En el Festival Canarias Música en Otoño van a actuar este martes 27 de noviembre, dentro del espacio Jóvenes a Escena, la oboísta sevillana Cristina Gimeno, de 26 años, el violinista tinerfeño Pablo Díaz, de 21 y el pianista madrileño Matteo Giuliani, de 18. Interpretarán un concierto para violín y oboe, original para orquesta de cuerdas, que en este caso se tocará con una reducción de piano. También ejecutarán una pieza de instrumento cada uno en solitario.

Para Gimeno el oboe es un instrumento con un timbre único, oscuro y muy penetrante que aporta mucha posibilidad de expresar. Está relacionado con la voz humana. "Podemos relacionarlo con una soprano o con una melodía de un cantante. Creo que es un instrumento esencial para obras y composiciones en orquestas como solista que se basan, sobre todo, en la expresividad. Es muy melódico, no como otros que llevan más la armonía, como pueden ser los violonchelos y contrabajos en algunas obras. Aunque dependa del compositor y la obra que estamos tratando el oboe siempre es en sí un instrumento muy expresivo".

Gimeno hace tan solo un año de la matrícula y mención de honor con que concluyó en Italia sus estudios superiores y ya está girando en conciertos. Terminó en Bolzano, donde estudió un máster en interpretación de oboe. Ganó asimismo una posición de academista en la Orquesta Sinfónica de la Radio Televisión Italiana donde aprendió muchísimo del primer oboísta titular, el maestro Carlos Romano, y donde empezó a prepararse audiciones a orquesta y comenzó su carrera haciendo pequeños conciertos al inicio. "Después se me han presentado oportunidades muy bonitas como la del Festival Canarias Música en Otoño" señala. Para ingresar en la Academia Barenboim-Said "tuve una audición con varios candidatos donde me eligieron y estudié allí durante dos años en Sevilla".

"Mi experiencia más relevante a nivel profesional y de vida fue, sin duda, la de Italia porque llegué con tan solo 20 años a Bolzano y ha representado un puente para mí. Fue la primera ciudad fuera de España donde empecé a tocar, a relacionarme con otro tipo de ideología musical, de profesores y de estudiantes. Recuerdo también cuando toqué en la Bruckner Akademie Orchester en Munich durante dos años y medio. Resultó una gran experiencia que me marcó mucho a nivel profesional. Aprendí el rol de tocar en una orquesta".

La joven intérprete eligió el oboe como instrumento vital porque desde pequeña "me gustaba mucho la música clásica. Al principio quería elegir el violonchelo, pero fue mi madre la que me mostró el oboe por primera vez. Me interesó muchísimo el sonido desde que lo escuché".

A sus 26 años de edad ha pasado 19 estudiando para ser oboísta. "En este tiempo he alcanzado muchas metas que soñaba desde pequeña, pero a día de hoy, que conozco más la profesión, sé que me queda mucho por saber para después hacer una versión mía que me convenza y me llene".

"A autores como Vivaldi, Bach, Mozart, Bellini y Schumann los amo por igual porque amo el oboe en sí y tocar todo tipo de música para oboe. Me gusta todo tipo de repertorio. Quizás el que más conozco y el que más me ayuda a expresar y a trabajar mejor es el clasicismo, romanticismo y barroco. La música nueva o contemporánea es la que menos conozco", indica.

Gimeno afirma que, dentro de las dificultades que entraña tocar el oboe, es problemática la preparación de las cañas que lleva mucho tiempo que "otros músicos quizá dedican al estudio de obras o del instrumento". "Depende del tipo de madera. De cómo esté la caña hecha sonará el oboe de un modo u otro y permitirá hacer unas cosas u otras".

De los instrumentos de cuerda, la intérprete considera que al que más se asemeja el oboe es al violín, "no sólo por la tonalidad sino por su rol, sobre todo en el papel orquestal donde siempre llevan melodías. El oboe es un instrumento solista en la orquesta".

La semana próxima Cristina Gimeno tocará en la orquesta de RTVE en Madrid. En Turín también tendrá en breve un concierto de cámara con la Serenata de Mozart para instrumentos de viento y en la RTV italiana interpretará más conciertos a partir de comienzos del año que viene.

El violinista, Pablo Díaz, por su parte, ha recibido formación con varios profesores importantes y ha culminado estudios con Marco Rizzi en la prestigiosa Escuela Superior Reina Sofía de Madrid, donde es muy difícil entrar. "He pasado seis años en la Escuela con una gran variedad de magníficos profesores que aportan una formación envidiable a nivel europeo. He recibido una gran formación musical, no sólo interpretativa", explica.

Al músico, en el sentido interpretativo, no le llama la atención una vida concertística sólo con el violín sino más enfocada a la música de cámara. "Tengo un trío de violonchelo y piano formado en la Escuela con el que he dado conciertos por España. Ello enriquece mucho a la formación de un músico". Por otro lado "soy compositor y en ese sentido sí me gustaría seguir ampliando opus y estrenar fuera de España. El hecho de que un compositor sea intérprete de sus propias obras también enriquece muchísimo a ambas partes". Díaz ha aprendido mucho de su padre, el compositor y pianista tinerfeño Gustavo Díaz Jerez. "Lo que sé de composición lo he aprendido de él y de mi profesor de composición David del Puerto, aunque cada uno tenga su lenguaje y su estilo propio".

Matteo Giuliani para lograr ser ya, con tan solo 18 años, concertista de piano, ha tenido que esforzarse mucho. "Detrás de todos los resultados hay muchas horas de trabajo y perseverancia, aparte del talento que uno tenga y que quiera desarrollar a través de ellas".

El pianista debutó a los 12 años en el Auditorio Nacional de Madrid con el Concierto Emperador de Beethoven. "Fue un momento muy emotivo y una oportunidad increíble. Desde muy pequeño he acudido a los conciertos del Auditorio Nacional y sigo yendo a menudo. Además Madrid es mi ciudad. En Berlín debutó junto a estrellas como Lang Lang, Herbie Hancock y otros 50 niños más. "Fue una experiencia muy enriquecedora porque había pianistas que venían de todas las partes del mundo con los que sigo en contacto".

Por otra parte, Giuliani afirma, en base a todos los premios ganados en famosos concursos, "que los premios son importantes porque resultan un estímulo que te motiva a seguir estudiando, pero son mucho más que eso, una oportunidad de tocar en público, hacerlo también en frente de compañeros tuyos pianistas y de conocer un entorno enriquecedor". El músico, al igual que Pablo Díaz, tiene un trío formado por violín, piano y chelo.