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Entrevista | José Carlos Plaza

"La cultura y el pensamiento siempre han representado un peligro para el poder"

"Creo que el teatro siempre levanta el alma al ser humano, le transforma y le hace mejor", manifiesta el director de teatro

El director teatral José Carlos Plaza. LP/DLP

¿Cómo nace la idea de recontextualizar el Auto de los Reyes Magos

Esta joya que es la primera obra de teatro en lengua castellana me suscitó una atracción inmensa, pero es que no dura más de 10 minutos. Por tanto, intentamos pensar en qué valor podía tener para el espectador de hoy, que no resultase en una propuesta arqueológica o de museo. Y pensamos que el Auto de los Reyes Magos representa la ilusión, en el sentido de la búsqueda de algo superior, porque el ser humano busca siempre una ilusión que le conduca hacia adelante, aun en las peores circunstancias. Entonces, pensamos que el sitio donde más falta hace la ilusión es un campo de refugiados. Y así surgió esta propuesta teatral a partir del mito de los Reyes Magos.

Esta propuesta original también se viste con fragmentos de otros autos de Valdivielso y Calderón, ¿cuál es el hilo que une estos textos dentro de la obra?

Ese hilo es su modernidad. Cuando empezamos a construir el texto a partir del Auto de los Reyes Magos, utilizamos tres autos sacramentales que están muy enraizados en nuestra época: el Auto del Hospital de los locos, de Valdivielso, que se basa en que el mal es una locura o una enfermedad de la mente, que es una idea muy moderna; y Auto de La vida es sueño, de Calderón, no la obra teatral sino el auto sacramental, que es maravilloso y que trata sobre la creación y destrucción del mundo, así que aborda cuestiones como el cambio climático. Por tanto, también es un texto muy moderno. Lo que hacemos en el montaje es que situamos a una suerte de ONG dentro del campo que transmite este legado de la cultura española, que simboliza la esperanza, a la gente que llega al campo.

¿En qué medida el fenómeno actual de la migración y el asilo constituye la tragedia actual por antonomasia del siglo XXI?

Lo es, sobre todo, por cómo Europa va cerrando las fronteras y la situación actual es de una desesperación total. Por eso, esta obra plantea la creación de los Reyes Magos como una ilusión, comparando la Matanza de los Inocentes de Herodes con la matanza actual de los inocentes en los campos de refugiados, desde los niños que están muriendo en los campos de refugiados de México hasta los del sur de Europa. Nos parecía que el Auto de los inocentes se basaba en eso, porque es un auto moderno que nace de la desesperación, que sigue viviéndose hoy en día.

Por otra parte, este planteamiento encierra un canto a la esperanza vehiculado a través del del arte y el diálogo cultural. ¿El teatro es un arma poderosa?

Creo en el teatro como puerta o como llave que abre camino para que la mente se eleve por encima de una realidad, que es absolutamente brutal y espantosa.

Una vez expresó que "el remate de esta obra es que ha habido un destello de ilusión, pero la desesperanza continúa".

Claro, por ejemplo, yo he ido muchas veces con mi nieta a la cabalgata de los Reyes Magos en el Paseo de la Castellana de Madrid. Y observaba la cara ilusionada de los niños ante esa cabalgata inmensa llena de caramelos. Sin embargo, yo pensaba: ¿Y mañana? Entonces, Auto de los inocentes habla de cómo la ilusión es un destello pero que no basta, porque es un bálsamo temporal, pero la herida continúa abierta.

¿Y esa misma cita define su relación con el teatro, en el sentido de que es un destello de ilusión, pero que le devuelve a la desesperanza cuando baja el telón?

Sin lugar a dudas. Yo he dedicado mi vida al teatro, así que, para mí, el teatro siempre es un bálsamo para el espectador. Creo que, por muy terrible que sea una obra, como la Orestíada o Hamlet, las grandes tragedias del universo, siempre son la esperanza, porque el ser humano ha sido capaz de crearlas. Yo creo que el teatro siempre levanta el alma al ser humano, le transforma y le hace mejor. Entonces, nuestro gran sueño o nuestra gran base de trabajo es que creemos que el teatro siempre va a mejorar al ser humano.

¿El arte siempre duele?

Por supuesto, porque hacer mejor al ser humano no consiste en ablandarle, sino al contrario: muchas veces es poner el dedo en la llaga. Por eso hay obras de teatro muy facilonas, como dicen los ingleses, y alientan los bajos instintos del espectador, y luego hay otras obras que lo que hacen es poner un espejo; a veces, cóncavo, como decía Valle, pero un espejo para que se miren. Y eso, a veces, duele mucho. Esta obra duele mucho.

Sin embargo, situándonos en el clima electoral actual, no interesa promover el arte, no porque duela, sino porque hace pensar.

La cultura y el pensamiento siempre ha representado un peligro para el poder. Me aterra ver los programas de los partidos políticos y que la palabra cultura no aparezca, porque es que no se le da ninguna importancia, pese a que es tan importante un puesto de trabajo como que el alma del ser humano vaya desarrollándose. Pero nadie habla de esto porque tienen miedo de la cultura, porque la cultura da conocimiento al ser humano. Y esta es la gran crisis actual del teatro, que es un arma tan poderosa y tan fuerte, que la estrategia ha sido reducirlo a un mero entretenimiento o a eventos sociales muy importantes. Por eso, la base teatral diaria y constante está en peligro.

¿Cuál es el peor escenario al que se enfrenta, día a día, el teatro en España?

La gran crisis actual, que más que crisis, es una tragedia, es que el teatro se ha convertido en una autoexplotación. Mucha gente joven que está empezando con una enorme fuerza de creatividad, o incluso los que están contratados, trabajan en unas condiciones económicas tan autoexplotadoras, que es terrorífico. Creo que también ahí es donde está la labor de un Estado, que sea capaz de saber la fuerza que tiene un teatro.

Precisamente, usted siempre ha reivindicado mucho el trabajo de los actores y actrices.

Es que los actores son la clave del teatro, junto a la palabra. El público no sabe lo que significa que el actor suba al escenario y se arriesgue, se desnude y saque sus sentimientos, sus emociones, su sudor. Y esa es la grandeza del teatro. Por eso, no hay ni móviles, ni iPads ni plataformas que puedan nunca con el teatro, porque el teatro es la síntesis de la vida reflejada, y eso lo logran los actores.

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