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Entrevista | Sergio Gil

Sergio Gil: "Soy un buscador de la belleza"

"Hay que estar por encima de las modas y de lo que demande el mercado" señaló el escultor

Sergio Gil, con la silueta escultórica de su 'Drago'. LP / DLP

¿Cómo fue llamado al Arte?

Siempre andaba buscando, rastreando entre los callaos de una playa o en medio de los campos. Buscaba un poco más allá, como si no me diera por satisfecho con lo que tenía delante. Pero si cuento los años que llevo exponiendo, entonces sí es cierto que hablamos de 31 años.

¿Qué recuerdos conserva de su primer trabajo y primera exposición?

Fue en el año 1988. El entonces director del Club Prensa Canaria, el periodista y escritor Luis León Barreto, después de ver algunos bocetos, me dijo si podía visitarme en el estudio y yo le respondí que encantado. Vino a mi taller y vio el material. En aquellos años era muy difícil exponer si no tenías currículo. Eran los años de los grandes pintores del Archipiélago que exponían en la Sala del Club. Me presentó la exposición el abogado y articulista de LA PROVINCIA, Andrés Hernández Navarro, nieto del fundador de los periódicos de Editorial Prensa Canaria. Fue todo un éxito. Hasta hoy.

¿Tuvo un inicio complicado?

Soy autodidacta, siempre he estado aprendiendo, y así sigo a día de hoy. Un creador nunca llega a ninguna meta, y cuando cree que ha llegado tiene que inventarse otra inmediatamente para no repetirse. Con la edad de ocho años, sentado en una mesita que me preparó mi padre, el pintor Santiago Gil, en su pequeño estudio veía pintar marinas y paisajes, y algún retrato, mientras yo dibujaba. Luego me inició en el color con lápices y témperas, y pasados los años me adentró en el óleo: con 15 años empiezo a hacer pequeñas pieza escultóricas, nunca utilicé barro ni yeso, el material que elegí lo sacaba de unas cajas de maderas muy blandas que pedía en las tiendas del barrio: eran de las conservas de Guayaba Conchita que venían de Cuba. A cambio tenía que hacerle mandados a los de las tiendas.

¿A qué dificultades importantes se enfrentó para desarrollar y consolidar su vocación?

Al principio no dominas la técnica. Tienes todas las ilusiones y toda la fuerza de la juventud, pero sin el dominio de la técnica toda creación se vuelve complicada, y lo que tienes en tu cabeza no llega luego a la materia, al metal o al lienzo, a a esas hojas donde vas trazando los bosquejos de lo que luego terminarás creando.

¿Quiénes han sido sus referencias artísticas a la hora de alumbrar su camino y quiénes le influyeron?

Muchísimos artistas. Todos los clásicos, los que están vivos para siempre más allá de su época. Desde Miguel Ángel a Rodin, desde Bernini a Picasso, desde Praxíteles a Giacometti. De los cercanos me gustaban las propuestas de Manuel Millares y de César Manrique.

Independientemente de la opinión de la crítica, cómo define sus estilos en la escultura y en la pintura.

Unos lo definen como próximo al indigenismo, otros colorista, otros abstracto, en cuanto a la pintura. En la escultura puede que sea más moderno y que arriesgue más con las formas y con la utilización de los materiales. Yo me defino como un buscador de la belleza.

Su producción se distribuye con muestras monumentales de hierro en distintos municipios canarios, y obras pictóricas en sus exposiciones. ¿Ambas le procuran idéntica satisfacción?

Unas obras van unidas a las otras, son complementarias, me han permitido crecer y evolucionar. No puedo hacer distinciones, porque con todas ellas fui buscando aquello que señalé al principio respecto a mi infancia: perseguía lo que hay más allá, lo que no ves delante de tus ojos.

¿Tiene preferencia por una de sus creaciones?

Según las épocas puedo tener mis preferencias. Evidentemente, siempre que das a conocer una escultura te quedas con esa porque es la más grandiosa y la más reciente, pero es el paso del tiempo quien hace al final de criba. Hay días en que el Drago de La Garita me parece mi obra más lograda, pero luego paso cerca del centro comercial Las Terrazas y veo La Mirada, y me parece que define quién soy y lo que fui buscando. Lo mismo puedo decir de mi obra pictórica. Mi serie reciente de dragos y cardones, por ejemplo, a día de hoy me puede parecer mi obra más personal, pero luego se cruzan otros cuadros del pasado y ya no me atrevo a hacer esa afirmación.

¿Ha barajado la posibilidad de abordar un giro radical en su línea de trabajo para el futuro?

Cada vez que te enfrentas a una obra estás abordando un giro en tu trabajo. No siempre se es radical, pero tú no eres el mismo que hace unos años, y eso se refleja luego en tu trabajo. No tengo miedo a los cambios. Creo que un artista debe crear sin seguir siempre una misma línea, y que debemos hacer lo que nos guste y nos enriquezca en cada momento. Concibo el arte como un espacio de libertad absoluta.

¿Las nuevas tecnologías favorecen la plasmación artística o corren el riesgo de subordinarla a intereses comerciales prioritariamente, como alerta el cineasta Martin Scorsese?

Hay que estar por encima de las modas y de lo que demande el mercado. Un artista tiene que mirar solo a los ojos del tiempo, crear para todas las épocas. Si logras llevar la emoción a tu obra, esta pervivirá mucho más allá de la tecnología o de los intereses comerciales de cada momento.

¿Qué juicio le merece la realidad cultural canaria en relación con su actividad?

Canarias vive un gran momento cultural, con muchos artistas creando en cada una de sus disciplinas, exponiendo cuadros, presentando libros, estrenando música. Y además hay mucha gente experimentando y buscando nuevas maneras de expresarse.

¿Cuáles son sus próximos retos, tras la exposición del pasado verano en el Museo Antonio Padrón de Gáldar?

Un artista siempre está pensando en su próximo trabajo. Hay varios proyectos que espero que salgan próximamente. Lo más importante es no dejar nunca de crear. Lo otro viene como consecuencia de ese trabajo insistente.

¿Cuenta con alguna frase célebre que le rescata en momentos de desánimo para seguir con su quehacer como escultor y pintor?

Cuento con la creencia de que uno viene a esta vida a hacer algo más que ver pasar las horas. El arte es una manera de honrar a la vida.

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