La entrañable testiga de Jehová que encarna Chus Lampreave, el gazpacho con Orfidal que mezcla Carmen Maura, el affaire con terroristas chiítas que relata María Barranco o la "tirantez esa de las vírgenes" que lucía Rossy de Palma desfilan entre las escenas emblemáticas de Mujeres al borde de un ataque de nervios, una de las comedias más exitosas de Pedro Almodóvar, distinguida con cinco premios Goya y que el pasado 2018 cumplió 30 años desde su estreno.

La artista grancanaria Vesna González, bajo el seudónimo Vesna Pop Art, rinde homenaje a esta peripecia fílmica de la España postfranquista con una exposición que vio la luz en el marco de la pasada edición del Festival de Cine de Gáldar (FIC Gáldar), pero que la artista "reinventa" en la Galería de Arte del Club LA PROVINCIA.

Bajo el título Gáldar al borde de un ataque de nervios, la muestra reúne un conjunto de 18 obras originales en las coordenadas del pop art y sus múltiples ramificaciones, como el neopop o el arte Kitsch. Aunque el estilo popero y las reminiscencias ochenteras vertebran el grueso de su obra pictórica, la artista reconoce que su imaginería artística converge con el universo almodovariano a múltiples niveles, como en el uso de colores vivos, las líneas marcadas, la luz, la serigrafía, la iconografía de la moda o la combinación de diferentes estéticas. "En esta exposición intentado armonizar ambos mundos", revela la artista, "pero sin salirme del homenaje a la película porque, como pinto todos los días, investigo e invento continuamente, así que, a veces, me tengo que frenar".

Relectura

Por tanto, la muestra propone "una relectura pictórica de la película" que, a un tiempo, pone de manifiesto las concomitancias y afinidades entre ambos mundos. La propia creadora se declara seguidora acérrima del cineasta manchego, con quien se identifica en los rasgos de "fuerza, creatividad y libertad" que destilan sus películas. Sin embargo, lejos de encapsular la muestra en una misma propuesta, Vesna González quiso reformular un tramo del proyecto para ofrecer "una parte innovada" con respecto a la exposición que descubrió en Gáldar el pasado octubre. En esta línea, la artista destaca que "siete de las 18 piezas han sido transformadas en otro tipo de pop art para esta nueva exposición en el Club LA PROVINCIA, porque "no se puede hacer arte centrándonos en una obra y pretendiendo morir en ella, sino que hay que ser un poco elástica y mover la obra en diferentes formatos y formas".

La única concesión que se extralimita del eje almodovariano se corresponde con una única pieza que ha integrado cada una de las exposiciones de Vesna Pop Art, "podría decirse que como una superstición, aunque no soy supersticiosa", puntualiza. Se trata de una obra denominada El señor Mocul, la primera obra que fraguó en su estudio y que enmarca a un vagabundo que conoció en su época de estudiante en Barcelona. Esta primera pieza en que quiso reinventar la realidad a través del color y la luz ha completado cada proyecto de Vesna Pop Art, como una memorabilia de sus comienzos. "A partir de esta obra, quise que mi visión pictórica y mi relación con el espectador diese siempre un giro hacia el optimismo", revela.

Por otra parte, esta reedición del proyecto expositivo descorre el telón esta tarde en un acto inaugural encabezado por una performance simultánea entre la bailarina de danza contemporánea Eva Álvarez y la propia Vesna González: la primera pondrá en movimiento un extracto del libro El protagonista es él y, en paralelo, la artista desarrollará in situ un ejercicio de pintura en directo", en menos de diez minutos. "En realidad, es una manera de que la gente vea el arte en proceso, no sólo estático, sino en movimiento", señala la creadora, quien defiende la praxis de dar rienda suelta a la intuición creativa, sin guiones previos.

Aunque el origen de este viaje almodovariano reside en Gáldar, el objetivo de Vesna González es trasladar este proyecto a Madrid, "donde nació la Movida, con la que tanto me identifico", apunta. "Yo no viví la Movida Madrileña, pero tanto en el arte como en la música, con el cantante Manolo García como mi ídolo absoluto, me considero una seguidora total de esta etapa. Y el pop es mi sello y mi abanico".

En este sentido, la artista reconoce que pocos creadores se distinguen en Canarias por frecuentar el pop-art. Precisamente, el pasado 2018 supo que su obra se estudiaba en el Instituto El Puche, en Almería, donde los alumnos construyeron un proyecto dedicado a su obra. "En unos aspectos he tenido suerte, pero también pinto y cultivo mi obra cada día", afirma. Tras la muestra, sus propósitos del año incluyen ilustraciones de libros y obras por encargo.