Canarias es la ventana atlántica a la colección del Museo del Prado. Un total de 101 obras de los fondos de la pinacoteca nacional se encuentran en depósito en distintos centros, museos e instituciones, fruto de una orden ministerial de 1940 por la que "el depósito del Prado se puso a disposición para la formación de los museos de Bellas Artes, además de otra serie de obras provenientes de las llamadas juntas de incautación, que es la junta que reunió todas las obras que custodiaba el Prado durante la Guerra Civil", explica Elena Acosta, directora de la Casa de Colón. El centro americanista de Vegueta tiene en la actualidad 14 piezas de los depósitos del Museo del Prado, y por una serie de circunstancias que se detallan en este reportaje, es el centro que ha cultivado y fortalecido la relación del Prado con Canarias.

El Museo del Prado tiene en la actualidad un centenar de obras depositadas en el Archipiélago: 41 en la provincia de Las Palmas, todas en Gran Canaria; y otras 60 en Tenerife. A las 14 que alberga la Casa de Colón se suman las otras 24 que custodia el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, ubicadas en las Casas Consistoriales en su mayoría y en otras dependencias municipales; y las tres obras localizadas en la Casa Regental, en el Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC). El grueso de las 60 obras en depósito en Tenerife se encuentran en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife, con 42 de ellas; el IES Cabrera Pinto, en La Laguna, con 10; y el Ayuntamiento de La Orotava, que custodia las 8 restantes.

Joyas firmadas por Tiziano, Carraci, Guercino, Meléndez, Ribera o Murillo, tienen asiento en la Casa de Colón, mientras que bajo tutela del Ayuntamiento figuran obras de de Arellano, Esteban Villanueva y Vinarao o Bernardo Morales Soriano. En el TJSC, lienzos de Primitivo Álvarez Armesto, Manuel Picolo López y José Pueyo Matanza.

"La política de depósitos es fundamental para Canarias", sentencia Elena Acosta, por cuanto no sólo se enriquecen los fondos y la colección de espacios como éste, sino que favorece el acceso al público, salvando la lejanía insular, a una parte de la historia del arte cuyos grandes contenedores, en este caso, se encuentran a más de 2.000 kilómetros de distancia. La colaboración mantenida durante décadas desde las Islas con el Prado cobra un especial significado en 2019 con motivo de la conmemoración del bicentenario de la pinacoteca, que abrió sus puertas como Museo Real el 19 de noviembre de 1819. De un lado, Canarias y los depósitos del Prado en las Islas están presentes en la exposición Museo del Prado 1819-2019. Un lugar de memoria, inaugurada el 19 de noviembre pasado y abierta al público hasta el próximo 10 de marzo.

Un proyecto expositivo bajo el comisariado de Javier Portús, Jefe de Conservación de Pintura Española (hasta 1700) del Museo del Prado, en el que se propone al visitante "un recorrido cronológico por el devenir del museo, que es un criterio que permite subrayar lo que tiene de institución viva y especialmente permeable a los vaivenes históricos del país", según relata Portús. El diálogo del Museo del Prado con el público y con otros centros de arte, la organización y crecimiento de sus colecciones y cómo se ha plasmado su vertiente pedagógica, tiene mucho que ver con las Islas, y la "especial sensibilidad" de la institución que en la actualidad dirige Miguel Falomir, según expresa Elena Acosta.

Además y dentro de los actos del bicentenario, el Museo del Prado ha elegido al Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM) para exhibir, entre el 4 y 30 de junio próximos, una de las obras maestras de su colección, en concreto la pieza Ciego tocando la zanfonía, del pintor francés Georges Le Tour. Una cesión temporal al CAAM fruto del proyecto De Gira por España que pone en itinerancia por distintos centros de arte e instituciones culturales españolas una docena de "obras maestras" de la colección del Prado. El lienzo en cuestión, óleo barroco que data de 1620-1630, según destaca el CAAM es "una de las escasas creaciones de Le Tour que el Museo del Prado conserva desde 1991".

"Es un regalo para el CAAM", explica su director Orlando Britto, y que implementa la programación de 2019 junto a otros dos hitos de envergadura en el horizonte: el 30º aniversario de la creación del CAAM y el centenario del nacimiento de César Manrique. El director del Prado, Miguel Falomir, se trasladará a capital grancanaria con motivo del préstamo de Le Tour, y se han previsto distintas actividades paralelas sobre el artista francés y su obra. Entre ellas, una conferencia de Miguel Falomir.

"Esto nos ayuda mucho y se abre una posible vía de colaboración para el futuro Museo de Bellas Artes", subraya Orlando Britto. Una aseveración que comparte Elena Acosta, al tiempo que pone en valor el papel que ha tenido la Casa de Colón en las relaciones con el Prado y el acceso a sus fondos. "La Casa de Colón si tiene una exposición permanente con parte de las obras en depósito, y con el Museo de Bellas Artes -el Cabildo prevé culminar las obras de la primera fase del proyecto en mayo próximo- se podría tener al alcance de la Isla una ventana a la historia del arte, español e italiano. Es una oportunidad que se brinda a la ciudadanía".

El depósito inicial que recibió la Casa de Colón, a raiz de la citada orden ministerial de 1940, contemplaba un lote de 21 obras del Museo del Prado y otras 39 de la junta de incautación. Estas últimas, a las que se da un plazo de 30 años para reclamar su propiedad, se trasladaron en su día al Gobierno Civil y a la sede del Cabildo, y tras la apertura de la Casa de Colón en 1951, y "como esto iba a ser un Museo de Bellas Artes, la colección vino aquí".

El Prado, por razones expositivas y de otra índole, ha ido levantando las obras en depósito en Gran Canaria y Tenerife en las últimas décadas porque "en un depósito el dueño es el dueño", puntualiza Elena Acosta. Entre las piezas que ha ido retirando El Prado, cabe destacar óleos de Meléndez, Luis Morales, Aniello Falcone, todos en los años 80; Paolo Cagliari, en 1997; y de Guido Reni y José de Ribera, ambos en 2012. El episodio de este Ribera, un San Jerónimo escribiendo atribuido a Esteban March, fue un hecho extraordinario, y marcó un antes y un después en las relaciones entre el Prado y la Casa de Colón.

La autoría de la obra era errónea. "Teníamos un Ribera de la primera época y no lo sabíamos, y se daba la circunstancia de que el Prado no tenía un óleo de los primeros años". Lo descubrió un experto que pasó por la Casa de Colón y que alertó al centro de que aquella pieza que estaba en depósito desde 1940 era un Ribera primigenio muy cotizado. El museo de Vegueta vio como el cuadro pasaba a formar parte de la colección permanente del Prado, y se solicitó una compensación. "Nuestra petición fue escuchada, y nos cedieron en depósito otro Ribera, el San Andrés que está en la exposición permanente".

Todas estas obras propiedad del Museo del Prado son protagonistas de acciones divulgativas y periódicas de la Casa de Colón, como Miradas a la colección, porque aunque estos fondos lleven en la Isla desde 1940, "la gente no lo sabe".