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Entrevista | Manuel Alvar Ezquerra

Manuel Alvar Ezquerra: "La Academia debería involucrarse en el canario que se habla en Luisiana"

"El léxico de Canarias es importante porque los marineros cogían materiales de aquí antes de ir a América", afirma el miembro de la Real Academia Española

Manuel Alvar Ezquerra: "La Academia debería involucrarse en el canario que se habla en Luisiana"

¿Qué fue lo más importante que aportó su padre sobre el conocimiento del español que se habla en Canarias?

Fue importante para entender cómo Canarias actuó como un puente entre Andalucía y América. Luego, mi padre formó a una serie de personas para que continuaran con estas labores, entre ellos a mí como hijo, alumno y discípulo suyo. Yo llegué en el año 71 a Canarias para trabajar en la toponimia de las Islas ya que no solo se trataba de conocer el canario, sino el resto de las hablas prehispánicas de aquí.

¿Cómo realizaba esa labor?

Mi padre fue obligando a sus colaboradores a trabajar en el español de América desde 1973 cuando organizó un congreso sobre el habla de los marineros peninsulares. Para él todo forma de un conjunto y a todos los colaboradores los obligó a llevar un estudio sobre un personaje. A mi hermano Carlos le tocó el de Tomé Cano El Navegante y a mí el de Viera y Clavijo, y nos fue involucrado. Luego, yo he continuando hasta estos días centrándome en autores canarios como Tomás de Iriarte, Viera y Clavijo, etc. Fue muy importante el manuscrito que descubrió de Tomé Cano, nacido en Garnacho, y autor de una obra sobre construcción naval titulada Arte para fabricar, fortificar, y aparejar naos de guerra, y merchante publicada en 1611.

¿Cuáles han sido sus aportaciones más importantes al trabajo de su padre estos años?

Una de las cosas más importantes que he querido aportar es el descubrimiento de que en una parte de Estados Unidos se habla canario, y que quizás no sea tan conocido como todo lo demás, y es muy importante. El descubrimiento de que en el estado de Luisiana se habla el español de Canarias, aunque cada vez menos por la persecución que hay del español en Estados Unidos.

¿Ha influido Canarias mucho en el español de Estados Unidos?

No existe constancia de que se haya conservado en otros sitios. Pero debería haber una intervención oficial para mantener y ver cuál es la realidad hoy de ese español que se conserva en Luisiana, porque, claro, la documentación de mi padre tiene ya 30 años y eso supone una generación de por medio. Yo creo que esas son las cosas en las que debe involucrarse la Academia Canaria. Claro que depende de subvenciones públicas, pero tiene que haber una concienciación pública de la necesidad de la Institución no sólo para ver cómo es el habla canaria sino para saber cómo ha sido el idioma en otros lugares.

¿Cuáles han sido sus aportaciones más importantes al trabajo de su padre estos años?

He procurado seguir lo que hizo mi padre, poner de relieve lo que hemos hecho los hijos, la edición de todo lo que él dejó del español de América. Especialmente el de Luisiana, pero también el español de México, Venezuela, etc, y ahora va a salir el Atlas Lingüístico de Chile. Mi padre necesitaba conocer América para descubrir la importancia del español canario y por eso me dedico a estudiar el léxico y diccionarios como el de Tomás Iriarte, o el de Tomé Cano, que es muy importante porque era desconocido hasta nuestros días. También el del lanzaroteño Elías Zerolo, que hizo uno de los mejores diccionarios del siglo XIX. O cómo en el departamento de la Complutense hicimos un edición especial de la obra Historia natural de Viera y Clavijo.

Ahora se celebra el décimo aniversario de la Real Academia Canaria. ¿Cuál fue la labor de su padre en su creación?

En la creación de la Academia mi padre tuvo una importancia fundamental por todo el asesoramiento que fue prestando sobre todo a Ramón Trujillo que era el promotor, algo que se sabe. Pero era algo que veíamos dentro de casa y cómo sus consejos iban orientados a una creación de una Academia que no fuera ni partidista ni con sesgos políticos, sino para promocionar e intentar ayudar al español de Canarias.

Y, desde el punto de vista del funcionamiento, ¿cuáles fueron sus consejos?

Conocía cómo era el funcionamiento día a día. Había tenido que batallar con los políticos para conseguir las subvenciones necesarias de los Presupuestos del Estado para que la Academia entrara a formar parte de ellos, y fue una batalla que consiguió librar y por eso la Academia de la Lengua Española de Madrid ha tenido 25 o 30 años de holgura económica. Y los que estaban sacando adelante la Academia Canarias le pedían consejo, no sólo político económico o funcional, sino porque conocía a la gente de las islas y se pudo hacer una Academia que funciona muy bien.

¿Cómo se entiende el idioma canario como puente entre el andaluz y el latinoamericano?

Canarias es un eslabón fundamental en la difusión del español desde Andalucía hacia América. Cuando se termina la reconquista, poco después se descubre América y llega el español de los andaluces y extremeños. O sea, el español meridional es el que va a América. Los navegantes que no eran de la España meridional pasaban largos periodos en Sevilla esperando poder embarcar hacia América y se contagiaban de ese habla andaluza. Y Canarias era el primer paso ya que era necesario que los barcos se detuvieran aquí para poder lleva llevar agua potable y provisiones.

Pero el que llegaba a América entonces era finalmente un español sobre todo andaluz.

No del todo, porque después de dejar Sevilla había otro periodo de estancia en las Islas, con lo que esa contaminación del español que se hablaba en Sevilla se impregnaba de lo que se hablaba en Canarias y luego iba a América. Por eso se habla del andalucismo de América, pero ese andalucismo no puede entenderse sin la presencia canaria. Y eso es importante en el léxico, porque el léxico que llega allí es un léxico en gran parte de formas del vocabulario marinero porque los que estaban en Canarias eran marineros y porque gran parte de los materiales y alimentos que se llevan para América durante el viaje son de Canarias con ejemplos de algo tan americano como el plátano, que se llevó desde aquí y no es nativo de América.

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