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Música III Festival Cero

Alejandro Méndez: "Ordenamos nuestra vida por discos, que son los que la hacen posible"

"Esto parecía que iba a ser una cosa de cinco años y nos vemos con seis discos y celebrando" destacó el músico

En la imagen, de izquierda a derecha, Alejandro Méndez, Noni López y Alfredo Núñez, los tres músicos que forman Lori Meyers. VÍCTOR LERENA/EFE

Lori Meyers celebra su primer concierto en Canarias en el Festival Cero, en el año que se conmemora el 20º anivesario.

Cierto, es la primera vez. Ha habido varios intentos a lo largo de nuestra carrera, pero al final no se llegaron a concretar . Y este año, y con motivo del 20º aniversario, ha habido la suerte. No sé por qué no hemos ido antes, son cuestiones de la agencia, no sé si han sido cosas de los promotores, no sabría que decirle. De hecho, un par de veces se intentó pero como le digo desconozco si fue por el promotor, porque no se llegó a un acuerdo, no sé por qué, si las fechas coincidían con otras.

¿Qué se va a encontrar el público en el estreno del directo de la banda en la capital grancanaria? Es un año de celebraciones, con la edición de por medio del disco 20 años, 21 canciones . ¿Tiene algo de especial esta fecha para el grupo?

Una de las cosas importantes de este año es el aniversario. Hacemos 20 años aunque la gente no se lo crea. Son 20 años desde que el grupo empezó a tocar, que fue en el 98, y entonces hemos intentado hacer un repertorio a lo largo del año que recopile todo este tiempo. Si bien estamos tocando más en festivales, que los repertorios son más limitados, luego hay sitios en los que hemos presentado este tipo de espectáculos, que es el que traemos aquí, que es un poco más largo, en el que desgranamos toda la discografía. Además, aquí con más razón y por el hecho de que nunca hemos estado, habrá que hacer un resumen de todo ese repertorio.

El disco 20 años, 21 canciones no es un grandes éxitos al uso, sino también un gesto de la banda hacia el público, un regalo casi a quienes han acompañado al grupo en estas dos décadas de carretera. Un doble CD con 41 canciones que condensan todo Lori Meyers.

Totalmente. Y un regalo hacia nosotros. Como dice no es una compilación al uso porque muchas de las canciones estaban editadas. Hay que tener en cuenta que ha habido mucha gente que ha participado y que ha dado su visión al respecto de cada canción, y han sido ellos lo que han elegido el repertorio, no nosotros. Era como darle la vuelta, a ver qué dice la gente del espectáculo y la cultura, gente que es importante para la banda, qué opinan de nuestras canciones, y ellos son los que las han escogido el repertorio.

¿Hubo discusión por el repertorio entonces?

Hombre, tuvimos que estar encima de todo por si iban a escoger las canciones más raras, y porque había canciones que tenían que estar. No ha hecho falta interceder mucho porque al final las cosas caen por su propio peso, y luego las canciones importantes son las que al final les gustan a más gente. Lo bueno es que ha habido variedad, temas que son los grandes éxitos, pero tienen un contenido especial para determinadas personas, y por eso ha quedado curioso, no un Greatest Hits, sino algo más especial.

Si le pidiera cuatro o cinco canciones de Lori Meyers que retraten la personalidad de la banda, a la vez que su historia, ¿con cuáles se quedaría?

Le puedo decir algunas pero es muy difícil que uno escoja a uno de sus hijos, y también depende del momento en el que las quieras escuchar, sobre todo porque somos un grupo que tiene mogollón de canciones. Por ejemplo, Planilandia me gusta mucho y es la que abría Impronta (2013). En el último, En la Espiral (2017) ,hay una canción, Vértigo, que para los músicos incluso es una canción muy atractiva, no es un single pero tiene un punto progresivo que la hace especial. Luego le puedo decir alguna que canto yo, porque la conozco más, como es Océanos, y algo del primer disco Hostal Pimodan (2006) que es relevante, de cuando hacíamos un rollo más sesenta, canciones como El aprendiz o El dilema, y que nos engloba también en esa onda retro.

El sonido de Lori Meyers ha evolucionado desde ese rock primigenio del primer álbum a estructuras pop cercanas a bandas nacionales como Los Brincos y Los Angeles, por citar algunas referencias en las que encuentra el grupo, y que tienen más peso en la historia de la banda que las formaciones indies de cabecera de los 90.

Nosotros empezamos en unos años que dominaba el mainstream de la MTV y luchamos contra eso, y luego todo eso se fue modulando. Luego entramos en lo que usted dice, a los sesenta y setenta, ver qué y cómo se cantaba en España en aquella época. Nos gustaba la música anglosajona, pero al trasladarla al castellano, había que tener esas referencias. A partir de ahí, hemos ido modulando el sonido, buscando nuevas corrientes para no quedarnos estancados en una cosa retro. Y hemos metido sintetizadores, buscando nuevas texturas y ritmos un poco más modernos.

Hablaba antes de Vértigo , y no se si la letra tiene que ver con el temor a la repetición.

Totalmente, la evolución y la trayectoria del grupo se ha convertido en nuestra evolución personal. Ordenamos nuestra vida por discos y no por la época que estuve aquí, con esta u otra persona, los discos son los que la hacen posible. Esa sensación de vértigo es qué tenemos que hacer con el grupo, con nuestra vida, cómo ordenar la vida del grupo que es la nuestra, van pasando los discos y tenemos que seguir ahí.

Mirando en perspectiva, si nos ponemos en 1998, ¿satisfecho con el recorrido de Lori Meyers, los inicios con una independiente, y el posterior fichaje por una multinacional?

Comenzamos muy cómodos en la primera discográfica que tuvimos. Y te puede pasar en cualquier sitio. El hecho de que trabajes con una multinacional o una independiente, no implica que una te dé más libertad artística que otra, es como todo, una discográfica es un negocio, unos tienen más dinero que otros y es cuestión de quién esté en ese momento en la compañía, que crea en tu proyecto, y se crea su historia y no meta las manazas en el proyecto artístico. A nosotros nos pasó lo contrario que a otra gente. Y contentos, hemos ido tomando pasos en función de los problemas que hemos tenido, hemos tenido nuestros fallos y nuestros aciertos y eso es lo que nos ha traído hasta aquí, y como te decía muy satisfechos. Esto parecía que iba a ser una cosa de cinco años y se ha convertido en nuestra vida. Era una cosa de meter la cabeza en el mercado, nos vemos con seis discos, celebrando el aniversario, el proyecto de tocar en el Palacio de Deportes en Madrid.

¿Cómo se afrontan ese concierto?

Es un reto más. Si hay una nueva meta vuelven a aparecer esos nervios, como si volviéramos a empezar. Hace poco estuvimos en México tocando en una sala pequeñita ante 500 personas, las nuevas metas oxigenan al grupo y hacen que se sienta vivo.

¿Se echa de menos este tipo de conciertos de mediano aforo?

Somos un grupo camaleónico que nos sabemos adaptar bien a todos los formatos: tenemos un formato eléctrico, uno de festivales grandes con mucha producción, un formato acústico donde las canciones las llevamos a otro sitiomás propio para teatros e incluso salas pequeñas. Creo que hoy en día la historia no es qué grupo es de festivales o de estadios, los grupos son multidisciplinares y saben adaptarse a la historia.

En estos 20 años la industria ha cambiado y el público español también.

Claro, ha cambiado al igual que lo hizo respecto a los otros 20 años anteriores, es una cosa que está viva. Ahí estamos en la época del segundo indie. Nosotros surgimos de un indie más primigenio y teníamos un público que quizás era más purista, y a lo largo de los años algunos e habrán ido, otros han entrado, unos vuelven, otros salen, pero bueno, nosotros seguimos y todo el mundo es bienvenido, y el que quiera irse o entrar tiene la puerta abierta.

Habla de la segunda oleada del indie nacional con un puñado de artistas que participan del circuito nacional de festivales. En este caso, ¿la cantidad es sinónimo de calidad?

Es una causa de que los festivales se han masificado muchísimo y los promotores son conscientes de las pocas bandas que al final venden tickets. No deja de ser negocio, ellos tienen que poner de cabeza de cartel a ese grupo. Y te la sensación de que siempre son los mismos grupos, pero hay que mirar la letra pequeña. Y luego hay festivales de letra pequeña que apuestan por cosas más independientes. Pero si nos ponemos el ámbito del indie mainstream, hay más negocio.

¿Cuál es la hoja de ruta de la banda tras el concierto en Madrid en diciembre próximo?

El hecho de este concierto en el WiZink Center se anuncia como algo especial porque luego la gente no va a poder ver al grupo durante 2019, porque el año está destinado a la composición y la grabación del siguiente álbum. De hecho, ya hay siete canciones bastante avanzadas, todavía hay que trabajarlas más, y no sabemos si se editará el próximo año o ya en 2020. La vida sigue, el aniversario nos hace mirar atrás pero el grupo sigue. No será como será el disco pero tenemos que claro que habrá que buscar cómo revestir las canciones de una forma más moderna, y no creo que haya quiebros de estilo porque tenemos una línea marcada y una personalidad. Podríamos haber repetido Mi realidad. que fue un gran éxito, pero no lo hemos hecho.

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