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Entrevista | Nacho Vegas

Nacho Vegas: "La cultura, la música popular, debería ejercer de contrapoder"

"Violética' es un disco largo, intenso, que poco a poco va llegando a la gente que me sigue", asegura el músico

El músico asturiano Nacho Vegas, en directo. Efe

El músico asturiano Nacho Vegas (Gijón, 1974) es el primer artísta confirmado en la sexta edición del Monopol Music Festival 2019. El 29 de marzo, la sala The Paper Club será el escenario del reecuentro con Nacho Vegas catorce años después de su última visita. Esta vez viene con la banda al completo y el repertorio de último disco Violética (2018).

Regresa Nacho Vegas a Gran Canaria catorce años después de su anterior visita en octubre en 2004, cuando defendía en acústico el repertorio de su primero disco en solitario, Actos inexplicables (Limbo Starr, 2001) y descubría piezas mayores del que sería segundo álbum en solitario Cajas de música difíciles de parar (Limbo Starr, 2005). Ahora viene con la banda al completo para presentar Actos inexplicablesCajas de música difíciles de pararViolética

Me tomé mi tiempo para hacer este disco. Pasaron cuatro años desde el anterior Resituación (Marxophone, 2014), y es un disco largo, digamos intenso que poco a poco a le va llegando a la gente que me sigue, y a otra que se engancha. Empezamos con la gira y fue un poco durilla al principio. Ahora me doy cuenta de que el circuito de salas, que cuando yo empecé estaba muy vivo, ahora está un poco decayendo en favor de los festivales, que es donde está ahora el negocio. Hubo unos años donde convivían muy bien el circuito de salas y los festivales, que era algo estacional entonces, y hoy en día y por un montón de factores, los conciertos en salas están caros y entiendo que la gente más joven o con trabajos precarios, es dificil pagar 20 o 25 euros por un concierto, y deciden esperar a verte en un festival.

No es lo mismo ir a una tienda gourmet, digamos especializada, que a un supermercado...

Sí, bueno. Cuando vas a festivales te das cuenta de que es como picar de aquí y de allá, y al final no ves nada con intensidad. Pero es verdad que hay festivales y festivales; hay macroeventos que es lo que está haciendo daño al circuito de salas y otro tipo de eventos pero también hay festivales que tratan muy bien la música y posibilitan que en este caso podamos ir a las Islas, y con la banda al completo.

¿Cómo ha conseguido armar la banda que le acompaña, entre ellos cuatro de los miembros de León Benavente? ¿Es importante contar con un equipo de músicos que camina de su mano y comparte sus inquietudes?

Si, la música siempre es un trabajo de colaboración. Escribes las canciones pero a la hora de grabarlas e interpretarlas en directo, al trabajarlas con los músicos que cuentas hace que las canciones cobren vida. Tenemos la suerte de que con el tiempo hemos reunido una banda en la que todos somos muy amigos, nos queremos mucho, y además estoy muy orgulloso del éxito que ellos están teniendo con León Benavente, y nos arreglamos con el calendario para ir combinando los dos proyectos.

León Benavente estuvo en este mismo festival en 2017, y entonces los músicos decían que cualquier calendario futuro dependía de Nacho Vegas, de la banda madre.

Bueno, en realidad ahora yo no se cuál es la banda madre, y hay que mirar los tiempos porque ellos están preparando lo que será su próximo álbum. Somos como una especie de tribu en la que todos nos queremos mucho y es muy fácil al final arreglarlo, y tengo la suerte de estar en Canarias con todos ellos. Me habían ofrecido tocar en estos últimos años pero quería ir con una propuesta que me permitiera llevar a la banda.

Violética ha costado cuatro años, como decía antes, un disco cocinado a fuego lento con 18 canciones, un concepto de álbum doble que se frecuenta poco, y que cuenta con colaboraciones de María Rodés, Cristina Ronsenvige y Cristina Martínez, de El Columpio Asesino.Violética

Digamos que también aproveché un poco estos años en que los León Benavente estaban embarcados en una gira de muchísimos conciertos para organizar un poco el repertorio que tenía en mi cabeza, que eran muchas más canciones que las que tenía en mente, y es la forma en que trabajamos ahora, tanto los leones como nosotros, en el cuartel general en el estudio que tiene Edu Baos, que toca la guitarra conmigo, y el bajo con León Benavente, y ahí nos centramos en las canciones de manera particular, intentando darles a cada una un aire diferente, para que fuera un disco heterogéneo.

Las canciones se defienden solas más allá de ser parte del repertorio del álbum.

La idea era intentar que en el disco hubiera una multiplicidad de miradas hacia lo que es la música popular, como la entiendo, y con una doble mirada hacia la parte que tiene que ver más con las canciones más íntimas, y que nacen de sentimientos más personales, y las canciones que apelan a lo colectivo, a la tradición de alguna manera, al folk, pero sin dejar de mirar hacia un rock más de vanguardia que es fruto de la combinación de músicos. Tocar diferentes estados y que se mantenga una voz propia por encima de todo ello.

El disco tiene pasajes críticos con el tiempo que nos toca vivir; cuenta además con otra colaboración, el Coru Antifascista Al Altu La Lleva; y transforma Maldigo del alto cielo, de Violeta Parra, que canta con otra de las voces invitadas, Cristina Ronsenvige.

La música popular ha sido permeable a los procesos sociales que tienen lugar en el momento en que la escribes. No hay una intención de transmitir ideas o mensajes; para mí, las canciones son una manera de mirar al mundo y hablar de él por lo que conoces de primera mano, que es tu vida. Son tus emociones, tus obsesiones, pero también la vida que te ha tocado vivir, la gente que te rodea, y una mirada crítica, cuestionarlo todo. Cantar no es un acto inocente, siempre que cantas y que miras a la realidad, es una mirada crítica, porque la conciencia crítica es importante en la música popular. La música dice mucho de cada momento, siempre que escuchamos la canción de autor que se hacía en los años sesenta, los setenta y en el tardofranquismo vemos ese rol contestatario, esa lucha antifranquista. Y en los 90, la canción de autor está inmersa en otro mantra social en el que está incluída la música. Lo que llevamos años en esto podemos mirar lo que hicimos con cierta conciencia autocrítica, y saber que a veces tienes que estrujarte un poco más, que no puedes quedarte con una fórmula o una manera de hacer canciones, hay que intentar que la letra de las canciones te haga esas preguntas que no te sabes hacer de otra manera que no sea cantando, y que por eso todas las canciones sean necesarias.

¿La actualidad política y social en España demanda la conciencia crítica de la que habla?

Si, creo que en estos momentos, la cultura, la música popular debería de ejercer de alguna manera como contrapoder. Estamos en un momento la verdad que parece que el horizonte hay algo que no podemos menospreciar porque es muy peligroso, el fascismo que se ha colado en todas las capas de la socieadad, y como se están normalizando actitudes racistas, homofóbas, y me gustaría que hubiera más unión entre los músicos para combatir esto. La izquierda está tocada a nivel institucional. El activismo social , todo lo que tiene que ver con la calle, y sobre todo el cultural, yendo de la mano del activismo político, creo que se puede combatir esto. No hay que esperar a que llegue todo para luego quejarse, hay que alzar la voz y dejarse oir.

Para este disco ha vuelto a trabajar con Paco Loco en Puerto de Santa María, y en otros estudios.

Practicamente todos mis álbumes los he grabado en su estudio, y es verdad que por la propia dinámica del disco se registró en diferentes estudios; en Puerto de Santa María se grabaron las bases de las canciones, y luego en el estudio de Edu Baos y en Fase 4 en Gijón, con Carlos Stro, pero es verdad que con Paco Loco incluso solo con mirarte a la cara sabes si le gusta o no, y es capaz de dar la vuelta a las cosas y encontrar en las canciones cosas que no habías visto. Y siempre es un placer trabajar con él.

Violética se licencia con Marxophone, proyecto editorial que puso en marcha con Violética La zona sucia

Antes de Marxophone estuve diez años con Limbo Starr, el sello independiente, y fue una relación muy bonita, pero como en todas las relaciones al final se desgastó un poco, y siguen teniendo un espíritu independiente en un mercado que te impone unos códigos y dinámicas. Con Marxophone, al principio, aprendimos dándonos algunas hostias.

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