Más de 3.000 jóvenes de una treintena de centros escolares descubren estos días en el Teatro Cuyás la obra y la figura del compositor Leonard Bernstein gracias al proyecto Teatro CuyásWest Side Story. Amor sin barreras patrocinado por la Fundación Mapfre Guanarteme y La Obra Social-La Caixa en el marco de Teatrae, proyecto pedagógico del citado recinto

La iniciativa, que forma parte de un programa conmemorativo organizado por el Cabildo de Gran Canaria y otras entidades de la Isla, a la que estuvo muy vinculado, en el primer centenario del nacimiento del músico y compositor norteamericano Leonard Bernstein, consiste en un ciclo de seis conciertos dramatizados a cargo de la Gran Canaria Big Band, dirigida en formato de cámara por Sebastián Gil, y los actores-cantantes Marta Viera y Fasur Rodríguez, que trabajarán a las órdenes de Mario Vega y Luis O'Malley, quien además firma el texto teatral.

Pianista, compositor, director de orquesta y divulgador musical (se le considera el creador de los llamados conciertos pedagógicos), Bernstein tenía una actitud muy abierta hacia la música, convencido de que el jazz, el rock o los musicales de Broadway podían ser tan buenos como la mejor música clásica, algo que él mismo demostró al componer su mayor éxito, West Side Story, una visión muy personal del Romeo y Julieta de William Shakespeare.

La propuesta que hasta el viernes y en horario matinal se verá en el Cuyás no es una versión de aquel musical que estrenó en 1957 ni un concierto con los temas más emblemáticos de la película resultante, dirigida por Robert Wise y ganadora de una decena de premios Oscar, sino un espectáculo escenificado que combina música y teatro, y en el que el personaje de María invita a la reflexión sobre los conflictos raciales y de identidad que sí se reflejaban en la obra original de Bernstein.

West Side Story. Amor sin barreras muestra cómo fue la vida de este creador comprometido con la justicia social, los derechos civiles y la paz mundial, divulga las claves de su famoso musical y de cómo pasó del teatro al cine, y, sobre todo, ofrece una nueva visión del clásico, con una composición original y contemporánea gracias en parte a la colaboración del grancanario Yul Ballesteros.

Así, en lugar de la famosa historia neoyorquina entre dos miembros de clanes rivales, Tony, norteamericano de origen europeo, y la puertorriqueña María, los espectadores conocen a unos personajes distintos, casi universales, pues podrían desenvolverse en una ciudad cualquiera, otros Tony y María que, sin embargo, viven una historia similar: un amor adolescente truncado por las diferencias, el odio y la violencia.