El músico y compositor catalán Joan Manuel Serrat (Barcelona, 1943) facturó hace 47 años uno de sus trabajos de cabecera, el más emblemático de su abundante producción: Mediterráneo (Zafiro/Novola, 1971). Aquel repertorio que Serrat descubría en la España en blanco y negro al comienzo de la década de los setenta del pasado siglo, tenía capítulos mayores de su repertorio, como la canción de que da título al disco, Lucía o Aquellas pequeñas cosas. Estas canciones han estado a su lado en las últimas décadas en sus conciertos, y el pasado año Serrat decidió armar la gira Mediterráneo Da Capo, en la que recupera el repertorio de este célebre trabajo, y que completa con otros tantos grandes éxitos.

Esta gira es la que ha permitido al autor de Para la libertad, Hoy puede ser un gran día o Penélope tener este fin de semana a Serrat en Canarias, con las dos últimas fechas del tour en territorio nacional. El Gran Canaria Arena fue anoche la primera parada de esta escala insular, que concluye hoy sábado en el Pabellón Santiago Martín, en La Laguna, Tenerife.

Anoche y ante unos 2.500 espectadores, según la organización, sonó al completo el repertorio de Mediterráneo en la primera parte de un concierto, que según el guión que manejaba el artista y sus músicos, tenía por delante unas 28 canciones de todas sus etapas, en dos largas horas. Porque Serrat canta y habla con la misma fluidez.

Es Joan Manuel Serrat un comopositor de buen verbo, de eso no hay duda, además de generoso con un público, que tal como recordó anoche antes de subir al escenario, siempre le ha brindado un cálido afecto en cada visita. En esta ocasión, el reencuentro con Serrat tenía otra dimensión: Canarias es el último puerto al que llega con Mediterráneo antes de cruzar el Atlántico, donde continúa rodando este repertorio.

Los años no perdonan, aunque la voz sigue siendo la que buscan sus seguidores. Se debe al escenario y al público, conserva la misma emoción de hace 50 años, aunque el ritmo a sus 75 es más pausado.

En Mediterráneo se envolvían diez composiciones, todas firmadas por Serrat salvo la que cierra el disco, Vencidos, sobre letra de un poema de León Felipe. Y era el octavo disco del barcelonés -el cuarto en las ediciones en castellano- y que mostraba las formas de una canción de autor que se salía de los márgenes en los que dificilmente se movía la música en España.

En lo profesional, Mediterráneo resumía la esencia de un artista de fino discurso que no dudó en construir canciones con versos ajenos, en claro homenaje a las grandes figuras de la poesía española cuya obra trascendía fronteras. Es más, este disco aparecía entre el álbum Dedicado a Antonio Machado, poeta (Zafiro/Novola, 1969) y el posterior Miguel Hernández (Zafiro/Novola, 1972), en el que rendía homenaje al autor de El rayo que no cesa.

Anoche hubo de todo esto. Con una alegoría musical de Mediterráneo salía Serrat al escenario entre aplausos. A su espalda la banda que se ha convertido en su tripulación de confianza para esta travesía sonora: Ricard Miralles (piano, dirección y arreglos), José Mas Kitflus (teclados y programaciones), David Palau (guitarras), Uixi Amargos (viola), Vicente Climent (batería) y Tomás Merlo (bajo y contrabajo).

Armado con la guitarra mientras se sucedían las proyecciones en el escenario, se congratulaba el músico de volver a la Isla. Antes de desgranar el largo repertorio, dejó claro que el 47 aniversario no es una cifra redonda. "Me parece maravilloso. Uno no puede esperar, la fragilidad de las cosas, de la vida, me hace celebrar las cosas por anticipado", exclamó. Y no descarta volver a este repertorio con el medio siglo.

Qué a va a ser de mi, Vagabundear, Barquito de papel, Pueblo Blanco, Tío Alberto, La mujer que yo quiero, Lucía, Vencidos y Aquellas pequeñas cosas, todas de Mediterráneo, "canciones que escribí en 1971 en un pequeño hotel de la Costa Brava", tal como apuntó, protagonizaron este concierto en dos partes.

Guiño a Charles Trevet con La mer -el mar siempre presente- para seguir con La Luna, y mentar a Machado con Cantares. Siguieron otras como Menos tu vientre para alzar la voz a la memoria de Miguel Hernández con Para la libertad. Tras estas, una sucesión de grandes éxitos muy celebrados por el público como De vez en cuando la vida, Hoy puede ser un gran día, No hago otra cosa que pensar en ti, Fiesta y Penélope, entre otras según la pauta que manejaba el artista. Una noche de celebraciones, de vuelta a los orígenes, con un puñado de canciones que a las que el paso de los años no perjudica en absoluto.

Ayer Gran Canaria y hoy Tenerife, los dos últimos de la serie española de la gira Mediterráneo Da Capo, y de momento, la última vez que las canciones de Mediterráneo suenan a este lado del Atlántico. La hoja de ruta de la gira conduce hasta República Dominicana, donde Serrat y la banda que le acompaña tienen cerrados dos conciertos, en Santiago de los Caballeros y Santo Domingo los días 25 y 26 de enero. Ya en febrero, el cantante pisa México, donde se le aguarda con notable expectación, toda vez que fue el país de destino en el que se refugió el exiliado Serrat en 1975.