Un grupo de 300 jóvenes, ataviados como piratas, dejaron durante unos instantes, todo lo relacionado con el oficio de realizar motines y saqueos marítimos, para recrear ayer, por unos minutos, el universo de la famosa película Piratas del Caribe al final de la calle Triana y en una parte del tramo de la calle San Pedro ante la admiración y la perplejidad de los transeúntes Piratas del Caribe calle Triana.

Ataviados como unos verdaderos corsarios, los protagonistas aparecieron con el mismo aspecto que un contingente de secuaces de Jack Sparrow que había atracado recientemente su goleta en el Puerto de la Luz para deslizarse de forma sorpresiva en el centro comercial de nuestra ciudad.

Así fue esta flashmob, más cercana a la acción músico-teatral, que fue realizada por un amplio grupo de alumnos del Conservatorio Superior de Música de Canarias con la idea de promocionar la música en el día previo a la celebración de la patrona Santa Cecilia.

Dirigido por la profesora de flauta, Carmen Ojeda, y con la participación del compositor y director de orquesta José Brito como regidor, la experiencia fue tan original como satisfactoria por lo que muy probablemente se repita con más frecuencia. La solemnidad del tema en cuestión, He's a pirate, y la forma ordenada y acompasada con la que fueron entrando todos los músicos, con numerosos jóvenes trompetistas distribuidos en las ventanas de las viviendas de alrededor, convirtió esos escuetos tres minutos y medio, que son ya parte de la música cinematográfica de aventuras, en unos momentos mágicos y emocionantes.

El tema, de Klaus Badelt, era el indicado para que posibilitara, en pocos instantes, disfrutar de todas las familias sonoras. Así, empezó el piano, al que siguió la cuerda, que fue arropada por la percusión, seguido de la entrada de todos los instrumentos polifónicos, con un especial protagonismo del viento-madera y el viento-metal, y con la presencia incluso del timple, que ha sido incluido desde hace poco como un instrumento que ha entrado nuevo en los planes de estudio de este centro. Pero los momentos más intensos llegaron al final justo cuando el coro de niños reclamó todo su protagonismo.

El propio José Brito explicaba, tras la experiencia, que los músicos son los integrantes de "la Orquesta Sinfónica de Gran canaria y las diferentes agrupaciones de cuerda, guitarra y flauta del Conservatorio". En su opinión es "como una macroorquesta y coro que lleva a implicar a todos los alumnos del Conservatorio Profesional para hacer una cuestión proyectiva".

Así, poco a poco, los alumnos, que representaban a todos los ciclos del centro de estudios, se fueron acercando a la estatua de Negrín y sumándose poco a poco a la pieza, con edades que iban desde los seis años hasta adultos.

Acción

La directora, Carmen Ojeda, que supervisó toda la acción situada encima de una plataforma circense, reconocía, después de la representación, que se habían realizado tres ensayos conjuntos previos.

"Hemos realizado lo que es estrictamente un una acción inesperada en entornos públicos, estrictamente musical", señaló. "Lo más complicado ha sido el montaje, porque son muchos departamentos, mucho profesorado, pero todos se han implicado muy bien y han colaborado excelentemente", añadió. Alrededor de unas 500 personas pudieron disfrutar en primera persona de la experiencia.

Y muchos de esos espectadores mostraban su fascinación tras el espectáculo. Así, Juan Sánchez, de 67 años, reconocía que "la banda sonora de Piratas del Caribe, es un ejemplo de que la música clásica también puede ser accesible para todo público". María Perdomo, de 36, añadía, por su parte, que "este concierto demuestra que en Canarias hay mucho talento para la música" y afirmaba que se había impresionado "porque fueran tan jóvenes todos los músicos y coristas" que participaron en el evento.

Sea como fuera, la banda sonora de Piratas del Caribe es considerada como un hito en el ámbito de la musicalización cinematográfica, ya que el compositor guardó especial detalle en la construcción ambiental junto a la trama y la fluidez de los acontecimientos. Otro aspecto curioso fie la idoneidad del este entorno para las perfomances. Por eso no era extraño ver a los asistentes más jóvenes, verdaderos protagonistas de la acción, emocionados de poder escuchar, por fin, unas notas que relacionan directamente con personajes conocidos y admirados por ellos.