El escultor grancanario Martín Chirino ha muerto a los 94 años tras sufrir una larga enfermedad. El óbito se produjo en torno a las 18.00 horas, hora canaria, de este lunes, 11 de marzo de 2019, en la sede madrileña del Hospital de la Universidad de Navarra, donde llevaba varios días ingresado. Sus restos serán incinerados en el Tanatario de la Paz, en Madrid el próximo miércoles, sobre las 11.00 horas, hora canaria.

El pasado 1 de marzo, el artista canario cumplía 94 años en su residencia madrileña de Morata de Tajuña, donde tiene el taller y la fragua de trabajo. Allí precisamente el insigne artista grancanario concluía su más reciente escultura: el escorzo en hierro de un gran violonchelo sobre base de ebanistería fina, que da continuidad a una amplia serie dedicada a la música.

Además, también en este mes de marzo, la Fundación de Arte y Pensamiento que lleva su nombre y exhibe parte de su obra en el Castillo de la Luz marzo celebra el cuarto aniversario de su apertura.

El último acto público del escultor tuvo lugar el pasado 16 de febrero en la exposición de la galería Marlborough de Madrid que presentaba una muestra antológica con piezas desde 1952 a 2018. Se trataba de una exposición, según explicaba el artista, que reflejaba su vida: una sinfonía de músicas, de piezas que representan un relato diferenciado de sus idas y venidas, y siempre con esa pasión por seguir creando, por moldear la escultura hasta que termina por parecerse a aquello que alguna vez imaginó.

El día de su inauguración, la sala se quedó pequeña no paraban de llegar admiradores del artista que se quedaron boquiabiertos con la colección, con piezas como La Cabeza de Jano de 2017, las dos versiones de su Aeróvoro realizadas en el 2015 y 2017 y El Viento de 2015. Algunos se sintieron tan cautivados que no pudieron evitar rozar el hierro, tocar la forma y sentir su fuerza y también su plasticidad.

Mientras la mayoría trataba de disfrutar el momento, el artista, esta estrella de rock duro llamado Martín Chirino siguió al pie del cañón saludando amigos, a esos viejos conocidos que han hecho el camino, el Finisterre con él, a su lado, escribía Concha de Ganzo en su crónica 'El mago del hierro es la estrella'.

El periodista Juan Cruz tampoco quiso perderse esta exposición. Gran conocedor de la obra y los razonamientos de Chirino insiste en que el artista grancanario "nunca se ha marchado de la Playa de Las Canteras, él sigue creando con los pies bien anclados en esa arena, por mucho que ahora viva en Morata de Tajuña y antes en San Sebastián de los Reyes en Madrid".

Juan Cruz, un conocedor de la personalidad y obra del artista, lo describía así en su artículo 'La importancia de ser Martín Chirino': "Entonces y ahora el discurso de Chirino era de decidida defensa de lo público, y trabajó con ahínco para que esas no fueran sólo palabras; reactivó el Círculo de Bellas Artes en Madrid, puso en marcha el CAAM en Gran Canaria, contribuyó con sus enseñanzas a que generaciones de creadores y de apasionados de la cultura tuvieran su estímulo intelectual, y siguió haciendo su obra con un ahínco impresionante, como puede verse ahora en el espacio cultural que alberga su extraordinaria aportación al símbolo mayor de nuestra cultura, la espiral.

Así pues, Martín Chirino es un gran hombre, un artista, un ciudadano sobresaliente, comprometido con su pueblo y con sus pueblos, cuyo discurso sigue siendo como el de hace cuarenta años, cuando nosotros aprendíamos de él la trascendencia de la cultura como espacio público.

Que el patrimonio público que él ha ido creando tenga consecuencia en este tiempo en el lugar donde nació, donde inició la espiral de su vida, sería un reconocimiento a él pero también una manera de prolongar sus enseñanzas como artista y como ciudadano. Ojalá llegue a los que han de cumplir con la tarea de llevar a cabo ese proyecto el entendimiento de que Martín Chirino merece un espacio que en sí mismo sea el escenario de su discurso, público y bello, como una de las esculturas que ahora se exhiben para honrar el aire de la historia en la que ya está inscrito".

Uno de los tres grandes

Martín Chirino nació el primero de marzo de 1925 en Las Palmas de Gran Canaria en el seno de una familia de clase media. Su padre, jefe de talleres de un astillero, era también armador de buques en el Puerto de la Luz. Este conocimiento, desde muy niño, lo capacitó para el uso de la herramienta y le introdujo en un mundo que lo llenaba de asombro y pasión por la artesanía del hierro y la talla de la madera. Circunstancias que fueron decisivas en la trayectoria del escultor, puesto que los dos factores que mejor definen su obra son las continuas referencias a su tierra, cuya cultura ancestral ejerció una poderosa influencia, y el uso del hierro forjado como medio de expresión plástica, un trabajo artesano de tradición española, que, como dijo Antonio Saura, supo sintetizar con las más actuales preocupaciones espaciales.

Vivió su infancia en la Playa de Las Canteras de Las Pamas de Gran Canaria, punto de encuentro de un relevante grupo de intelectuales canarios de la segunda mitad del siglo XX, entre los cuales destacaría junto con Manolo Millares y Manuel Padorno. Esporádicamente, en los primeros años de juventud trabajó con su padre en el mundo de los barcos, realizando por este motivo diversos viajes a distintos países de la costa africana que dejarían una profunda huella en su posterior trabajo escultórico.

En 1944 inició sus estudios artísticos en la Academia del escultor Manuel Ramos, en su ciudad natal. Cuatro años más tardes viajó por primera vez a Madrid, matriculándose en la Facultad de Filosofía y Letras, con el fin de cursar estudios de Filología Inglesa. Pronto abandonaría estos estudios para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. Entre sus maestros recordaría a Moisés Huerta, Milaviada y Enrique Lafuente Ferrari.

En 1951, coincidiendo con la I Bienal Hispanoamericana de Arte en Madrid, tomó contacto con la vanguardia artística española, frecuentando las Galería Clan y Buchholz, principales lugares para el arte moderno de la capital. En 1952 finaliza sus estudios de Bellas Artes con el título de profesor e inicia una serie de decisivos viajes a París, Londres, Italia y otros lugares que le permitirán apreciar y estudiar en profundidad la escultura clásica y las obras de los grandes maestros de la escultura moderna, entre ellos Julio González , Henry Moore, Arp, Brancusi y Barbara Hepworth. Terminada su etapa de formación, en 1953 regresa a Las Palmas de Gran Canaria donde instalará su primer taller escultórico, Allí, con su amigo Manolo Millares comienza un intenso periodo de trabajo donde ambos intentarán aunar su vocación europeísta y su afán de vanguardia con las raíces de la cultura aborigen de su tierra canaria.

En este periodo puede decirse que se inicia la producción escultórica de Martín Chirino con un estilo característico, con la serie de piezas conocidas como 'Reinas Negras', donde ya se percibe una cierta abstracción dentro del quehacer aún figurativo y surreal de estas obras creadas a base de materiales de hierro forjado, piedras, madera o plomo. Es pa partir de entonces cuando sus exposiciones se suceden año tras año a lo largo del mundo hasta la actualidad.