La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista | Iñaki Navarro Marchante

"La historia ha blanqueado al núcleo duro de la represión franquista"

"Al estudiar el siglo XX en Canarias salen apellidos y fortunas relacionadas con determinadas familias", afirma

Iñaki Navarro Merchante, durante la entrevista, ante los ejemplares de sus dos libros. J. PÉREZ CURBELO

¿ Por qué decidió primero investigar y documentar, y luego publicar estos libros, que según sus propias palabras, tienen como objetivo rendir homenaje a todas estas personas que fueron perseguidas por la autoridad franquista?

Bueno, hay cuestiones personales. como mi abuela, que fue una de las mujeres fusiladas en un pueblo de Grazalema, en Cádiz, en 1936. También influyen cuestiones profesionales, y siempre fue una época que me interesó bastante, la República, la Guerra Civil y posguerra, y son temas que hasta ahora no habían sido tratados a fondo por los historiadores, y por eso decidí a analizar la actuación del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas. Y por otra parte, y al ser docente, tenía la obligación de estudiar, en este caso, el profesorado de instituto que había sido depurado, y otros colectivos que no habían sido tampoco estudiados, como los profesores de la escuela normal, y el de inspectores de primaria. Ha sido un trabajo de siete u ocho años y los termine hace un año. Y ahora estoy trabajando en otro libro sobre quienes ejercían esa autoridad, quienes eran los depuradores, ls responsables directos, la comisión depuradora y los personajes. Esto me lleva a estudiar la relación y el ámbito de todos ellos, y es algo bastante complejo, porque detrás están todas las fuerzas vivas.

Asegura que esta temática y sus protagonistas no se había estudiado ni investigado a fondo. ¿Por qué razones?

Una de ellas es el desinterés sobre todo de las instituciones universitarias, en el caso de la ULPGC el tema del siglo XX, salvo excepciones, es una época que no se ha tocado. Es más comodo, historiograficamente hablando, estudiar el siglo XIX que el siglo XX, y en Canarias más, porque salen muchas cosas que afectan a apellidos, fortunas e intereses actuales, relacionados con determinadas familias. La buena imagen que han tenido hasta hace poco personas como Agustín Espinosa, Manuel Socorro -director del Pérez Galdós durante 30 años-, Joaquín Artiles, o como Luis Doreste Silva, y podría seguir nombrando a más gente. Se ha blanqueado la imagen y se ha olvidado la parte de su vida en la que fueron el núcleo duro de la represión en esta Isla. Hay incluso profesores que delataron a otros compañeros sabiendo la ruina económica y social. Y por mucho que se hable de memoria histórica, poco se hace en este sentido. Hay que entender también a la otra gente, la que se callaba por miedo, hay que analizar del pasado y aprender de él lo que se pueda.

¡Cómo fue el proceso de investigación, recopilación y cotejo de toda esta información?

Con el primer libro, aparte del interés, tuve la suerte de que hace diez o quince años no se podía consultar la documentación del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas. Entonces, los historiadores de los años 80 y 90 no tuvieron acceso. Esta documentación estuvo depositada unos 50 años en la Audiencia Provincial, y hasta finales de los 90 no pasa al Archivo Histórico Provincial. Y como es un fondo enorme, de más de 3.500 expedientes, hubo que clasificarlos y ordenarlos, además del estado de deterioro que presentaban. He tardado tres años en ver y estudiar uno a uno todos los expedientes. Y es un trabajo que puede ser el punto de partida para otros historiadores, ya que aquí está la base cuantitaviva y cualitativa del Tribunal de Responsabilidades Políticas en todo el Archipiélago. Es un punto de partida, y por supuesto que no se agota aquí la historia de este tribunal, ya que esto es una primera aproximacion. Da una idea de como funcionaba el poder en determinados núcleos poblaciones y cómo se perseguía a las personas con los instrumentos legales de la época. Y cuanto a los profesores depurados, la información estaba muy dispersa y hubo que consultar muchas fuentes.

Son dos libros, uno más prolijo en datos y otro que le permite un relato literario, la descripción de la situación política, y razar los perfiles de algunos depurados, como es el caso de Juan Millares Carló o Agustín Espinosa, a los que nombra.

Eran las dos personas sobre las que había más información. Aunque también está Gonzalo Pérez Casanova, del que había documentación y me extiendo más. Y el Gobierno canario le va a dedicar el año que viene el Día de las Letras Canarias a Agustín Espinosa por su faceta de escritor surrealista, pero no se si van a obviar la parte social y política del personaje. En el libro dejo muy claro que fue el único de los seis profesores de instituto, catedrático además, que fue depurado no por motivos políticos, porque era de derechas, lo fue por motivos morales. Publicó la novela Crimen que escandalizó a las clases pudientes, sobre todo, a la Iglesia y grupos que veían una provocación en su obra literaria. Como docente no sufrió precisamente esa depuración, porque incluso falleció joven, con 41 años, antes de que se cerrara el expediente.

La depuración se hizo no solo atendiendo a criterios de filiación política, sino que afectó a personas que la autoridad consideraba peligrosas. Según su opinón, todo ello trajo un tremendo empobrecimiento cultural.

Hay que tener en cuenta que estos profesores y profesoras eran parte de la élite pedagógica que existía en ese momento en el Archipiélago. Eran personas muy formadas, todas tenían una producción literaria y científica importante, salvo alguna persona como Demófilo Mederos, que estaba más comprometido políticamente y no desarrolló obra científica. El resto, desde los inspectores e inspectoras, profesores de la escuela normal y de institutos, ocuparon cargos políticos en sus respectivos centros, tuvieron una obra científica variada, y se formaron en los centros de élite de la época, alguno de ellos en Madrid, incluso algunos fueron becados en el extranjero. Esto tuvo consecuencias graves para la educación y la cultura porque eran los elementos más significativos. Hablamos de personajes comprometidos pero no radicales desde un punto de vista revolucionario. La Guerra Civil empieza aquí, pero es de los sitios donde hubo menos conflictividad previa, y donde existían socialistas del ala moderada y afiliados a trabajadores de la enseñanza, no eran peligrosos extremistas. Pero en esta época ya solo ser republicano equivalía a ser lo peor: la antiEspaña, subversivo, rojo... y ese lenguaje no es solo de la Guerra Civil, sino que se mantiene en la posguerra y durante años.

¿Cuántos docentes e intelectuales se vieron afectados por este proceso de depuración?

En el caso de la provincia de Las Palmas hubo seis profesores de instituto de los 21 que había en total. Hay que tener en cuenta que esta época, estamos hablando de los años 30, había un instituto por provincia, aunque aquí había dos porque se inaugura otro en los años veinte en Arrecife: el Pérez Galdós y el Agustín Espinosa. Luego en la escuela normal y a nivel provincial, de ocho, cuatro fueron afectados. De esos cuatro, dos eran funcionarios de una plantilla de tres, uno era el director y el otro la vicedirectora, por ejemplo. Y cuanto a directores, el cien por cien. En inspectores de enseñanza, los cuatro fueron depurados también. Con lo cual se puede concluir que fueron números bastante altos en comparación con el colectivo de maestros y maestras.

¿Era entonces el Instituto Pérez Galdós un centro con especial vigilancia por todas estas cuestiones que relata?

Los catedráticos formaban parte de la élite intelectual, que no solo participaban de la política, y por ese motivo fueron especialmente depurados. Además, eran personas que por su currículo y su formación, de los seis depurados, todos habían tenido algún cargo dentro del instituto: cuatro de ellos llegaron a ser directores o vicesecretarios, durante la República o mucho antes, gente que venía con una trayectoria de más atrás, y no porque hubiera un nido de rojos en el Pérez Galdós.

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