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Entrevista a Mónica Regueiro

"Los artistas también podemos contribuir a la lucha contra la violencia machista"

La actriz y productora Mónica Regueiro.

Todas las mujeres dibuja a un personaje masculino que va desmoronando ante cinco personajes femeninos, ¿qué representa este pulso emocional de poderes, seducciones y reproches?Todas las mujeres

Pues, sobre todo, representa un regalo para las actrices, porque en Todas las mujeres, además, se trata de hombres escribiendo papeles de mujeres fuertes, poderosas, independientes e inteligentes, lo cual es muy de agradecer a los guionistas originales, Mariano Barroso [presidente de la Academia de Cine] y Alejandro Hernández. Ambos ganaron el Goya a Mejor guión en su momento, muy merecidamente, porque tanto los personajes femeninos como el masculino están realmente bien perfilados.

Cada personaje experimenta una tensión distinta con el protagonista, ¿a cuál se enfrenta el suyo?

Yo interpreto a Carmen, cuñada de Nacho, a quien interpreta Fele Martínez, con quien se establece una relación muy atípica entre cuñados y en la que mi personaje es su paño de lágrimas. Entonces, lo que le pasa a Carmen, que me encantó tanto cuando vi la película como cuando leí el guión que adaptó Daniel Veronese, es que se da cuenta, junto al espectador, de las artimañas de Nacho -porque todos tenemos un Nacho en nuestras vidas- pero no siempre lo reconocemos a primera vista. Y es muy bonita la escena entre Carmen y Nacho, porque el personaje hace un clic en escena y, tanto ella como el público, se dan cuenta al mismo tiempo de varias cosas que suceden, lo cual es muy interesante, como actriz y como espectador.

La película se articula a través de una puesta en escena muy teatral, ¿en qué medida se ajusta o descabalga del filme esta adaptación a las tablas?

Más bien, se ajusta, porque no cambia mucho. Sí es verdad que Veronese le ha dado su toque personal y ha hecho alguna variación, sobre todo, con el final, pero los personajes son los mismos y las situaciones que se plantean son las mismas. Cada medio tiene su peculiaridad y nosotros tenemos la suerte de contar con uno de los grandes directores actuales de la escena, que es Daniel Veronese, que no sólo ejerce como director sino también como adaptador del texto. En este sentido, Veronese tenía una idea muy clara de cómo quería montar esta obra y creo que lo ha adaptado estupendamente a las tablas porque tiene mucha fuerza, mucha verdad e, incluso, diría que un poco más de comedia que el guión original del filme.

En este sentido, ¿pudo desvincularse de la referencia de la actriz Marta Larralde, que encarna a su personaje en el filme?

Sí, totalmente, aunque conozco a Marta y me parece que hizo un trabajo estupendo en la película. Todas las actrices están maravillosas. En esta versión, tenemos la suerte de contar también con un repartazo, porque está Lola Casamayor, una dama de la escena; Nuria González, un rostro muy conocido para el público; Lucía Barrado, recientemente premiada por la Unión de Actores... En definitiva, hay actrizones y aunque, evidentemente, la referencia fílmica está ahí, cada una ha intentado hacer su propia construcción del personaje. En este sentido, tenemos que agradecerle también a Veronese la libertad que nos ha dejado para poder dibujar e imprimir características propias a cada personaje.

Por otra parte, también ha producido este proyecto, una doble vertiente que ha desempeñado con frecuenta a lo largo de su carrera, tanto en teatro como en cine. ¿Cómo se construyó la propuesta desde el otro lado?

Efectivamente, soy productriz, como digo yo (Risas). Tengo esa doble faceta de ejercer de actriz y productora de los proyectos en los que me embarco y, en el caso de Todas las mujeres, se trata de un proyecto al que le tenía muchísimas ganas. Ya había trabajado con Mariano Barroso en una de mis primeras producciones teatrales y, y desde que vi la película, pensé lo mismo que dijo antes: qué teatral es este texto, porque se desarrolla en muy pocos espacios y se basa, sobre todo, en los diálogos y la interpretación de los actores, así que tenía todos los ingredientes para ser una buena función de teatro. En cuanto conocí el interés de Veronese por montarlo en Argentina, donde las cosas no terminaron de encajarle por tema de fechas y agendas, supe que era el director perfecto para hacerlo en España.

¿Por qué le gusta el reto de compaginar la producción con su vertiente interpretativa?

Pues por la posibilidad de poder darle forma a proyectos y arrancarlos desde el principio. Creo que la parte de producción, aunque tiene un aspecto muy empresarial, financiero y numérico, también tiene una parte artística muy importante, que es la visualización de los proyectos para poder materializar algo que, en principio, es sólo papel. Esta parte artística es lo que me engancha de la producción porque, además, tengo la suerte de contar con aliados en el camino, que son coproductores maravillosos que me ayudan mucho, sobre todo, en esa primera parte en la que soy bastante menos eficiente.

También sigue inmersa en la gira promocional de Llueven Vacas,

Sí, Llueven Vacas es un proyecto muy bonito, que costó muchísimo sacar adelante pero, en este caso, había una motivación mayor, un plus, como dice, que era tratar el problema de la violencia machista en la pareja. Lo que nos gustaría es que este proyecto llegase al mayor número de público posible y, sobre todo, de público juvenil, porque creo que hay que tratar el problema desde la raíz. Además, estamos teniendo números muy preocupante entre parejas cada vez más jóvenes, lo cual, sumado a las nuevas tecnologías, que es un instrumento más de control, requiere un análisis profundo. Y si nosotros podemos aportar nuestro granito de arena con la película, que es lo que deseamos, al menos contribuiremos a crear debate y visibilizar esta cuestión, que es lo que hizo que tantos artistas, que ya son estrellas, se sumasen al proyecto.

¿De qué forma retrata el filme los distintos tipos de violencia que, además, se dan de forma transversal en la sociedad?

La película muestra a una pareja, que siempre es la misma a lo largo de toda la película, pero encarnada por distintos actores, como Maribel Verdú, Eduardo Noriega o Laia Marull, que refleja precisamente esto, que la violencia machista es un problema que no depende ni de la edad, ni del nivel cultural, ni del dinero que tengas en la cuenta bancaria, sino que nos puede afectar a todos. Muchas veces lo tenemos mucho más cerca de lo que creemos, pero estamos muy poco preparados para enfrentarnos, porque no tenemos ni las armas ni las herramientas para poder ayudar a estas mujeres. Por tanto, hay una labor importante por parte de la sociedad civil, ya que las mujeres no estamos lo suficientemente apoyadas ni por el sistema ni por las leyes. Por mi parte, creo que los artistas también podemos contribuir a la lucha contra la violencia machista, aunque sea visibilizándolo y hablando de ello, porque las cifras son peores cada año; no avanzamos año tras año, sino que retrocedemos. Por tanto, aunque mucha gente piense que no estamos aquí para cambiar el mundo, sí que podemos poner el ojo y aportar una reflexión. Y eso es lo que he intentado en Llueven Vacas.

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