El arte como una vía para la normalización del colectivo de personas con discapacidad funcional. Con ese punto de partida como filosofía se presentó ayer en sociedad Nuestra Gente, Nuestro Arte, un circuito cultural que se desarrollará entre octubre y diciembre en todo el Archipiélago y en el que 500 artistas con diferentes discapacidades, pertenecientes a 60 asociaciones, mostrarán su trabajo en campos que van desde el teatro a la música pasando por la pintura, la escultura, la alfarería o los trabajos manuales, con el objetivo de visibilizar y valorizar a las personas con discapacidad tanto física como psíquica en nuestra sociedad.

El teatro se convertirá en uno de los platos fuertes del amplio programa de actividades, sirviendo como aperitivo una representación llevada a cabo durante el acto por un grupo de actores de la Fundación Canaria para el Sordo (Funcasor), que representaron un sketch "con un formato sin diálogo, solo con expresión corporal y facial, con el objetivo de que sea accesible a todas las personas", explica David Rodríguez, educador y mediador en el Centro Ocupacional Hellen Keller. "De hecho, cuando realicemos la representación completa, que dura unos 30 minutos, hemos previsto un servicio de audio que va a narrar a las personas ciegas lo que ocurre en el escenario para que sea 100% accesible".

Crecimiento

De él partió la idea de realizar una obra en la que toman parte ocho actores y que "ha ido creciendo con aportaciones de los profesores de teatro aficionado del Auditorio de Tenerife, que han trabajado con ellos, de los educadores y de los propios usuarios", apunta María José Rodríguez, que también ejerce la labor de educadora dentro de Funcador.

Poner en marcha un proyecto de estas características "es complicado", reconoce David Rodríguez, "ya que cada uno tiene unas características determinadas. Unos usan lenguas de signos, otros no y los oyentes hablan normalmente", por lo que el sistema requiere de una colaboración "entre todos. Uno va signando, otro va explicando en lenguaje oral...Al final nos adaptamos a ellos y ejercemos de mediadores comunicativos", señala María José, mientras su compañero reconoce que "cuando quieres dirigirte a todos a la vez es complicado, por loque muchas veces nos ponemos como referencia, hacemos lo que ellos tienen que hacer y nos imitan", aunque al final "ellos aportan sus ideas, sus bromas... Cuando se consolida la estructura y se conoce el principio y el final ya lo que toca es ensayar, ensayar y ensayar".

Todo ese trabajo de un año tendrá su momento culminante el 2 de diciembre, dentro de las actuaciones programadas para ese día en el lagunero Teatro Leal, cuando Pritsa, aventuras en una guagua vea la luz para un grupo que ya acumula una dilatada experiencia, ya que "llevamos cuatro años haciendo este tipo de obras. Explora Clown, con la que inclu-so fuimos a Galicia; Un poquito de todos, en la que intercalába-mos sketchs con poemas; Pipas P'al loro, que era una historia de piratas y este Pritsa, que ya la hicimos el año pasado", teniendo por delante "un proyecto para una nueva obra de teatro aficionado", indica María José.

Y cada una de ellas, cada vez que se suben a un escenario, "nosotros estamos más nerviosos que ellos. Lo hacen con una enorme naturalidad, tal cual son", algo que el público siempre reconoce y valora, dado que "lo más importante siempre son ellos. A nosotros verlos actuando nos genera la sensación de que por fin lo conseguimos, pero verlos a ellos, cuando salen al escenario y, al finalizar, les aplauden...Es increíble", concluye David . Una sensación que podrán vivir y disfrutar durante estos meses medio millar de artistas con múltiples tipos de discapacidad pero con algo en común: una creatividad que proviene de una fuerza y valentía especial para seguir adelante.