La publicación de una novela sobre Galdós es todo un acontecimiento, "lo cual no tiene un motivo único", según cuenta Santiago Gil, "las novelas aparecen, no las buscamos". Él cree que "en eso se asemejan un poco a nuestra vida, porque la encontramos, no la fuimos a buscar, y una vez estamos aquí tratamos de orientarnos y entender de qué va todo esto". Según asegura el escritor guiense, "en la literatura nos orientamos a través de las palabras, y esta novela de Galdós nace así, como una luz nueva" que a él le ha servido para orientarse en la vida, y que espera que, una vez llegue a los lectores, "también sirva para que se hagan preguntas y para que vivan otras existencias".

Teniendo en cuenta que Galdós es un personaje polifacético Santiago Gil asegura haber querido "destacar el papel que jugó el azar en su vida, el amor que cambió el rumbo de su destino". "Él no fue a Madrid a estudiar voluntariamente. Se fue a examinar a La Laguna del bachillerato y una vez allí no le permitieron volver a Gran Canaria sino que lo embarcaron para la Península no para que estudiara Derecho, una carrera de la que siempre quiso escapar, sino para separarlo de Sisita, su gran amor. Luego esa historia fue creciendo en sus distintas visitas a la Isla, y en Madrid empezó a escribir y a inventar una ciudad literaria que hoy le debe muchas de sus obras más representativas. Digamos que desde ese momento se refugió en la literatura".

Ante la problemática de abordar a un personaje sobre el cual abundan tantos tópicos, Santiago Gil subraya que "hay tópicos de Galdós que se repiten injustamente, como el de que se sacudió los zapatos renegando de su tierra. Quien conoce a Galdós sabe de su condición universal, de su defensa de la cultura y del progreso, y si atacó algo en su tierra fue el caciquismo y el control de quienes durante muchos años quisieron mover todos los hilos alejando esa cultura y tratando de imponer sus criterios sectarios". Santiago Gil añade que "el tiempo le ha hecho justicia. Casi todos los que trataron de silenciarlo, incluso muchos años después de su muerte, son justamente los que han seguido el camino del olvido".

Vida

Como todos los personajes de una novela este Galdós tiene algo de ficción a pesar de haber sido un personaje real, porque según reconoce Gil, "la novela es siempre una gran invención", pero en este caso, o siempre que trabaja con personajes que recrean a individuos reales, trata de que "todo lo que es real, fechas, datos o viajes, tenga el máximo rigor posible. Ya luego el escritor inventa, o a lo mejor no se inventa sino que se cuenta lo que fue cierto y no se podía contar en su momento. La novela debe asemejarse a la vida, y la vida, como sabemos los que habitamos en ella, se termina pareciendo casi siempre a una novela".

El hecho de que su novela se base en un amor imposible de juventud de Galdós se debe a que como él reconoce, "los amores imposibles son casi siempre los que han terminado creando muchas de las grandes novelas, porque el amor es la única razón de la existencia", y su libro es, por encima de todo, una historia de amor. Gil ha recurrido al narrador omnisciente porque según sus propias palabras "la tercera persona permite contar con más perspectiva y con una mirada que llega un poco más lejos que la primera persona".

Legado

Ante el hecho de que Galdós sea un ilustre desconocido, Gil afirma que "eso se debe a que no se le ha leído. Hay que leer sus novelas para conocerlo". Además él presenta a "un Galdós joven, soñador, enamorado y muchas veces perdido en esos momentos en que la vida te zarandea y no sabes hacia dónde te acabará llevando". Por eso ante la llegada de las conmemoraciones galdosianas, cree que "el mejor homenaje que podemos hacer a Galdós es leerlo".

Es curioso que hasta ahora Galdós no haya sido tomado como un personaje principal de una novela, y esa palabra es clave. Gil recuerda que "hablamos de personaje, no de persona. Pero a veces entendemos la vida mirándola a través de los personajes más que de las personas. También la nuestra. Cuando leemos, nosotros somos esos personajes, y por tanto vivimos otras existencias".

Independientemente de su obra Santiago Gil concluye que "leer nos vuelve más tolerantes y más libres, por lo cual el alejamiento de la lectura nos está alejando también del sentido común. Solo hay que seguir la campaña electoral para darnos cuenta de lo que sucede cuando no se lee y sólo se busca la frase fácil o lo que provoque enfrentamiento. Urgen hombres y mujeres que lleguen a la política tras haber leído a autores como Galdós".