La palabra es poderosa, y en tiempos de asfixia de libertades sociales y políticas adquiere un mayor valor como herramienta para la denuncia y la resistencia. Con esta premisa, el escritor y guionista Carlos Álvarez (Navaleno, Soria, 1957) ha reunido bajo el epígrafe de Poetas en la trinchera a una serie de autores que dirigieron sus versos a condenar el alzamiento nacional y el conflicto bélico que partió en dos a España.

Concebido como "una acción de poesía y multimedia", el Museo Castillo de Mata, en la capital grancanaria, fue escenario anoche del encuentro Poetas en la trinchera, un proyecto que surgió hace dos años "con la idea de que la poesía ha tenido una función en distintos momentos de la historia, en este caso una función social y política", explica el codirector de Ciudadano Negrín (2010), junto a Sigfrid Monleón e Imanol Uribe, y coguionista de Mararía (1988), de Antonio Betancor, la adaptación de la novela de Rafael Arozarena.

Textos de Antonio Machado, Miguel Hernández, Octavio Paz, Pablo Neruda, Vicente Aleixandre, Nicolás Guillén, César Vallejo, León Felipe y Pedro García Cabrera, son el soporte literario de Poetas en la trinchera, con guión y lectura del propio Carlos Álvarez, montaje audiovisual de Macu Machín, y música de Samuel Colon Nancarrow.

"Son poemas escritos entre 1936 y 1940", explica Carlos Álvarez. En opinión del escritor y autor de La señora Beatriz de Bobadilla, Señora d e Gomera y Fierro ( 2012), Crónicas de la conquista de Canarias (2014) o La pluma del arcángel (2000), "a partir del golpe de estado hay una serie de poetas que ponen su pluma y su arte al servicio de la denuncia de la barbarie de la guerra, la barbarie del golpe fascista: Pablo Neruda, Vicente Aleixandre o Nicolás Guillén o el propio Antonio Machado, que en el aquel momento utilizaron la poesía como un arma para defender la República y denunciar la brutalidad del golpe, y de la guerra". No se trata solo escritores de ideología izquierdista, sino "sino poetas de distinto signo, que tuvieron en común su oposición a la guerra y la actitud de denunciar la barbarie fascista".

Poetas en la trinchera va más allá de la lectura compartida de una selección de autores y textos que se sitúan en las coordenadas que ha trazado Carlos Álvarez. En este sentido, y tal como pudo descubrir el público que anoche se acercó hasta el Castillo de Mata, "lo completamos con una serie de pequeñas piezas audiovisuales de Macu Machín elaboradas con imágenes de archivo de la guerra de España, y música de Samuel Colon Nancarrow", apunta el escritor y guionista. De Samuel Colon Nancarrow destaca Álvarez que "es un compositor norteamericano, que luego se nacionalizó mejicano, y creo que fue a la vuelta de la guerra en España, ya que participó en la Brigada Lincoln, en las Brigadas Internacionales, y con la caza de brujas de McCarthy salió del país".

La voz insular

Entre los poetas seleccionados por Carlos Álvarez para fundamentar este proyecto, destaca Pedro García Cabrera (La Gomera, 1908-Santa Cruz de Tenerife, 1981) como única voz canaria en este contexto político y literario. "De ese momento, entre 1936 y 1940 no he encontrado textos de más poetas canarios", precisa Carlos Álvarez.

El escritor menciona a otro poeta tinerfeño Domingo López Torres (1910-1937), que fue encarcelado en 1936 y ajusticiado al año siguiente. "Lo asesinan, y en Canarias el resto de los poetas se sumieron en el silencio más absoluto, así como en el resto de España, en las zonas controladas por el Gobierno de la República siguieron con su actividad, aquí los izquierdistas, o fueron eliminados o silenciados".

"La poesía social es muy posterior", subraya Álvarez respecto a otra generación de intelectuales canarios que encontró en los versos otra forma de resistencia, y que se manifestó en las Islas con la edición de Antología Cercada (1947), que reunía obra de Agustín y José María Millares Sall, Pedro Lezcano, Ventura Doreste y Ángel Johan.

El caso de Pedro García Cabrera es distinto y su producción se ajusta a los parámetros literarios y cronológicos que buscaba Carlos Álvarez. Un autor vinculado a la Generación del 27, y que su producción entre los años 1936 y 1947 estuvo marcada por la guerra y la prisión que tuvo que soportar. Es el caso de Romancero cautivo (1936-1940). Fue García Cabrera un valor en la avanzadilla insular que abrazó las vanguardias europeas, y que participó de la creación de Gaceta de Arte (1932-1936) junto a Eduardo Westerdahl y Domingo Pérez Minik, punto de encuentro con el surrealismo y André Bretón.

De ideología socialista, concejal en La Laguna y consejero del Cabildo tinerfeño, Pedro García Cabrera fue detenido tras el golpe de estado del 36, y deportado a Villa Cisneros, hasta que consigue llegar a Dakar, en Senegal, para regresar a España desde Marsella.

Fue nuevamente detenido en Granada antes del fin de la guerra civil, y estaría privado de libertad hasta 1946. Del período señalado, cabe destacar otras como Dársenas con despertadores (1936), Entre la guerra y tú (1936-1939) o La arena y la intimidad (1940).