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Arte

Dalí, cada día más importante

El 23 de enero de 1989, hace 30 años, falleció en Figueres Salvador Dalí

"Dalí es mucho más importante ahora que hace 30 años, porque se le ha estudiado. Además, ha llegado a las generaciones más jóvenes, que curiosamente son muy fans de Dalí. Se ha profundizado en su vida y en su obra, se ha ido dando otra interpretación la creación de su personaje, que no fue una boutade sino un preludio de una manera diferente de entender el arte, una muestra de su capacidad de anticipación y un precedente de las performances, los happenings... Todo ello consolida a Dalí como una figura poliédrica, una expresión que usamos mucho pero que en su caso procede y mucho".

Hoy, 23 de enero, se cumplen treinta años de la muerte de Salvador Dalí (Figueres, 1904-1989); las reflexiones que abren este reportaje las formulaba esta semana la presidenta de los Museos Dalí y del Centro de Estudios Dalinianos, Montse Aguer, al ser cuestionada si Salvador Dalí es más importante ahora o lo era hace treinta años, en el momento de su fallecimiento, que provocó una auténtica conmoción en el mundo del arte y llevó a miles de personas a visitar la capilla ardiente instalada en el Teatro-Museo de su ciudad natal en una muestra de duelo que se prolongó en los días posteriores y que llenó las calles el día 25, con ocasión del funeral.

Ya hace tiempo que la Fundación Gala-Salvador Dalí, la entidad creada por el propio artista para la preservación, conservación y difusión de su obra, no organiza ninguna actividad en ocasión de los aniversarios de su fallecimiento. Pero treinta años son una cifra redonda y Montse Aguer acepta comentar algunos de los cambios que se han producido en este tiempo con respecto a la consideración y el conocimiento del artista. Unos cambios en los que ha tenido un protagonismo destacado la Fundación. "Estamos", detalla, "orgullosos del trabajo realizado, y aunque seguramente no me corresponde a mí decirlo, creo que se ha hecho un muy buen trabajo, con la publicación de la Obra Completa, la investigación sobre la vida y la obra, la adquisición de obra, las exposiciones...".

Aguer destaca el ámbito de la investigación sobre Dalí porque según ella hay campo para correr, aunque "tenemos que profundizar en el Dalí escritor, por ejemplo, y de hecho en todo su vertiente intelectual, que es uno de los objetivos que se ha marcado el actual presidente de la Fundación, Jordi Mercader". Mercader también apuesta por un otro tipo de exposiciones que tengan en cuenta precisamente esta concepción poliédrica de Dalí, y que ya empiezan a tener una traducción práctica: las muestras Dalí-Rafael, Un ensoñación prolongado, en el Teatro-Museo de Figueres, y Dalí atómico, en CaixaForum de Sevilla, articulan alrededor de un cuadro y generan a su alrededor una gran cantidad de contenidos que están relacionados.

En cualquier caso, Montse Aguer destaca que ese carácter poliédrico de Dalí favorece que sea atractivo para muchos públicos diferentes. "Además", añade, "tuvo una enorme capacidad de anticipación, por lo que muchas de las cosas que hacía o decía son radicalmente modernas". "Fue, por ejemplo, un precursor de los selfie", defiende la directora de los Museos Dalí, para quien el artista es "ideal" para las redes sociales, que evidentemente no llegó a conocer y todavía eran inimaginables en el momento de su muerte. "A Dalí", expone, "siempre le había acompañado la controversia, y precisamente por eso en las redes siempre habría provocado reacciones". En este sentido, Aguer añade que "es interesante comprobar que mucha gente joven se interesa por él porque lo ven como un rebelde que aboga por la libertad, y habla abiertamente de muchos temas que otros esconderían".

Dalí en las redes

En todo caso, las redes sociales, que por un lado han contribuido a difundir la vida y la obra de Dalí (una búsqueda con este apellido en Google ofrece cerca de cincuenta millones de resultados), también han obligado a la Fundación a hacer un seguimiento, para tratar de detectar contenidos erróneos o fraudulentos. Fuentes de la entidad apuntan que "hacemos un seguimiento de forma regular aunque el ámbito digital es inalcanzable. Los contenidos dalinianos pueden ir desde postales que se venden en una tienda virtual hasta eventos de primer orden a cualquier rincón del mundo, en cualquier idioma y formato. Una supervisión total es materialmente imposible. Hay que elaborar estrategias para poder hacer un seguimiento lo más exhaustivo y eficaz posible. Esto se hace en sectores determinados y actores determinados. Hay que elegir el objeto y las acciones a emprender. Se hacen rastreos periódicos en sectores y actividades concretas".

En estos rastreos se detectan contenidos muy diversos, y que conllevan reacciones diferentes por parte de la Fundación. "Opiniones personales o actividades privadas", recalcan, "se consideran dentro del ámbito de la libertad de expresión y no son objeto de seguimiento si no es en casos excepcionales en que se vulneren los derechos inmateriales de Salvador Dalí. Lo que sí se sigue de cerca son contenidos erróneos o negativos cuyo impacto puede erosionar el legado daliniano. La Fundación Dalí no sólo supervisa sino que es activa en internet. El objetivo es publicar contenidos rigurosos que sirvan de referencia para evitar la propagación del error. Por otra parte, en el ámbito del fraude la actuación es diferente. Se procede a estudiar detenidamente los contenidos y su alcance y en valorar las acciones a emprender".

En estos casos, "si la iniciativa perjudica los derechos inmateriales de Salvador Dalí se valora el impacto. Se deciden los recursos que se destinan y se estudia la actuación que será más efectiva en defensa del legado del artista. La reacción puede ir desde enviar un aviso para resolver el error hasta trasladar el dossier a los Servicios Jurídicos, en función de la gravedad y la persistencia del agente implicado".

Más allá de las redes, publicaciones y visitas a museos y exposiciones continúan siendo la forma más habitual de aproximarse a la obra daliniana. En este sentido, las cosas también han cambiado en los últimos treinta años: el Museo Dalí hace tiempo que se mantiene por encima del millón de visitantes anuales, cuando en los años posteriores a la muerte del artista esta cifra rondaba el medio millón. En este punto, el centenario del 2004 supuso un punto de inflexión. También se ha incrementado de manera notable el número y la importancia de las exposiciones que se hacen en el extranjero, donde el interés por Dalí es generalizado. La Fundación trabaja para encontrar nuevas maneras de explicar el Teatro-Museo y, en paralelo, continúa organizando exposiciones retrospectivas para el extranjero, que permitan al visitante hacerse una idea de conjunto de aquel Dalí poliédrico. "Estas muestras más convencionales permiten aproximarse a Dalí desde una perspectiva cronológica que facilita apreciar la evolución de su obra", señala Aguer.

Artista del Renacimiento

La próxima muestra de este estilo en la que trabaja la Fundación se hará en Mónaco y se inaugurará el próximo 5 de julio. Aunque en este caso también se ha buscado un enfoque novedoso. "Planteará una especie de historia de la pintura a través de la obra de Dalí", apunta Montse Aguer. "Se podrá ver", agrega, "cómo Dalí, en su obra, realiza referencias a la historia del arte, basculando entre el impresionismo, el cubismo, el futurismo, el novecentismo, Velázquez, Miguel Ángel...".

Precisamente como un "artista del Renacimiento" calificó a Salvador Dalí, en una entrevista, Ramon Boixadós (1927-2017), el anterior presidente de la Fundación Gala-Salvador Dalí. "A Dalí debes compararlo con un Miguel Ángel, con un Leonardo da Vinci o con gente así para encontrar algo parecido -añadía Boixadós-. ¿Cómo los puedes calificar? ¿Como pintores, sólo, como dibujantes? Te equivocas, porque son muchas más cosas".

Salvador Dalí murió en el Hospital Comarcal de Figueres a las once y cuarto de la mañana del 23 de enero de 1989, a causa de una insuficiencia cardíaca asociada a una neumonía. La muerte de Dalí no fue una sorpresa debido a su delicado estado de su salud. Su último ingreso hospitalario se había producido el 18 de enero por culpa de una insuficiencia cardíaca, pero en los meses anteriores había necesitado varias veces atenciones médicas por insuficiencias respiratorias, hemorragias internas y otros problemas. De hecho, su estado físico estaba muy deteriorado desde que en agosto de 1984 sufrió graves quemaduras en un incendio en el Castillo de Púbol, lo que le obligó a trasladar su residencia a la Torre Galatea de Figueres.

La capital altoampurdanesa vivió tres días de duelo entre la conmoción y la expectación. El delicado estado de salud de Dalí ya había llevado a la ciudad numerosos periodistas y algunos curiosos, pero la afluencia de unos y otros se multiplicó cuando se conoció su muerte. La ciudad quedó desbordada, hasta el punto de que, por ejemplo, fue necesaria la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona, que envió cuatro camiones cargados de vallas para delimitar el recorrido que seguiría el cortejo fúnebre. Unas treinta mil personas visitaron el 24 y el 25 de enero de 1989, martes y miércoles, la capilla ardiente de Salvador Dalí, instalada en la Torre Galatea de Figueres.

El cuerpo de Salvador Dalí fue embalsamado por el forense de Figueres Narcís Bardalet, ayudado por Rogelio Lacaci y Anna Hospital, y fue envuelto con una túnica de seda de color beige, bordada con una corona y una letra D de Dalí por unas monjas de Figueres.

El 25 de enero, por la tarde, los actos fúnebres en memoria de Dalí también fueron seguidos por una enorme cantidad de personas, tanto en Figueres como a través de la televisión, porque Televisión Española retransmitió en directo el funeral para toda España; TV3, en cambio, mantuvo su programación habitual, que incluía un documental de la BBC y dibujos animados. Antes de que el féretro fuera trasladado de la Torre Galatea en la iglesia de San Pedro, el chófer y amigo de Dalí, Artur Caminata tapó la cara del pintor, para cumplir su deseo. A las puertas de la iglesia, donde el pintor había sido bautizado, la multitud recibió con una intensa ovación el cortejo fúnebre. Tras la ceremonia religiosa, el féretro fue transportado por las calles de la ciudad por cuatro empleados del Teatro-Museo Dalí, vestidos con uniforme de gala. En el cortejo, que encabezaban el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, el ministro de Cultura, Jorge Semprún, y el alcalde Marià Lorca, figuraban sus colaboradores y las personas más cercanas, su prima Montserrat Dalí -el familiar más cercano del pintor, al margen de su hermana, Anna Maria, que no asistió al funeral- y representantes de instituciones y partidos políticos.

Finalmente, Salvador Dalí recibió sepultura bajo la cúpula geodésica del Teatro-Museo. El féretro fue introducido en una tumba que había sido construida en los últimos días, de dos metros y medio de largo y noventa centímetros de ancho, y tapada con una losa de una tonelada de peso, sin ninguna inscripción. "Sobre Dalí no es necesario escribir nada, ni pensamientos ni ornamentaciones", había declarado el día anterior Antoni Pitxot.

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