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"La maestría de Bill Evans ha sido mi escuela y mi guía"

Augusto Báez actúa este sábado, a las 20.30 horas, en el Teatro Guiniguada dondepresenta su nuevo trabajo 'Piano solo volumen 2'.

"La maestría de Bill Evans ha sido mi escuela y mi guía"

Usted es un músico de jazz, pero en el Guiniguada interpretará su disco Piano solo donde incluye muchos géneros.

No quiero encasillarme en el rol únicamente de pianista de jazz, porque me gusta mucho este instrumento para reducirme a una etiqueta. En el concierto habrá boleros, valses, composiciones mías, etc. Hay cosas muy minimalista que son muy estilo Satie, con ese impresionismo francés. Pero básicamente son estilos que a mí me gustan, aunque el concierto está dentro de la programación de Jazz Otoño de este 2018. Va a estar muy influenciado por Chucho Valdés.

¿Cómo ha elegido los temas que va a interpretar?

Será como un popurrí de todo lo que he hecho: están los estandard, las baladas de jazz, el latin-jazz, mis composiciones, un homenaje a José Antonio Ramos, dos colaboraciones con Germán López y Germán Arias. Va a ser una interpretación total del disco, pero según como me vea de tiempo, es muy probable que también meta algunos temas de mi primer disco titulado Piano solo.

¿Qué destacaría de esos 16 temas que ha grabado?

Hay un clásico de César Portillo como Contigo aprendí. También está El caminante de Germán Arias que la compuso para un espectáculo concreto pero le gustó tanto cómo la tocaba yo que me permitió que la grabara para mi disco. Están los temas de músicos que admiro como My song de Keith Jarret, Summertime de Gershwin o Waltz for Debby de Bill Evans. Las mías son Mc y Nana para Jar que escribí para José Antonio Ramos. En el tema Arrorró la fiesta fusiono los cantos canarios de Tobaldo Power con el tema de Chick Corea. Y el I remember Clifford de Benny Golson lo interpretaré con German Arias con el fliscornio.

¿Y qué ocurrió con ese disco inicial que grabó en Rusia y que parece inencontrable en las plataformas de streaming?

Fue un disco que grabé hace diez años cuando estudiaba el grado superior en la escuela Estatal de Mijail Glinka de Nizhny Novgorod y lo grabé en el mismo conservatorio de ese centro. No es un disco que me guste promocionar porque los medios no fueron muy buenos y el sonido es precario.

¿En sus directos cambia mucho la forma de las canciones?

Evidentemente porque, precisamente, Piano solo 2 es una grabación que era en directo. No es que hubiera público en la sala, pero yo tocaba la canción de arriba a abajo y si me gustaba la dejaba y si no la volvía a repetir. Pero todas las introducciones me salieron en ese momento. Luego hay otros temas que tienen que estar mucho más definidos. Pero, sobre todo, prevalece, tanto en mi disco, como en los conciertos, la libertad de tocar como te salga en ese momento. Por lo tanto sí que habrá diferencias.

Usted formó parte de un proyecto con David Williams.

Fue en 1988 en un festival que se celebraba en Santa Cruz de Tenerife. Toqué con David Williams en la Orquesta Guayabo que se formó hace muchos años en Canarias. Participamos en el Festival Jazztiembre que se hacía en el teatro Guimerá y donde actuaban todos los grupos que estaban en alza por entonces. Por allí pasaron Polo Ortiz Trío o Kike Perdomo con su cuarteto y había premios para el mejor solista, la mejor composición, etc. Dave Williams logró el premio a la mejor banda. Era un galardón que solo se daba en Santa Cruz de Tenerife.

¿Cree que en Canarias hay muy buenos músicos de jazz?

Yo, aunque sea de una época un poco posterior en 4 o 5 años, siempre sentí admiración por Polo Ortiz, Kike Perdomo, etc. Eran personas que tenían mucha inquietud con el jazz y al principio había que aprender prácticamente solo. Hubo una escuela en Tenerife de un argentino llamado Bebe Martin, que era parecida a la de Luis Vecchio en Gran Canaria, una escuela donde músicos como Montelongo, los hermanos Roque, etc. salieron muy preparados. Los medios eran muy escasos entonces. Yo tuve de profesor a Polo Ortí y tuve la suerte de ser becado para estudiar en Berkley. Pero hoy en día tenemos la suerte de que Berkley está en Valencia y el taller de Músics en Barcelona. Aunque aún hay muchos jóvenes canarios, de las nuevas generaciones, que se siguen yendo a Boston. Pero el canario no tiene que sentir complejo con ninguna otra nacionalidad porque yo veo muy buen nivel aquí. A pesar de que los recursos son muy pocos y las ayudas brillan aún hoy en día por su ausencia.

Son habituales sus participaciones con la Banda Sinfónica Municipal de Las Palmas y la Gran Canaria Big Band.

Con la Gran Canaria Big Band he hecho cosas más bien puntuales, sobre todo porque el pianista de ellos es Rayco León y he colaborado sólo cuando él se tiene que ir al extranjero, etc. Pero con la banda Sinfónica Municipal de Las Palmas toco habitualmente. De hecho, ahora toco el día 30 con ellos, en el parque Doramas en el Festival Internacional de Gospel.

Ahora también da clases de música en el Conservatorio.

Sí, primero estuve dos años en el Conservatorio de Música de Tenerife y en este 2018 me han llamado para entrar en el Conservatorio Superior de Las Palmas. Empecé en octubre pasado y estoy dando piano jazz y acompañamiento moderno. Está empezando el departamento de moderno en Las Palmas. Doy cuatro horas de clase semanales y, luego, acompaño a los alumnos de moderno que tienen que tocar en los exámenes.

¿Cuáles son sus principales músicos de referencia?

Algunos de ellos están en el disco. Y tuve la suerte en el año 1994 de ser telonero de Chick Corea, que es uno de mis pianistas favoritos, en La Laguna. Pero en este disco toco dos temas de mis dos pianistas de cabecera. El My song de Keith Jarret. Y Waltz for Debby de Bill Evans, que se murió en los ochenta, pero de alguna manera su maestría ha sido mi escuela y mi guía porque yo lo he oído muchísimo y lo admiro una barbaridad. Fue el único pianista blanco que tocó con Miles Davis, por lo que imagínete si era bueno.

¿Y qué es lo que más destacaría a título personal?

Para empezar, me encanta su introversión. Era un músico que cuando tocaba apenas miraba al público. Y en aquel momento, en los clubs de Nueva York, siempre le veías con gafas y el pelo hacia atrás, con un cigarro en la boca y un vaso de whisky en la mano. Esas eran unas señas de identidad suyas. Pero, sobre todo, admiro el conocimiento que tenía de la armonía y su forma de tocar. A mí me llena mucho, no he oído a nadie tocar de esa manera tan soberbia.

¿Y podría destacar algunos discos en particular de su amplia discografía?

Tiene muchísimo discos ya que antes iban a tocar y estaban grabando prácticamente todo. Pero hay dos principalmente. Uno que se llama Conversations with myself que graba un piano en un tema, vuelve a repetirlo, y sobre el otro graba otro piano: era como si estuviera hablando con otro pianista pero realmente está hablando consigo mismo. Y también resulta para mí imprescindibles las sesiones que grabó del Village vanguard. Pero, por supuesto, el Waltz for Debby que es el también la canción que da nombre a su disco.

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