La geometría de las intersecciones territoriales en los ojos de los canarios, las oleadas migratorias que cruzan el tiempo en sus rostros o la historia de acogida y resistencia que reparte sus enigmas en siete puertas en el mar conforman los senderos antropológicos que transita La búsqueda de caras ancestrales. Este proyecto creado por la fotógrafa, cineasta y artista visual londinense afincada en Teror, Francesca Phillips, explora las concomitancias entre la población indígena canaria y la sociedad contemporánea de las islas en un mapa identitario común, que refleja el paso de los siglos en las fisonomías del pasado y el presente.

Su mirada, que destila la curiosidad de lo foráneo y de lo cómplice, une dos orillas de tiempo en una de las salas de El Museo Canario, pues su muestra se escinde en dos vértices temporales que confluyen en una memoria compartida, bajo el prisma poliédrico de Phillips. Una de las paredes de la exposición exhibe 50 retratos de habitantes coetános de las ocho islas, realizadas en el transcurso de un itinerario fotográfico emprendido por la autora a través del Archipiélago, toda vez que la pared contigua ilumina 50 imágenes de reconstrucciones faciales de aborígenes canarios, pergeñadas a partir de 50 cráneos originales conservados en el centro, a cargo de la antropóloga Caroline Wilkinson, directora del Face Lab de la Universidad John Moores de Liverpool -y mundialmente reconocida por sus representaciones faciales de J. S. Bach y el rey Ricardo III- y de la Doctora lanzaroteña María Castañeyra-Ruiz.

Ambas alineaciones temporales trenzan un diálogo de especulaciones y preguntas, en el que el ayer y el hoy se miran a los ojos de lo que fuimos y de lo que somos.

En la línea que refirió el escritor y lingüista italiano Niccolò Tommaseo, que establece que "exploramos lo que está oculto, lo que se ha perdido o lo que nunca se ha visto", Phillips revela que "este proyecto nace de mi absoluta fascinación por la población aborigen canaria". "Pero también por la constatación de que apenas hay una referencia concreta de cuál era su aspecto y de que, hoy por hoy, un alto porcentaje de la población ha perdido cualquier rastro de este ADN", añade la artista.

Phillips, quien acometió esta investigación antropológica hace más de siete años, subraya que este ejercicio artístico-científico no nace con vocación de instituir comparativas visuales entre dos facciones, sino de "reconectar ambas poblaciones, históricamente vinculadas, y de reflejar la evolución del tiempo en una serie de rasgos marcados por la diversidad y la fusión, que refleja su encrucijada geográfica entre tres continentes".

Además, esta materialización expositiva aloja una interpelación al espejo de la canariedad y sus manifestaciones actuales en el corazón de los isleños. "¿Qué es ser canario? ¿Y qué es parecer canario? ¿Existe una o varias ideas en torno a 'lo canario'?", reflexiona Phillips. "Desde que vivo en Gran Canaria he escuchado distintas hipótesis y pareceres, así que La búsqueda de caras ancestrales se gesta con el afán de enriquecer este espacio de diálogo y preguntas desde distintas perspectivas artísticas, científicas y empíricas", revela.

En esta línea, el tercer vértice de la muestra se proyecta en cinco videopantallas que exhiben en la sala una serie de entrevistas realizadas a distintos expertos en el campo de la genética y la arqueología en Canarias, a los que Phillips interroga en torno a la construcción de la identidad canaria, a veces frontera de sí misma, a veces mar abierto al horizonte infinito de otros oceános.

Precisamente, Phillips reconoce que este ambicioso proyecto aloja una raíz interminable, "abocada a una investigación permanentemente en curso", ríe la artista. "Pero tampoco yo quiero ponerle un punto final a este proyecto apasionante, sino que seguiré ahondando en estas reminiscencias todo lo que pueda", afirma