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Entrevista | Celina Batista

"La envidia ha hecho que el pintor Carlos Morón haya sido tan olvidado"

"Era un artista capaz de extraer el interior del retratado a través de pinceladas que mostraban a las personas", afirma la experta en arte

Celina Batista Falcón, Historiadora del Arte, investigadora y experta en el pintor Carlos Morón, en la imagen del fondo. andrés cruz

¿Qué valores han motivado su interés por la obra creada por Carlos Morón?

Yo después de haber estudiado Geografía e Historia y, en concreto, durante muchos años, Historia del Arte canario nunca había oído hablar de Carlos Morón. Cuando quise hacer un doctorado me dijeron desde la Real Sociedad Económica del Amigos del País de Gran Canaria que buscaban a alguien que escribiera una tesis sobre este pintor. Vi unas obras suyas y aprecié cómo era capaz de extraer el interior del retratado. Me gustó tanto que llevo 18 años trabajando sobre él.

¿Cuál fue su formación técnica y artística?

Estudió en Gran Canaria de forma autodidacta, pero después, con 18 años, viajó a Madrid a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando donde se formó y tuvo a profesores como Zuloaga. Terminó estos estudios con excelentes notas y muy elogiado. Hubo una exposición donde le compraron la obra La vieja de los tunos que está en el Museo Reina Sofía.

¿Fue algo más que un amable retratista de gente acomodada?

Sí fue retratista de la gente acomodada, pero también más que eso. Llego a pintar a familiares del sha de Persia. Venía gente aquí de todas partes del mundo a retratarse. En Madrid estuvo pintando a la burguesía y la nobleza. Sin embargo, también hizo restauraciones, bodegones y pintura religiosa. Trabajó para la película Tirma haciendo diseños de los vestidos y el atrezo. Sus murales son increíbles. Hay uno en concreto que sobresale, llamado Chinchorro que está en Londres y representa a unos pescadores sacando las redes con un suelo empedrado.

¿A qué atribuye que parezca tan olvidado, después de su muerte en 1999?

He llegado a una conclusión, después de contrastarla con otras personas que conocieron a Carlos, de que es por la envidia. Él decía que detrás tenía una mano negra, que pienso que fue la envidia.

Además de la buena técnica pictórica, le atribuye usted la maestría de reflejar en los retratos la espiritualidad de sus modelos. ¿En qué lo advierte?

He tenido acceso a su documentación y vi que estudió grafología, psicología o lectura de manos. Siempre lo he visto como un hombre del Renacimiento que englobaba todo. En sus cuadros hay mucha simbología. Por ejemplo, emplea el carey en el retrato de la madre para indicar sabiduría. Todo en su obra contiene pinceladas que muestran cómo era la persona.

La elección y tratamiento de los colores, la finura de la pincelada y otras habilidades, ¿son complacientes con el modelo o buscan otra dimensión?

Son correctas. Yo hace un par de años empecé a pintar porque quería conocer cómo era el proceso de la pincelada. Así pude ver cómo Carlos jugaba con ella para transmitir el interior del retratado. Podía ser perfecta y lineal o desdibujarla, pero no era una mera pincelada.

¿Por qué huyó Morón de los puntos de encuentro ciudadano, siempre recluido en su soledad?

Era sabedor de su valía y recibía encargos sin problema. No necesitaba el beneplácito de gente que no lo quería tanto.

Las comparaciones son odiosas, pero si pensamos en otro gran retratista, como Alejandro Reino, ¿cuál de ambos sería el mejor para una experta?

Alejandro Reino también es genial, pero como llevo tantos años estudiando a Morón no soy imparcial. Me fascina poder mirar un cuadro y ver a través de él cómo es una persona y lo que hace o no. Me gusta jugar a estar en el Renacimiento con Morón. Me quedo con él.

¿Cree que el género del retrato avanza con las tendencias evolutivas del arte, o se estanca como pintura de encargo?

Avanza porque el pintor crea el retrato según sus ideas y tendencias y no por las pautas que indique el retratado.

¿Que valor atribuye a la producción no retratista de Carlos Morón?

Como todo lo que hizo, fue genial. Antes me referí al mural del Chinchorro, pero también puedo hablar del cuadro de Las boyas que representa unas bolas de cristal en colores verdes, celestes y morados que dibuja sin las redes. Parece una pintura de Caravaggio porque las boyas reflejan las ventanas y sus ocho cuarterones. También ejecutó muy bien la pintura costumbrista.

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