Las actitudes que el ser humano puede asumir ante los demás son tan diferentes como pueden serlo las personas ante las que se encuentre.
¿Cuántas veces nos hemos sorprendido por el comportamiento de alguien ante una determinada persona? Por eso, quizás lo que más nos defina sea la actitud que adoptamos frente a los demás.
En el teatro hay muchos ejemplos que prueban la veracidad de esta afirmación, y quizás el último de ellos sea Todas las mujeres, una comedia en la que la personalidad de un veterinario varía según las mujeres con las que se encuentra: su novia, su progenitora, su psicóloga, su anterior pareja y cómo no, su cuñada. Frente a cada una de ellas surge una personalidad distinta que casi constituye una máscara con la que se oculta. En definitiva a través de la representación vemos seis caras de una misma persona, una cuando está sólo y el resto según la actitud que adopta ante el bello sexo, como el tradicional dado de seis caras da una puntuación diferente según caiga sobre el tapete.
¿Quién tiene la culpa de que él no progrese? ¿Acaso las mujeres que durante toda su vida han venido tejiendo alrededor de él una maraña de la que ya no puede escapar? ¿O simplemente se trata de otro adulto más que vive bajo el mórbido hechizo de Peter Pan?
Es sorprendente que una historia semejante pueda hacer reír al espectador, cuando en realidad se trata de la tragedia de un hombre que como un ludópata trata de ganar la partida, apostando por las seis posibilidades que contienen las caras de ese objeto, generalmente cúbico, empleado en los juegos de azar.
Lo vemos como un boxeador, perder cinco asaltos consecutivos, hasta que al final cae derrotado. Por eso no me cabe la menor duda de que Todas las mujeres es una tragicomedia que, como todas, destila un veneno agridulce que paraliza al espectador a lo largo de la función. De sobra está decir que Fele Martínez es la pieza clave de este puzle, pero como en todos los rompecabezas la combinación correcta del resto de pedazos es fundamental para componer la figura en su totalidad, aunque posiblemente sean Lola Casamayor y Cristina Plazas las que interpreten los personajes más interesantes.
La adaptación teatral que ha llevado a cabo Daniel Veronese a partir del guión cinematográfico es destacable en muchos aspectos, pero hay que destacar especialmente que todo sucede en el mismo espacio escénico.
