jordi Ramiro (batería), Julio Cascán (bajo) y Hugo Toscano (guitarra) logró seducir a los espectadores con títulos como Duele, Cada vez, Te quiero o Que todo el mundo sepa.

Y ya, a las 1.00 de la madrugada le tocará el turno a Izal, una de las bandas más exitosas del panorama nacional que, a diferencia de todas las demás agrupaciones, estuvo sobre el escenario durante 90 minutos. Como ya anunciaba su cantante los conciertos de Izal son todo un espectáculo no solo por el show que desprende el propio grupo sino por la devoción con la que los reciben sus seguidores. Y, como cabía esperar, hubo una química con el grupo poco común, en títulos del calibre de La mujer verde, Terapia o El pozo. Todo concluyó a las 2.30 con Nancys Rubias, con su imagen entre New York Dolls y Ramones, y su mezcla entre pop, glam y electrónica liderado por el extravagante Mario Vaquerizo. Un concierto contagioso para despedir la noche.

La música volvía al recinto ferial tras la experiencia del festival Bikini en junio de 2017. Pero no se cumplió del todo esa idea de que los grupos actuaran de forma consecutiva, ya que se aseguraba que en el momento en que acababa un grupo iba a empezar a sonar el siguiente para que la música no parara en ningún momento. Sin embargo, los problemas técnicos provocó más de un retraso. Entre los asistentes se veía un público entre los veinte y cuarenta años principalmente. Sin embargo, llamaba bastante la atención es que habían asistidos muchos peninsulares.

Así, Julia Martínez, de Salamanca, de 27 años, reconocía que "vengo porque es una oportunidad de ver a dos de mis bandas favoritas juntas en un mismo concierto como eran Elefantes e Izal". Y añadía que no se esperaba que hubiese una organización y una distribución del espacio "tan original". Andrés Sánchez, de 34 años y de Barcelona, reconocía que había venido al festival porque el cartel era muy completo, pero de paso iba a pasar una semana viendo la Isla. "Vengo a ver a sobre todo a Izal, pero también soy muy seguidor de La Habitación Roja y de Rozalén" ya que me gustan "los artistas comprometidos", señalaba.

Entre los asistentes canarios, había opiniones para todos los gustos. Así, Rosa González, de 20 años, reconocía que sólo le interesaban Rozalén e Izal, y que a lo mejor se quedaría hasta la actuación de lass Nancys Rubias, "pero sólo por la curiosidad de ver a Mario Vaquerizo". Por otro lado, Javier Santana, añadía que no le gustaba el pop clásico y que prefería los grupos más indies y de sonido más contundente como Sidonie, Las Habitación Roja y Novedades Carminha "por los cuales me he decidido a asistir", subrayaba.

Destacar, finalmente, el juego audiovisual con pantallas gigantes que permitían ver el espectáculo aunque no estuvieras ante el escenario. Y otro aspecto que resultó efectivo fue la manera de acceder al recinto, con una entrada larga y espaciada que impedía que se produjeran aglomeraciones. Lo dicho, una manera distinta de organizar conciertos más sencilla de lo que parece, que redunda positivamente en la comodidad del público.