El Trío Contrastes actúa hoy en la Sala de Cámara del Auditorio Alfredo Kraus. Isaac Martínez, al piano, Javier Mederos, al clarinete y David Rodríguez, al violonchelo, son tres jóvenes grancanarios que demuestran que la juventud está muy en concordancia con el virtuosismo y la música clásica. Interpretarán un programa con obras de Beethoven, Brahms y la compositora canaria Laura Vega.

La música de cámara es una disciplina dura. Sin embargo, Isaac Martínez, de 19 años, asegura que su objetivo desde hace varios años ha sido dedicarse a ello. "La única desventaja radica en la dificultad de trabajar en grupo, hay que aprender a entenderse con el resto. Es como si tuvieras una relación donde existen momentos tensos que se deben tomar con humor y después se calman. Las ventajas están en apreciar la perspectiva de otros músicos con otras ideas, otra forma de ver la música y el arte y así salir de tu esquema".

En algún momento estos tres jóvenes tendrán la oportunidad de tocar en una de las grandes salas internacionales. En dicho caso, Javier Mederos, de 25 años, elegiría un concierto para dos instrumentos. "Hay uno de Bruch para viola, clarinete y orquesta que es una maravilla, mi concierto preferido. Lo tocaría en salas como la Philharmonie de Berlín". David Rodríguez, de 19 años, por su parte, elegiría el concierto de Elgar o el de Dvorak. Martínez señala que van variando sus compositores y obras preferidas según épocas de su vida, "pero desde hace dos semanas me inspira el Concierto número 3º para piano de Rajmáninov. La sala sí la tengo clara porque ya he estado en ella y tiene una gran acústica, la Philharmonie de Hamburgo, donde te encuentras como dentro de una concha".

Si tuvieran que realizar un recital solo, el clarinetista explica que lleva tiempo montando un repertorio de Bach, "algo que no se suele ver mucho porque este compositor es barroco y no posee obras originales para mi instrumento". En caso de tener que realizar un concierto juntos, sería indispensable el trío de Brahms para clarinete, chelo y piano.

En la música de cámara todos los intérpretes adquieren la misma importancia, pero siempre hay un líder. Mederos apunta al respecto que, "en nuestro caso va variando según lo que aportemos cada uno en función del día. Cada uno tiene una misión en nuestro trío y nos sentimos contentos con ese equilibrio. Isaac y yo aportamos muchas veces ideas parecidas, porque pensamos de manera muy similar musicalmente, que pueden resultar un poco locas. Ahí entra en juego David para enfriar la situación y no aceptar esas propuestas". "Muchas veces no tenemos ni que compartir nuestras ideas. Salen solas por intuición y por conocernos cada vez más. Cuanto más tocamos juntos más sabemos lo que va a hacer el compañero", aclara Martínez.

El joven pianista es a su vez violinista. "Llevo ya bastante tiempo centrado en el piano, pero tocar el violín me sirve para conocer las posibilidades de otros instrumentos. Por ejemplo, los pianistas cuando tienen que tocar música de cámara, muchas veces desconocen hasta donde puede llegar un instrumento de cuerda, que son los más frecuentes en estos conciertos. Yo sí lo sé y me servirá para trabajar en el sector con criterio". Según Mederos, "suele ser bastante común en los músicos obtener una formación complementaria de tres instrumentos para entender las posibilidades y carencias de cada uno. Un vientista no suele tener conocimientos de cuerda y viceversa. Con la formación de Isaac, sí puedes entender a otros músicos". "De todas formas, desconocer las posibilidades de otros instrumentos a veces permite que se amplíe más el abanico de las mismas, que el músico se esfuerce más por extraer cosas nuevas", añade Martínez.

Formación internacional

Los tres se han formado en Las Palmas de Gran Canaria, pero realizan, en algún caso, su perfeccionamiento a un nivel internacional. El pianista, por ejemplo, estudia en la Escuela Superior de Hamburgo. "No por tener un título ni por estar en un centro de mayor prestigio vas a llegar más lejos. Depende del camino que realices a lo largo de tu vida. Es cierto que en la ciudad alemana se me han abierto muchas posibilidades nuevas, pero hay pros y contras. Hay que aprovechar las oportunidades y viviendo en un pueblo también podría llegar a aspirar a lo mismo". Rodríguez está intentando realizar cursos fuera de Canarias. "Este año efectué el de Rascafría donde contaba con profesores de talla mundial, como Fernando Arias o Beatriz Blanco". Mederos asegura que en España actualmente hay un nivel muy alto de profesorado. "No hace falta viajar fuera. De todas formas, yo estudié en Berlín un año y otro en Düsseldorf. También pasé por Holanda. Al final te das cuenta de que lo importante es encontrarse a gusto y feliz sea en España o no".

En cuanto a los autores predilectos y las obras que les han marcado espiritualmente, Martínez expresa que "en determinados momentos me siento más afín a un compositor y en otros, cambio de gustos. Cuando termino de montar una obra le puedo coger cariño u odio, creo una relación con ella. Durante todo un año me acompañó la Balada en sol menor de Chopin, con el que no siento gran afinidad, sin embargo con esta música viví experiencias importantes en mi vida. Pero un compositor al que siempre llevo presente es Schumann". En este sentido, el chelista David Rodríguez afirma que tiene predilección por las suites de Bach. "Cada una está en una tonalidad diferente y mientras van avanzando va aumentando la dificultad técnica. Por ahora he tocado las tres primeras y trabajo la cuarta. Requieren mucho esfuerzo". El clarinetista añade que la obra que más le ha marcado, una de Bach, no está escrita para su instrumento, "sin embargo la adapté en su momento. Se trata de la Segunda partita para violín solo, especialmente la Chacona. La escuché de muchas personas que para mí eran importantes y por eso continuó conmigo y me animó a seguir adelante con el instrumento en un momento de flaqueza".

Los miembros del trío Contrastes se plantean sus conciertos como una parte en su camino hacia la felicidadcon la música. Según Martínez, "los momentos en que disfruto están en mi casa cuando soy un orfebre con las notas y puedo crear". Para Mederos, su momento de felicidad se produce al subir a un escenario y llegar al público. Rodríguez desea, sobre todo, disfrutar sobre el escenario.