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Los dibujos inéditos de Manolo Millares

El Centro Botín, en Santander, inaugura la exposición 'El grito silencioso', que reúne 100 obras que recorren las distintas etapas creativas del artista

'Homúnculo', tríptico de Manolo Millares, de 1964. lp / dlp

Apenas permanecen reductos inexplorados en el hondo legado artístico de Manolo Millares (Las Palmas de Gran Canaria, 1926 - Madrid, 1972), pero los artistas universales nunca se agotan y su vigencia sigue desplegando nuevas relecturas sobre su obra. El Centro Botín, el nuevo espacio artístico de la Fundación Botín, que abrió sus puertas en 2017 en Santander, inaugura el próximo 8 de junio el proyecto expositivo El grito silencioso. Millares sobre papel, que se inscribe en una cuidada línea de investigación en torno al conocimiento y la difusión del dibujo en el contexto del arte español, iniciada por la citada fundación en el año 2006.

Esta muestra, concebida de forma exclusiva para el centro santanderino, ilumina una vertiente eclipsada por el tejido y desgarro de las arpilleras que distingue el universo pictórico de Manolo Millares, uno de los artistas canarios más destacados, valorados y cotizados en el mercado del arte internacional. Sin embargo, la progresión de su obra en papel también espeja el rupturismo, vanguardismo y fuerza que encarnaron sus célebres pinturas. Bajo el comisariado de María José Salazar, integrante de la Comisión Asesora de Artes Plásticas de la Fundación Botín, con el apoyo y la colaboración de la familia del artista, la mayor fortaleza de la muestra estriba en la compilación de numerosas obras inéditas en papel, que se exhiben por primera vez en cuatro espacios trazados de forma cronológica a partir de las diferentes etapas creativas de Millares.

Trayectoria

El mapa de El grito silencioso engloba una selección de 100 dibujos que refleja la trayectoria artística del que fuera cofundador del grupo El Paso en 1957, dos años después de ahuecar las alas con rumbo a Madrid junto a los ya desaparecidos Martín Chirino, Manuel Padorno y Alejandro Reino.

A medida que el artista se consolida en el circuito del arte internacional al abrigo de su revolución pictórica con arpilleras, sacos y cuerdas, el imaginario artístico que cristaliza Millares sobre papel se enraiza en la cultura aborigen canaria que marca sus inicios creativos en 1946, imbuidos de una poderosa influencia surrealista con ecos dalinianos, y que evoluciona en las décadas próximas hacia la creación de un lenguaje propio que incorpora la impronta creativa de las vanguardias internacionales.

Sin embargo, la muestra se detiene, sobre todo, en el cambio de paradigma que comportaría el denominado "nuevo dibujo" a escala mundial y que Millares vehicula en sus obras reventando los corsés del método artístico que, hasta entonces, anclaban el dibujo a los cánones de la España decimonónica. Esta liberación del dibujo, considerado como una disciplina menor hasta mediados del siglo XX, inaugura una nueva forma de expresión en papel basada en la belleza del gesto, la fuerza y el pensamiento, as´´i como en el predominio del color, por encima de la representación, la línea o la apariencia.

Este nuevo estadio creativo deshace las cadenas que sometían al dibujo a otras disciplinas artísticas, como la pintura o la escultura, aupando al artista grancanario como "pionero del cambio conceptual en el dibujo", que desarrolló en paralelo al resto de su producción artística.

"Las investigaciones sobre el potencial del dibujo llevadas a cabo por Jackson Pollock en los años 50 influirán decisivamente en la forma de expresión y el sistema de trabajo que desarrolla Millares en todas sus obras en papel, creando un conjunto acorde y consecuente que forma parte de la propia historia del dibujo en el siglo XX", destaca la comisaria de la muestra, quien subraya la paradoja de que este salto vanguardista "retorna, en cierto modo, al pasado, a Extremo Oriente, con trabajos en los que unifica escritos caligráficos o poemas con imágenes, en tinta china o aguada".

El recorrido de esta retrospectiva monográfica aloja desde retratos familiares con imágenes figurativas a composiciones de aromas surrealistas o constructivas, así como derivaciones hacia trazos deshechos, con grandes pinceladas, relacionadas con su pintura, a través del grafito, la acuarela o la tinta china. El hilo conductor que une los cuatro espacios en que se divide este viaje sigue la resonancia de ese "grito silencioso" que presta nombre a la exposición y que, a juicio de su comisaria, "dominó su espíritu y trascendió a su trabajo". "Millares fue un creador que supo sobrevolar su tiempo y sus circunstancias con el grito desgarrador y silencioso de su obra", expone.

Recorrido

En cuanto a las cuatro habitaciones que conforman el edificio de dibujos de Millares en el Centro Botín, cada espacio simboliza una etapa creativa tamizada sobre el papel, que despega en 1945 y culmina en 1971, un año antes de su muerte temprana, a los 46 años.

El primer tramo de El grito silencioso compila un total de 24 dibujos, creados en un período comprendido entre 1945 y 1954, que se subdivide, a su vez, en dos tramos temporales. Por una parte, los dibujos creados entre 1945 y 1948 se inscriben en los primeros años de una formación autodidacta que se ahorma a los preceptos academicistas y naturalistas del dibujo, toda vez que, entre 1948 y 1954, Millares franquea el paso a una etapa de búsqueda e investigación expresionista.

El segundo apartado, que se prolonga desde 1955 a 1963, agrupa 12 dibujos en los que Millares inaugura una etapa de madurez creativa que abre paso a una gran fuerza creadora y rupturista, basada en un proceso de depuración formal inspirado por su contacto con otros artistas y corrientes internacionales. En el transcurso de estos años, Millares desarrolla un lenguaje artístico propio, que canaliza en el papel sus emociones y vivencias.

En tercer lugar, Millares alcanza un momento de plenitud artística y vital que, entre 1964 y 1968, transfiere a la fuerza y rebeldía de los trazos y el color una crítica feroz a la situación sociopolítica española. Este período, marcado por el predominio de lo oscuro, con el trasfondo de las pinturas negras de Goya, revive su etapa artística más prolífica sobre el papel en un total de 31 dibujos. Y por último, los años finales de Millares, que se desarrollan desde 1969 a 1971, regresan a la luz, pues esta etapa reúne sus obras más luminosas y poéticas, aunque sin menoscabo de su fuerza, en otros 33 dibujos, que ponen punto final a este grito silencioso que abrió claros en los tiempos oscuros que vivió.

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